Es muy posible que en cuanto una conversación sobre coches verse alrededor de los motores rotativos, enseguida salgan a la palestra los vehículos japoneses. Sin embargo, debes saber que modelos de otras nacionalidades también contaron con un propulsor de este tipo debajo del capó. Como franceses, por ejemplo. O al menos uno: el Citroën GS Birotor. Un 'bicho raro' que analizamos a fondo para conocer su historia.
Citroën GS Birotor: llegó en los '70
El Citroën GS Birotor con motor rotativo nació después de que NSU y Citroën llegasen a un acuerdo para comercializar esta clase de mecánicas. Esa colaboración fue firmada en 1969 y dio lugar al Citroën M35, un prototipo que sirvió como base de pruebas para la firma de los dos chevrones. Tras el éxito de este, llegó el protagonista de este artículo.
De esta manera, la marca francesa decidió instalarlo en el GS, una berlina generalista a la que le plantó un propulsor de 2,0 litros con dos rotores. La potencia era de poco más de 105 CV a 6.500 rpm y el par motor máximo estaba cifrado en 136 Nm, si bien dada la época se trataba de la variante más potente y distinguida del modelo.
Buenas prestaciones en una combinación poco fiable
Cabe destacar que el Citroën GS Birotor casi doblaba la potencia de la versión inmediatamente anterior, que tenía unos 60 CV. Debido a ello sus prestaciones eran destacables para un coche que roza el medio siglo: llegaba casi a los 175 km/h de velocidad punta y la aceleración de 0 a 100 km/h era de más o menos 13 segundos.
Ahora bien, la combinación de sus características le convertían en un vehículo no demasiado fiable. A un motor al que le faltaban varios años de pruebas para estar perfectamente afinado se le sumaba una caja de cambios semi automática de convertidor de par y tres velocidades, así como una suspensión hidroneumática.
Por si fuera poco, todo ello le llevaba a ser un coche con un consumo de combustible desmesurado. No era difícil verlo rondar los 30 l/100km. El aceite también se consumía muy rápido, mal endémico de estas mecánicas. Y no solo eso, sino que además tenía un precio desorbitado, acercándose al del Citroën DS, entonces tope de gama de la compañía gala.
El Citroën GS Birotor se puede considerar exclusivo
Al final de su vida comercial, la cual no llegó a durar ni dos años, entre finales de 1973 y 1975, tan solo se produjeron menos de 850 ejemplares. Lo cual hace que encontrar uno a día de hoy en buenas condiciones sea prácticamente imposible. Una de las grandes causas de ello fue la bancarrota que asoló a Citroën en 1974, que terminó con el desistimiento de seguir fabricando coches con motor rotativo.
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No obstante, antes de tomar esta decisión y para justificar su alta tarifa, Citroën aplicó un lavado de cara en el Citroën GS Birotor a la desesperada. Lo adornó con unas nuevas llantas de 14 pulgadas, un salpicadero tapizado y una nueva instrumentación, además de dotarle de un mayor ancho de vías. Pero todos los intentos fueron en vano: no sobrevivió.
Pero, ¿qué es un motor rotativo?
Un motor rotativo es un tipo de propulsor en el que se utilizan rotores que dan vueltas en lugar de los tradicionales pistones. En él, la energía de la explosión se encarga de empujar el rotor al interior de la cámara de explosión. Como resultado, este movimiento se transmite de manera directa y sin ningún tipo de filtro a la transmisión y a las ruedas, entre otros.
Esta tecnología fue obra de Felix Wankel, quien dio a conocer su creación en el Salón de Frankfurt de 1963. No obstante, llevaba trabajando en él desde 1950, alternando su invento con su trabajo en la ya extinta marca NSU. Fue estrenado en un NSU Cabriolet y lo han usado, además de Citroën, marcas como Mercedes o Mazda.
Foto de portada: PLawrence99cx (Wikipedia Commons)
De verdad que da gusto leer un reportaje sobre un coche tan raro con tanto rigor. Felicidades porque el artículo es delicioso.