La industria del automóvil está atravesando un momento complicado (una vez más). La producción de coches en el Reino Unido cae a su nivel más bajo desde 1956. Un dato preocupante, provocado por motivos conocidos, como la pandemia del COVID-19, la crisis de los microchips o la falta de suministros, aunque hay más.
Según la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles (SMMT por sus siglas en inglés), 2022 registró un total de 775.014 coches fabricados, lo que supone una caída del 10%, con respecto a 2021, que ya fue un año especialmente malo para el sector, y más del 40% si lo comparamos con 2019, último año que no se vio afectado por la crisis del COVID y de los semiconductores.
La producción de coches en el Reino Unido cae a su nivel más bajo desde 1956

Desde 2019, cuando las fábricas británicas produjeron 1,3 millones de automóviles, la industria lucha por recuperarse y espera alcanzar el umbral del millón de unidades en 2025. Como hemos dicho, factores como la pandemia y la crisis de los semiconductores han sido determinantes en esta caída de la producción a niveles de hace 66 años. Pero hay más.
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Según SMMT, parte de la culpa está en la decisión del Grupo Stellantis de suprimir la producción del Vauxhall Astra en Ellesmere Port en abril de 2022, en favor de la construcción de furgonetas eléctricas en el mismo emplazamiento. Esta decisión se tomó menos de un año después de que Honda decidiera cerrar su fábrica de Swindon, lo que también contribuyó en gran medida a la caída de la producción total en 2022.
Más coches electrificados que nunca

La cara positiva es que el Reino Unido fabricó en 2022 más coches electrificados que nunca, representando un tercio del total. En concreto, se produjeron 234.006 coches eléctricos, híbridos e híbridos enchufables, un 4,5% más que en 2021.
Según apunta Sky News, la reapertura de la economía china este año debería permitir una mayor disponibilidad de microchips, lo que podría traducirse en un aumento del 15% en la producción de vehículos en el Reino Unido.
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Sin embargo, algunos expertos del sector temen que la inversión se desvíe a Estados Unidos, donde la Ley de Reducción de la Inflación concede ayudas fiscales a los compradores de coches eléctricos fabricados allí y que utilicen componentes de origen local.