La crisis de los chips supone un nuevo varapalo para el sector de la automoción. Si no fuera suficiente la pandemia mundial por la que atravesamos y por la cual, las marcas de automóviles han dejado de fabricar y vender miles de coches, ahora llega la escasez de semiconductores, lo que produce el mismo efecto.
Pero, ¿por qué hemos llegado a esta situación? Pues gran parte de culpa también la tiene el maldito COVID-19, virus que obligó a cerrar durante semanas las fábricas de automóviles. Ante esta situación, los productores de semiconductores reasignaron su capacidad a empresas de tecnología para ser utilizados en smartphones, tablets, ordenadores o consolas.
Asimismo, solo entre el 10 y el 15% de estos productos iba destinado al sector de la automoción, por lo que a las compañías que los producen les sale más rentable crearlos para este tipo de empresas tecnológicas.
Aunque parece ser que, como declara el presidente de Anfac, José Vicente de los Mozos, antes de la pandemia ya había escasez de estos componentes; obviamente, no a este nivel.
Y como los coches necesitan microchips para su producción, sin ellos no pueden fabricarse. Por ese motivo no hay automóviles para atender la demanda y, obviamente, tampoco hay stock en los concesionarios.
Este gran problema no afecta sólo a la hora de vender coches, también a las personas que los fabrican, que en muchas ocasiones dejan de trabajar de un día para otro; pero también a los productores de componentes -unas 230.000 empresas auxiliares-.
UGT calcula que este año se dejarán de producir en España entre 400.000 y 500.000 vehículos. Según la consultora AlixPartners, a nivel mundial se fabricarán 7,7 millones de coches menos que los que la industria había previsto para 2021.
Todo este caos se traduce, según este informe, en que los fabricantes dejarán de ganar 180.000 millones de euros en todo el mundo, el doble de lo que se pensaba en mayo de este año.
Pero lo peor de todo es que esta situación seguirá a medio/largo plazo, a pesar de lo que ha manifestado Elon Musk: "Hay muchas plantas de fabricación de chips que se están construyendo y creo que tendremos una buena capacidad para el próximo año". Porque según los expertos, esta escasez durará, al menos, hasta 2023.
Una de las soluciones sería construir alguna planta en Europa, puesto que el 83% de los chips para procesadores y el 70% de los de memoria se producen en Taiwán y Corea del Sur; el resto se lo divide el sureste asiático, Japón y Estados Unidos.
El problema es que, además de la inversión millonaria que es necesaria, no se puede producir una planta de un día para otro; son necesarios, como mínimo, nueve meses -otros dicen que dos años-. Pero la Unión Europea ha anunciado que solucionará el problema con la Ley Europea de Chips, con la que se invertirá entre 10.000 y 20.000 millones de dólares para crear una planta en el 'Viejo Continente'.
Lo que está claro es que el sector del automóvil atraviesa un momento muy difícil que tendrá que superar, como ha hecho en otras ocasiones en su historia y como hará, estamos seguros de ello.