El 30 de septiembre de 1955 es una fecha que se recordará para siempre en Estados Unidos. Aquel día, perdió la vida en un accidente de tráfico James Dean, mientras conducía un Porsche 550 Spyder que acababa de comprar. Uno de los actores más talentosos y prometedores de Hollywood de aquellos años, el actor que, según el director francés, Francois Truffaut, “mató la psicología el día en que apareció en escena”, falleció en el acto. Pero, meses antes y de manera premonitoria, James Dean mandó un mensaje a los jóvenes antes de morir.
A sus 24 años, James Dean estaba en el mejor momento de su carrera. Había protagonizado una gran actuación en la película ‘Al este del Edén’ y en ‘Rebelde sin causa’ y acababa de terminar el rodaje de ‘Gigante’, película que se estrenó en 1956 y en la que compartió protagonismo con Elizabeth Taylor y Rock Hudson.
Se subasta el transeje del Porsche 550 Spyder de 1955 de James Dean
Era conocida la pasión de James Dean por Porsche y por la automoción en general, así que a nadie extrañó que lo primero que hizo cuando terminó el rodaje fuera anunciar su participación en una carrera en Salinas a finales de aquel mes de septiembre. El día 21, se compró un Porsche 550 Spyder al que bautizó como ‘Little bastard’ (pequeño bastardo). El deportivo alemán estaba a punto de convertirse en uno de los coches malditos.
La cita con la muerte
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Como había que hacerle más kilometraje al motor para que alcanzara su rendimiento óptimo, la mañana del 30 de septiembre de 1955 Dean decidió conducir con su Spyder 550 hasta Salinas, acompañado del mecánico Rolf Wüterich.
A las 17.50 horas de la tarde, cuando empezaba a declinar el día, James Dean llegó con su flamante Porsche al cruce de las carreteras 466 y 41, cerca de Cholame y a 250 kilómetros de Los Ángeles. En sentido contrario sólo viajaba un automóvil, un Ford Tudor blanco y negro conducido por Donald Turnupseed, un estudiante de 23 años.
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De repente, el Tudor comenzó a girar hacia la izquierda para dirigirse al noroeste por la 41. Al ver la maniobra, Dean pensó que tenía que parar: “Tiene que vernos”, dijo a Weuterich. Pero no fue así. Turnupseed no los vio venir o, si lo hizo, fue demasiado tarde. Pese a que el 550 Spyder se aproximaba a gran velocidad, el Ford continuó con su giro a la izquierda, bloqueando el camino del Porsche, que terminó estrellándose brutalmente contra uno de sus lados.
Como consecuencia del impacto, el bonito 550 Spyder quedó completamente destrozado. Wutherich salió despedido por el aire y terminó tirado malherido sobre el camino, con fractura de cráneo y una pierna rota. La peor parte fue para James Dean, que quedó atrapado entre los restos del coche.
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Tenía el cuello roto y no respiraba. Tal y como dictaminó la autopsia, la muerte se había provocado por “rotura de cuello, acompañada de lesiones de mandíbula, brazos y órganos internos”. El “ángel rubio de la desolación”, “el primer adolescente americano”, había muerto con apenas 24 años y con un tremendo futuro por delante.
El mensaje que mandó James Dean a los jóvenes antes de morir en un accidente

Paradójicamente, unos meses antes, James Dean había grabado un anuncio para el Comité Nacional de Carreteras junto al actor Gig Young, para alertar a los jóvenes del peligro de conducir rápido por las autopistas. En el anuncio, James Dean entrevista de Gig Young Dean y hablan sobre los coches de carreras y los peligros de conducir rápido por las autopistas.
En una parte de la conversación, Young pregunta: “¿Qué velocidad puede alcanzar tu auto?” A lo que James Dean responde: “Oh, unos 150 km/h”. Young replica: “¿Lo has usado para competir, no?” Dean responde: “Una o dos veces” Young continúa: “¿Dónde?” Y Dean comenta: “Corrí muy bien en Palm Springs… La gente dice que correr es peligroso, pero preferiría arriesgarme en el circuito cualquier día que en la autopista…Bueno, Gig, creo que será mejor que me vaya”.

En ese momento, mientras Dean se marcha, Young le pregunta si tiene algún consejo especial que darle a los conductores jóvenes de Estados Unidos y Dean debía responder el eslogan del Comité: “Conduce con cuidado, porque la vida que salves puede ser la tuya”. Sin embargo, en lugar de eso, el mensaje de James Dean fue una frase premonitoria: “Recuerden, conduce con cuidado, porque la vida que salves puede ser la mía” (aquí puedes ver el vídeo).