Los monovolúmenes son vehículos prácticos y versátiles diseñados para familias. Por norma general, equipan motores con mayor o menor potencia, aunque nunca pensados para ofrecer un rendimiento superior. Sin embargo, hay algunas excepciones muy conocidas, como el Ford S-Max Titanium S o el Opel Zafira OPC, ambos con 240 CV de potencia. Pero hoy vamos a centrarnos en una conversión aún más extrema que tuvo lugar en los talleres de formación de Mercedes, concretamente en el día en el que Mercedes decidió instalar un V8 en un humilde Clase B 200 CDI.

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Mercedes-Benz tiene una planta de producción en la localidad alemana de Rastatt, donde además hay un taller de formación para aprendices. En él, los jóvenes aprenden diferentes funciones para poder desempeñar su trabajo en la fábrica en el futuro. Además, tienen la posibilidad de participar en algunos proyectos alocados como el que protagoniza este artículo. Como nota aparte, empresas como Volkswagen y Skoda también tienen sus propios talleres de aprendices y anualmente desarrollan un proyecto que se basa en la modificación de un vehículo de serie de sus respectivas marcas.

El día que Mercedes instaló un V8 en un humilde Clase B 200 CDI

Mercedes B 55 2011

Volviendo a la historia principal, la idea surgió del director de la planta de Rastatt, Peter Wesp, en 2010. El ejecutivo encargó a algunos miembros de su personal la tarea de crear un vehículo especial sobre la base del Mercedes Clase B. Andreas Würz era la persona al frente del departamento de formación profesional y aceptó el reto de inmediato. Würz observó el Clase B, solicitó una cinta métrica y se le ocurrió una idea que no solo sorprendió a su jefe y compañeros, sino también a los aprendices del taller de formación. “En realidad, debería ser posible encajar un V8 en el compartimento del motor”, exclamó Andreas.

Junto a Matthias Rieger, de la sección de instalación eléctrica/electrónica de Mercedes, formó un equipo de doce aprendices de segundo y tercer año que se especializaban en mecánica de producción y mecatrónica automotriz. A este equipo se le exigió que el vehículo resultante debía estar basado en el Clase B y permanecer sin cambios, incluyendo el exterior también. El interior debía recibir una actualización en base a sus mejoras mecánicas y el resultado de esta extraña conversión debía ser adecuado para la conducción diaria.

Mercedes B 55 2011

Mercedes aportó músculo financiero para hacer viable el proyecto, mientras que el vehículo que serviría como base fue un humilde Clase B 200 CDI que había sido inicialmente delegado al taller de formación con fines de aprendizaje. Würz encontró el motor que necesitaba, un V8 de 5.5 litros que desarrolla 388 CV de potencia y 530 Nm de par máximo. Este propulsor estaba ligado a una transmisión automática de siete velocidades y a una unidad de control del motor.

Una conversión difícil

Pero la conversión no iba a ser tan sencilla. Los aprendices de Mercedes se tuvieron que enfrentar a serios problemas con la dirección, que requería una serie de modificaciones. También se creó un sistema de escape personalizado con dos salidas centrales en la parte trasera. Este escape le otorgaba una nota de sonido peculiar al Mercedes B 55, como fue bautizado el prototipo.

Mercedes B 55 2011

El segundo gran problema tenía que ver con eje motriz del Clase B 200 CDI. En este caso, el monovolumen es un vehículo de tracción delantera, por lo que, para hacer viable la conversión al motor V8 era necesario realizar un nuevo trasplante en los ejes. El elegido fue el eje trasero de un Clase E W210, que se instaló en el coche tras diseñar un nuevo bastidor auxiliar a medida. El árbol de transmisión del Clase E, oculto dentro del piso, también se incorporó al B 55 sin más modificaciones.

En el apartado dinámico, Mercedes apostó por un nuevo sistema de frenos acorde a sus nuevas prestaciones. El Mercedes B 55 recibió discos perforados y ventilados de 345 mm en el tren delantero, y de 300 mm en la parte trasera. Este equipo se adoptó del Mercedes C32 AMG. También se instalaron unas llantas deportivas AMG de 18 pulgadas con neumáticos 235/40 ZR 18 delante y 255/35 ZR 18 atrás. Una suspensión helicoidal de KW completaba este apartado.

Un Clase B convertido en todo un deportivo

Mercedes B 55 2011

El Mercedes B 55 V8 se presentó oficialmente como un prototipo en 2011. Presentaba también un interior con revestimientos de Alcantara en los pilares y el techo. Los asientos de Johnson Controls lucían una combinación de cuero y Alcantara. Por último, la carrocería se terminó en color blanco y se le otorgó un look más deportivo con la parrilla y los faros oscurecidos, así como la denominación B 55 en el portón del maletero.

El resultado fue un monovolumen deportivo con un peso de 1.620 kilos, apenas 180 kg más pesado que el Clase B 200 CDI original. En su momento, Andreas Würz anunció que, pese a no haber realizado ninguna medición, “deberíamos conseguir una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos”.

Mercedes B 55 2011

Y así, Mercedes instaló un V8 en un humilde Clase B 200 CDI y creó uno de los monovolúmenes más radicales de los últimos años. El prototipo jamás pasó a la fase de producción y Mercedes nunca tuvo planes de lanzarlo al mercado. Fue concebido únicamente como un proyecto de formación para los aprendices de su taller.

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