Jaguar Land Rover llevan un tiempo rebuscando en sus archivos para resucitar automóviles y el último en sumarse a la lista es el Jaguar D-Type. Han pasado más de seis décadas desde que la compañía británica produjo el último ejemplar de modelo que venció en Le Mans en tres ocasiones. Originalmente se iban a fabricar 100 unidades del modelo, pero finalmente solo 75 fueron fabricados.

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Ahora Jaguar quiere cumplir la promesa inicial de ese centenar de vehículos y es por ello que fabricará y venderá 25 unidades del Jaguar D-Type. Y lo harán, por supuesto, siguiendo fielmente las especificaciones originales del modelo. Tanto es así que ofrecerán a los interesados la oportunidad de elegir entre dos configuraciones: el D-Type Shortnose de 1955 o el D-Type Longnose de 1956.

Jaguar D-Type

El primer ejemplar del Jaguar D-Type, un prototipo que presentan hoy en el Retromobile, cuenta con la configuración Longnose. Se identifica por que posee un capó más largo o por su extensión aerodinámica tras el asiento del conductor. La marca asegura que todos los elementos de esas 25 unidades reproducirán con exactitud las características de los originales, incluido el motor de seis cilindros en línea.

La iniciativa de fabricar clásicos icónicos empezó en 2014 con el espectacular Jaguar E-Type ‘Lightweight’ y fue continuada por la marca hermana de Jaguar, Land Rover, con la presentación del proyecto por el que Land Rover restauraría y vendería 25 unidades del Series I de 1948. Todos estos coches, ya sean restauraciones o creaciones nuevas partiendo de cero, son construidos a mano en el ‘Experimental Shop’ localizado en Warwick, Reino Unido.

Jaguar D-Type motor

El D-Type es la versión de competición del Jaguar XKSS, que también fue resucitado recientemente con una serie limada a 25 ejemplares. Este último vehículo hizo una aparición estelar en la segunda temporada de The Grand Tour, donde descubrimos, por si te lo estabas preguntando, que realmente estas reediciones de clásicos icónicos no son homologables para su uso en la vía pública. Una pena, aunque seguro que alguno de sus adinerados dueños encuentra una solución.

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