Esta semana ha pasado por nuestro garaje una de las berlinas más potentes y deportivas del mercado. Un auténtico 'tren de alta velocidad' que impresiona tanto a los que se suben en su interior, por sus estratosféricas prestaciones, como a aquellos que lo contemplan desde fuera, por su radical y atractivo diseño. ¿Quieres saber qué se siente al conducir por nuestras carreteras un ‘aparato’ con motor V8 biturbo de 560 CV y tracción integral? Pues no te pierdas nuestra prueba del Audi RS7 Sportback y lo averiguarás.
Resulta difícil ser objetivo con un coche tan impresionante como el Audi RS7. Incluso antes de subirte a bordo, de arrancar y de experimentar lo que es capaz de ofrecer su propulsor, ya te puedes hacer una idea de lo que te espera, ya que su radical aspecto no deja margen para las dudas. Y más en el caso de la unidad de la prueba, pintada de color ‘Gris Daytona efecto mate’, una opción que enfatiza aún más las musculadas líneas del vehículo pero que resulta cara -6.925 euros- y sobre todo, muy poco práctica por los numerosísimos cuidados que requiere.
Da igual el ángulo desde el que lo contemples, el RS7 siempre desprende exclusividad y un innegable aire deportivo. El frontal está plagado de entradas de aire, todas ellas funcionales, y justo debajo de la matrícula se puede leer el nombre de uno de los sistemas de tracción integral más famosos del mundo: quattro -detalle opcional, pero sin sobre coste-. Si a esto le sumamos la tenebrosa mirada que le otorgan los faros full LED, entenderemos por qué se apartan a toda prisa los coches que circulan delante nuestra.
Pero el ‘susto’ para los precavidos conductores continúa incluso cuando ya les hemos adelantado, pues es entonces cuando pueden contemplar, aunque por poco tiempo, las generosas salidas de escape que adornan su zaga. Pocas veces he visto unos embellecedores del escape tan grandes como los de este RS7, pero es una lástima que sean sólo decorativos -si te fijas, verás que dentro de cada una de las dos salidas hay dos pequeños tubos de escape que, esta vez sí, son los de verdad-.
Antes de contaros como va, por aquello de mantener la intriga hasta el final, repasaremos las principales características del Audi RS7 Sportback. Por longitud, se sitúa a medio camino entre el A6 y el A8, pero resulta más bajito que ambos y es casi tan ancho como el A8 -1,91 metros frente a 1,94-. Tiene cinco puertas, cuatro plazas y un maletero -de apertura asistida eléctrica- con una capacidad de 535 litros, por lo que se presenta como una opción ideal para viajar. ¿Cuáles son sus rivales? Modelos de la talla del Mercedes CLS 63 AMG, el BMW M6 Gran Coupé, el Porsche Panamera Turbo S o el Jaguar XFR-S, todos ellos ofrecen potencias y prestaciones similares y tiene un precio bastante próximo -a excepción del Porsche, que resulta claramente más caro-.
El RS7 comparte mecánica con el Audi RS6 Avant 2013. Se trata de 4.0 TFSI V8 -de aluminio, con 3.993 centímetros cúbicos- sobrealimentado mediante dos turbocompresores, de tipo ‘Twin Scroll’, capaces de soplar a hasta 1,2 bares. Desarrolla una potencia máxima de 560 CV entre 5.700 y 6.600 revoluciones por minuto y ofrece unos increíbles 700 Nm de par motor de forma constante entre 1.750 y 5.500 rpm. Este propulsor a su vez es una evolución del 4.2 biturbo que montaba la primera generación del RS6, pero a lo largo de todos estos años ha evolucionado bastante.
Ahora tiene inyección directa, 32 válvulas en lugar de 40, una relación de compresión mayor -a pasado de 9,8 a 1 a tener 10,1 a 1-, los cilindros tienen menos carrera -por eso es un 4 litros y no un 4,2- y tiene soportes activos para reducir las vibraciones porque es capaz de desactivar cuatro de sus ocho cilindros cuando no necesitamos toda la potencia, dos por cada una de las dos bancadas. Esta tecnología, denominada ‘Cylinder on demand’, junto con el sistema Star/Stop, permite que el consumo combinado homologado por la marca se quede por debajo de los 10 l/100Km, pero ya te advierto de que en la práctica es imposible acercarse a esa cifra. Siendo todo lo moderado que se puede ser con un coche de 560 CV, obtuvimos una media de 15 l/100Km. Alta, pero no tanto si tenemos en cuenta sus prestaciones y sobre todo, los 1.995 kilogramos que pesa en vacío.
