Skoda es una marca caracterizada por fabricar automóviles prácticos y versátiles para un amplio número de conductores. Pero, a lo largo de sus más de 100 años de vida, el fabricante checo ha realizado algunas creaciones que bien merecen un hueco en la historia del automovilismo. Algunas de esas piezas únicas se encuentran en el depósito del Museo Mladá Boleslav de Skoda.

El depósito, que recuerda a la Nave A122 de Seat, se divide en dos partes: la visita comienza con los precursores de los modelos de Skoda producidos en masa y prototipos que nunca llegaron a la producción. La segunda parte se centra en la historia deportiva de la marca, con una serie de coches de competición que sumergen a los visitantes en el emocionante ambiente de las carreras.

El depósito del Museo Mladá Boleslav de Skoda, una instalación que alberga piezas únicas de la marca

depósito del Museo Skoda

 

Al entrar en este depósito, lo primero que llama la atención es el Skoda 110 SUPER SPORT coupé 'Ferat' negro de los años 70, un prototipo de coche deportivo que, diez años después de su desarrollo, fue modificado para protagonizar la película ‘El vampiro de Ferat’, una película checa de terror donde el protagonista era un coche que se alimentaba de sangre.

A continuación, encontramos el Skoda 720 ID, una berlina media de color azul pálido diseñado por el estudio de Italdesign, con Giorgetto Giugiaro al frante. Este modelo cuenta la historia de las esperanzas frustradas de un coche moderno con un concepto de conducción clásico. A principios de los años setenta, este prometedor desarrollo se vio obstaculizado por la política de normalización de la antigua Checoslovaquia.

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En el depósito de Skoda encontramos también dos prototipos que anunciaron futuros modelos de la marca, como el Skoda Roomster, un monovolumen, y el primer SUV de la marca, el Skoda Yeti. También llama la atención el Skoda Yoyster amarillo, un utilitario de tres puertas que se presentó en el Salón de París en 2006. O el Skoda Vision C, antecedente de la tercera generación del Superb.

El más antiguo de la colección es el Skoda Supersport, de 1950, un deportivo basado  en elSkoda 1101/1102 Tudor, equipado con una robusta mecánica que contrasta con los coches de Fórmula 3 ubicados justo al lado, de 1965 y 1966, y que comparten tecnología con el Skoda 1000 MB.

Coches de Skoda en la competición

depósito del Museo Skoda

Los monoplazas contrastan con el Skoda Buggy más rudimentario de al lado, en amarillo, basado en el 100/110 L y que ganó el campeonato nacional cross de 1971 en la categoría de 1.000 y 1.150 centímetros cúbicos, pero se despidió de la competición un año más tarde, debido a la limitada capacidad de la división deportiva de Skoda.

Le sigue el Skoda Spider I, un prototipo construido en 1972 para carreras en circuito y de subida. En su primera temporada, Jaroslav Bobek ganó el campeonato de la categoría B5 con este concept, equipado con un motor de cuatro cilindros de 1.7 litros y 154 CV que, gracias a su carrocería aerodinámica, podía alcanzar una velocidad de 220 km/h. Sólo se fabricó una unidad.

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La serie de desarrollo con motor trasero termina con el Skoda 130 LR diseñado para la competición del Grupo B, que compitió de 1985 a 1988. Consiguió varios éxitos, como el Rally Acrópolis, el Rally RAC, el Rally 1000 Lagos, entre otros. La versión de competición del motor de cuatro cilindros y 1.295 centímetros cúbicos con carburadores Weber dobles llegaba hasta los 136 CV y la carrocería se aligeró con capó y puertas de aluminio y ventanillas de plástico.

Salto al WRC

depósito del Museo Skoda

A partir de 1989, el equipo de fábrica utilizó el Skoda Favorit, equipado con un motor delantero montado transversalmente. A continuación, el testigo pasó al Skoda Felicia Kit Car 1 500 (1995-1997), que tenía un bloque motor de 1.3 litros para competición, pero un cigüeñal especial para una carrera del pistón de 78 milímetros en lugar de 72. La potencia se incrementó de 150 a 166 CV en 1996. Con este coche, la marca checa terminó tercero en el Campeonato del Mundo de 1996 en la categoría F2.

En 2001, Skoda dio el salto al WRC con el Otavia WRC, el coche original del equipo Schwarz - Hiemer del Rally Safari de Kenia de 2001, quedando tercero en la clasificación de constructores, el mejor puesto hasta la fecha en una prueba del campeonato del mundo de rallyes. Tiene un motor DOHC de cuatro cilindros turboalimentado de 2.0 litros y 300 CV.

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Termina este recorrido por el depósito del Museo Mladá Boleslav de Skoda con el Fabia WRC de 2003, propulsado por un motor de cuatro cilindros turboalimentado de 2.0 litros y 300 CV que alcanzaba los 250 km/h. Este coche fue conducido por los pilotos Auriol, Schwarz y Gardemeister en las temporadas 2003 y 2004 del Campeonato del Mundo. Luego, se convirtió a la especificación Evo II y fue utilizado por Skoda Motorsport para realizar pruebas.

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