Toda marca tiene un rasgo característico que identifica a sus coches, pero en algunos casos es más acusado que en otros. En el caso de BMW es su parrilla de doble riñón ese aspecto clave que hace que formen parte de la familia, y es que en toda la historia de la firma solo los microcoches de los 50, el Isetta, el 600 y el 700 han prescindido de ella. Así ha sido la evolución de los riñones de BMW.
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Su objetivo, como el de cualquier parrilla, es el de dejar entrar aire y canalizarlo hacia el motor para refrigerarlo. Sin embargo, su forma y diseño ha ido cambiando en función de cuestiones de estilo y de aerodinámica.
Antes de su llegada solo se fabricaron los Dixi 3/15 PS y Dixi 3/15 PS DA, bajo licencia de Austin Seven, y el BMW 3/20 PS, único BMW propiamente dicho sin la característica parrilla. En 1933 aparecería el 303, con la primera parrilla, que por aquel entonces estaba formada por dos alargados riñones cromados que ocupaban todo el frontal. El BMW 328 roadster del 36 evolucionaría el concepto, con la parrilla adoptando un diseño curvo con cinco barras verticales en cada uno de los riñones. En el 39 el BMW 335 apostó por la forma de cuña y las barras interiores oblicuas.
En la década de los 60 el 1500 fue el primer modelo en estrenar un diseño caracterizado por una parrilla que ocupaba todo el ancho del frontal, incluyendo los faros, aunque los riñones mantenían su forma estrecha. Los 2800 CS y 3.0 CS añadieron a la fórmula la característica mirada de “cuatro ojos”.
Durante los 70 y 80 se mantuvo, con ligeros cambios, el formato de ancha rejilla negra frontal, con el doble riñón cromado en el centro, aunque con el tiempo el conjunto pasó a ser más redondeado y el marco cromado más fino.
El BMW Serie 3 de 1990 supuso un punto y aparte, puesto que los riñones adquirieron una forma trapezoidal, con su parte superior sensiblemente más ancha que la inferior, además de lucir un efecto tridimensional. El Serie 5 del 96 fue un paso más allá, la “kidney grille” integrada en una prolongación del capó descendiendo hasta tocar el paragolpes.
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Ya en el siglo XXI BMW ha seguido tres tendencias claras:
- La parrilla ha ido ganando tamaño y protagonismo, hasta el punto de estar incrustada entre el capó y el paragolpes delantero, invadiendo espacio a ambos. Los BMW X7 y Serie 7 son el ejemplo más radical de esto
- Los diseños son cada vez más complejos y elaborados, incluyendo la posibilidad de personalizarse para diferenciar más el carácter de cada versión de un modelo
- La forma de la malla está evolucionando en los últimos modelos, cambiando su estilo y llegando a ejemplos como el del BMW X6, en el que está iluminada