El motor del Audi RS7 de la prueba destaca por su tremenda elasticidad. Empuja con una fuerza endiablada desde abajo gracias a su abundante par y cuando llega a la zona alta del cuentarrevoluciones, es la potencia la que toma el relevo para continuar con su demoledora capacidad de aceleración y todo envuelto en un sonido al más puro estilo 'muscle car'. El cambio automático con convertidor de par y ocho relaciones es el aliado perfecto para rodar a ritmos tranquilos, aunque también responde bien cuando deseamos practicar una conducción más deportiva.
El sistema de tracción quattro dispone de un diferencial central que varía, dependiendo de las circunstancias, el reparto de par entre ambos ejes. En condiciones normales, envía un 60% de la potencia a las ruedas traseras, pero si es necesario, puede mandar hasta el 85% -y si la situación así lo requiere, llega a enviar hasta un 70% de par al eje delantero-. En España, todos los RS7 comercializados incorporan de serie el diferencial trasero deportivo con control electrónico, que distribuye activamente el par entre las ruedas posteriores y que es posible ajustar desde el ‘Audi drive select’. Pero dejemos ya la parte teórica y veamos en qué se traduce todo esto en la práctica.
Desde los primeros metros, el RS7 se muestra muy cómodo. La suspensión, en su modo más suave, filtra los baches con facilidad a pesar del reducido perfil de los neumáticos. Al principio nos recuerda a un A7 convencional, pero basta con acariciar el pedal del acelerador para despertar a la ‘bestia’ que se esconde bajo el capó. Es en ese momento, cuando abrimos gas por primera vez, cuando uno se da cuenta de lo absurdamente rápido que es este coche. Un dato: acelera de cero a 100 Km/h en 3,9 segundos. Para poner esta cifra en perspectiva, resulta más veloz en esta operación que todo un Ferrari F430 o que un Aston Martin Vanquish Coupé. Impresionante, ¿verdad?
La capacidad de recuperación, lógicamente, también es extraordinaria. Incluso nos atreveríamos a calificarla de excesiva para nuestras carreteras, ya que es completamente imposible aprovechar todo su potencial sin que uno se convierta, automáticamente, en un delincuente por las inconfesables velocidades que es capaz de alcanzar. De hecho, rara vez podrás pisar el acelerador a fondo más de unos segundos, a no ser que busques aparecer en todos los telediarios.
En curvas lentas, se nota perfectamente cómo trabaja el diferencial trasero deportivo del Audi RS7, que ayuda a redondear la trazada y a evitar, en la medida de lo posible, el subviraje. Es en este tipo de curvas donde más incómodo se encuentra, sobre todo por su amplia batalla -2,91 metros-, ya que en giros rápidos se muestra imperturbable. Y cuando toca frenar, los discos cerámicos opcionales que montaba la unidad de la prueba se muestran infatigables y extremadamente potentes. Es una de las opciones a las que no renunciaríamos bajo ningún concepto, incluso sabiendo que cuestan 10.880 euros -o 11.270 euros si optamos por el paquete Dynamic plus, que entre otras cosas, eleva la velocidad máxima de 250 Km/h a 305 Km/h-.
En definitiva, el Audi RS7 Sportback nos ha parecido un automóvil extraordinario, con unas prestaciones que le sitúan a la altura de algunos de los mejores deportivos del momento y con la ventaja de ser lo suficientemente dócil como para poder usarlo a diario. El gran problema está, quizá, en los 138.315 euros que cuesta, una tarifa que lo convierte en un producto fuera del alcance de la inmensa mayoría de los bolsillos. Una pena, ya que estaría bien que todo el mundo experimentara, al menos una vez en la vida, las sensaciones que este Audi es capaz de ofrecer.
A favor...
+ Prestaciones
+ Exclusividad
+ Diseño
En contra...
- Peso
- Precio de algunas opciones
- Suspensión extremadamente dura en modo 'Dynamic'
Texto: Nacho de Haro
Fotos: Álex Aguilar