Puede que a muchos no les suene, pero el Porsche 911 GT1 Evo es un modelo bastante destacado en la historia de Porsche, tanto por ser pionero en algunos aspectos dentro de la marca como por el proceso que llevó a su creación.
Fue un claro hijo de su época, mediados/finales de los 90, en la que el mundo de la competición entre los Gran Turismo vio como se estrenaba un nuevo campeonato, las BPR Global GT Series, que se dividían en varias categorías: GT1, GT2, GT3 y GT4. Se caracterizaban por disputarse en carreras de aproximadamente cuatro horas de duración y porque los participantes no eran deportivos de circuito per se, sino evoluciones para competir basadas en modelos de calle.
Porsche quiso entrar en la categoría máxima GT1, y para ello desarrolló el Porsche 911 GT1, que se produjo en tres versiones diferentes, del 96 al 98. Sin embargo, para cumplir con la normativa y poder clasificarse, la FIA obligaba a los fabricantes a producir un número de unidades homologadas para circular por la calle.
Esto llevó al desarrollo en 1997 del Porsche 911 GT1 Evo, del que solo llegarían a ver la luz 21 ejemplares. Éste montaba un motor bóxer biturbo de seis cilindros y 3.163 cc. que desarrollaba una potencia máxima de 544 CV y un par de 600 Nm, suficiente para propulsarlo hasta una velocidad máxima de 310 km/h. La particularidad del bloque es que se encontraba en posición central, algo inédito hasta entonces en la casa alemana.
Lo llamativo del modelo de calle se equiparó a lo exitoso de la versión de carreras, que tuvo una trayectoria bastante correcta. La versión de 1998 del modelo se hizo con la primera y segunda posición de la clase GT1 de las 24 Horas de Le Mans de ese año, lo que supuso un broche de oro al proyecto.