James Dean y su pasión por Porsche

El comienzo de James Dean en el cine no fue precisamente el más rápido, pero fue capaz de vivir al límite cada uno de los días de su corta vida entre los platós de Hollywood y las carreteras y circuitos locales. La pasión que siempre mostró el obstinado actor por la firma con sede en Stuttgart fue la que propició un desenlace fatal. Vamos a conocer un poco más sobre la estrella de Hollywood y el nexo de unión que muestra con Porsche.

Originario de Indiana, su madre falleció cuando él tan solo tenía nueve años, por lo que su padre, de un carácter frío, no pudo hacerse cargo y acabó viviendo en el hogar puritano de su tía. James Dean muestra una personalidad rebelde, alocada, inquieta, con un carácter dividido entre la intensidad agresiva y la fría indiferencia, cínico y vulnerable a la vez. Pronto se convierte en el héroe de un público juvenil perteneciente a una época post Guerra Mundial y pre Rock 'n' Roll.

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En 1955, Dean ya había conseguido algunos papeles en sus primeras películas de Hollywood, por lo que su actitud ante el negocio del cine es de rechazo, escepticismo e incluso desprecio. Pese a tener prohibida la práctica de 'deportes peligrosos', el joven actor de 24 años se ve atraído por el emocionante ambiente de las carreras de la costa oeste, y es con su Porsche 356 Speedster cuando comienza a participar con éxito en carreras locales.

Por entonces, Porsche se mostraba como una empresa joven capaz de fabricar deportivos veloces con peso contenido y dispuestos a hacer sombra a las grandes figuras del panorama automotriz. En Estados Unidos, la marca con sede en Stuttgart crece como la espuma gracias a un importador local, por lo que James Dean se deja atrapar por los encantos de sus vehículos y declina la alternativa de un vehículo americano.

En septiembre de 1955, James Dean decide cambiar su ya anticuado 356 Speedster por un flamante y veloz Porsche 550 Spyder, apodado Little Bastard por la dificultad que suponía conducirlo. El pequeño roadster posee un motor bóxer de cuatro cilindros que rinde unos más que suficientes 110 CV para los 550 kilogramos de peso total del coche, lo que le permite alcanzar, si el conductor es tan osado, los 230 km/h de velocidad máxima. El día 30 de ese mismo mes, Dean recibe el 550 Spyder y con el número 130 esmaltado sobre su carrocería, pone rumbo hacia el circuito local de Salinas, a 515 kilómetros de Hollywood.

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Al lado del actor viajaba el mecánico alemán Rolf Wütherich, quien había diseñado esta ruta como forma de rodar el novísimo motor del 550 Spyder. El polvo y el viento forjarían el carácter de su propulsor antes de llegar a Salinas, por lo que ambos partieron desde la ciudad del cine esa misma mañana a través de la California State Route 46.

Poco antes de que el reloj marcase las 18 horas, el 550 Spyder tomó el ramal hacia la Highway 41 a Fresno, donde sucedió el choque, banal y fatal, y donde el joven y rebelde actor sufrió severas lesiones. Finalmente, perdió la vida de camino al hospital. Hoy, en la víspera de que se celebre el 60º aniversario de este fatal desenlace, James Dean sigue siendo un mito para todos aquellos jóvenes que vivieron esa misma época de transición entre dos movimientos diferentes.

Fuente: Porsche

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