La historia de la automoción está repleta de decoraciones míticas: algunas consiguieron su pedigrí a base de arrasar en sus respectivos campeonatos, otras por conseguir victorias épicas, algunas por, sencillamente, ser muy bonitas… y luego está el Porsche ‘Pink Pig’, que no entra en ninguno de los parámetros anteriormente citados, pero cuyo origen es de lo más curioso.
Corrían los 70 cuando la FISA decidió que en el 72 dejarían de competir los modelos de la categoría Sport, porque se consideraban demasiado peligrosos. En dicha clase los Porsche 917 dominaban las carreras de resistencia y, viendo su éxito, pese a la pronta prohibición de la clase, rivales directos como Ferrari novedades “adaptaron” sus principios aerodinámicos para mejorar sus propios resultados. La marca italiana presentó su 512M con dichos cambios, que se mostraron como muy acertados ya que consiguió cada vez mejores puestos y ‘mojando la oreja’ a Porsche en alguna que otra ocasión, lo que instauró el miedo en la firma alemana, que veía como era posible que en las últimas 24 Horas de Le Mans de la categoría, Ferrari les quitara la victoria.
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Precisamente para evitarlo se decidieron a crear una evolución del 917 que combinara todo lo bueno que tenían los ‘cola larga’ y los ‘cola corta’. Realizaron un concurso de propuestas, entre las que estaba la de Anatole Lapine, jefe de diseño de la casa, que vio como se desestimaba su uso a favor de la realizada por la compañía francesa SERA.
Esta se basaba en un carrozado bastante más voluminoso de lo habitual, con unos pasos de rueda muy abultados y una nariz realmente baja. Porsche, para compensar el agravio, le dijo a Lapine que diseñara la pintura de guerra del modelo (que se bautizó como 917/20), pero este no se tomó la afrenta con demasiada deportividad y aprovechó para vengarse.
Los mejores Porsche de la Historia
Con la base de la carrocería en fibra de composite desnuda en color rosa palo y con unas formas muy sugerentes, Lapine se dedicó a marcar el coche siguiendo el patrón que utilizan los carniceros para despiezar a los cerdos. Una manera sutil (o no tanto) de decir lo que pensaba del coche y que hizo que se ganara el apodo de Porsche ‘Pink Pig’ además de otros como “Truffle Hunter”, buscador de trufas en inglés.
Su recorrido en la carrera de resistencia no fue muy destacado ya que, aunque no lo hizo mal mientras estuvo en pista, un problema de frenos hizo que tuviera un accidente.
El sucesor: Porsche 911 RSR
En las 24 Horas de Le Mans 2018, Porsche optó por vestir uno de sus Porsche 911 RSR con los colores del Porsche ‘Pink Pig’, concretamente a la unidad que lucía el dorsal 92, conducida por Kévin Estre, Laurens Vanthoor y Michael Christensen. Por suerte tuvo un final totalmente distinto al del original ya que al finalizar la carrera, tras haber estado en cabeza durante prácticamente toda la prueba, se hizo con el primer puesto en la categoría GTE-Pro al conseguir dar 344 vueltas al trazado.
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No fue el único, ya que en segunda plaza quedó el número 91, a cuyo volante se turnaron Richard Lietz, Frédéric Makowiecki y Gianmaria Bruni. Y la marca alemana también tuvo otra alegría en la clase GTE-Am, haciéndose con la victoria gracias a las 335 vueltas del Porsche 911 RSR conducido por Ried, Andlauer y Campbell.