Hace 32 años, una operación millonaria entre el gigante automotriz americano Chrysler y los hermanos Mimram acabaría convirtiéndose en uno de los capítulos más representativos de la historia de Lamborghini. ¿Sabías que Chrysler compró Lamborghini en 1987 y trajo consigo el Diablo y un año en la Fórmula 1? Esta es la historia de siete años de mandato americano en Sant’Agata Bolognese.
Los hermanos Mimran, multimillonarios empresarios suizos que hicieron una fortuna en la producción de azúcar y en el mundo de la banca, vendieron el 23 de abril de 1987 la famosa empresa italiana de Ferruccio Lamborghini a Chrysler por 25,2 millones de dólares (22,6 millones de euros). Tras la compra, el gigante americano invirtió dos veces esa cantidad en su nueva compañía de fabricación de superdeportivos.
En esa época, Lamborghini fabricaba tres vehículos: el Countach, el Jalpa y el LM002. El poderoso todoterreno italiano, predecesor del actual Lamborghini Urus, ya equipó un motor V8 Chrysler de 5.9 litros en el prototipo original, según informan desde Road&Track. El Countach, que por entonces era el buque insignia de la marca, llevaba en activo desde 1974 y empezaba a acusar el paso de los años con un diseño en cuña propio de los 70 que no encajaba con los estándares de los deportivos de la época, especialmente frente a lo que lanzaba su principal competidor, Ferrari.
El Lamborghini Diablo y una temporada en la F1
Pese a la longevidad del modelo, el Countach era (y es) una leyenda de Lamborghini. Su ausencia se haría de notar si la firma italiana no lanzaba un producto a la altura del Countach. El 21 de enero de 1990 en Monte Carlo, el Lamborghini Diablo veía la vida después de que la marca diera vida al Proyecto 132. Se trataba del superdeportivo más avanzado y rápido de la historia. Su diseño corría de la cuenta de Marcello Gandini, e incluso Tom Gale, diseñador del Dodge Viper, trabajó en su desarrollo final.
Chrysler diseñó el interior del Diablo para adaptarse a los estándares de comodidad modernos, con asientos y volante ajustables, dirección asistida y tracción total en el Diablo VT de 1993 o el motor V12 de 500 CV capaz de plantar cara a vehículos tan potentes como el Bugatti EB110 o el Jaguar XJ220. Cuando fue presentado, el Diablo era el coche de producción más rápido del mundo, con una capacidad para hacer el 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y seguir acelerando hasta una velocidad máxima de 325 km/h.
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Sin la ayuda, especialmente económica, de Chrysler, Lamborghini jamás habría podido desarrollar el Diablo, un coche legendario en la familia de superdeportivos con motor V12 de la marca de Sant’Agata Bolognese, que además aportó un beneficio de un millón de dólares en 1991 para Lamborghini.
Además, gracias a Chrysler, la marca italiana pudo hacer sus pinitos en la Fórmula 1, primero como proveedor de motores entre 1989 y 1993 para equipos como Lola, Lotus, Ligier, Lambo, Venturi, Minardi y Larrousse; y después con su propio monoplaza, con el que participaron en una sola temporada.
El declive y la venta de Lamborghini
Pero, en 1992, las ventas de Lamborghini se estancaron y la empresa empezó a extraer dinero de Chrysler. Tras dos años de malos resultados, en 1994 el gigante americano decide vender Lamborghini a MegaTech, una compañía registrada en Bermudas y propiedad de empresarios indonesios que también eran dueños de Vector.
Una serie de ediciones especiales y el esfuerzo titánico a nivel económico no impidieron que la firma fundada por Ferruccio Lamborghini estuviera al borde de la quiebra en 1998 (ya estuvo en bancarrota entre 1977 y 1980). Por suerte, el Grupo Volkswagen adquirió la compañía y, bajo el paraguas de Audi, ha logrado convertirla en uno de los fabricantes más avanzados y referentes del segmento de los superdeportivos.
Fuente: Road&Track, Jalopnik