Las expectativas eran altas, muy altas, y visto lo visto tras su presentación en el Salón de Ginebra 2016, queda claro que el Bugatti Chiron, el nuevo superdeportivo de la marca francesa, ha cumplido con creces. Primero porque su imagen, muy parecida a la del Bugatti Gran Turismo Vision, es espectacular. Sus 4,54 metros de longitud, 2,04 de anchura y 1,21 de altura recogen unas formas musculosas, redondeadas y elegantes. Su reconocible mirada formada por LEDs flanquean la tradicional parrilla en forma de herradura. Las luces traseras están formadas por una barra de LED de 1,6 metros y alojadas en un enorme extractor de aire que sirve para refrigerar su corazón W16. Redondean la zaga un impresionante difusor, que alberga una doble salida de escape de forma trapezoidal, y un alerón trasero de ángulo y altura variable que sirve como freno.
Dentro nos encontramos un habitáculo de dos plazas que son separadas por una aleta iluminada por LEDs inspirada en el Bugatti Atlantic. De esta forma, la compañía del Grupo Volkswagen ha buscado un interior simétrico. En ese rastreo de la perfección ha optado por una consola muy simple, totalmente diferente a la del Bugatti Veyron, y materiales de primera calidad donde el cuero es el auténtico protagonista. Además, el cuadro de instrumentos está formado por una esfera central que marca una velocidad máxima de 500 km/h, toda una declaración de intenciones, y dos pantallas TFT. Delante de él, un volante achatado por su parte inferior que aloja varios botones, de los que destacan dos ‘flotantes’: uno es el del encendido del propulsor y otro, el de los modos de conducción.
Te interesa: 5 opciones ridículamente caras del Bugatti Chiron
Imagen aparte, por cierto, ardua tarea la de superar a su sustituto, el Bugatti Chiron cumple con su motor: un W16 de 1.500 CV a 6.750 rpm y 1.600 Nm de par entre las 2.000 rpm y las 6.000 rpm. Todas esas cifras se traducen en un paso de 0 a 100 km/h en 2,5”, un 0 a 200 km/h en 6,5” y un 0 a 300 km/h en menos de 13,6”. Además, su velocidad punta, que está limitada electrónicamente, es de 420 km/h. Para transmitir todo ese torrente de energía a las cuatro ruedas, Bugatti ha acoplado un cambio de doble embrague de siete velocidad especialmente reforzado. Éste es ayudado por un diferencial trasero con función ‘torque vectoring’.
De frenar esta mala bestia de 1.995 kg se encargan unos frenos carbocerámicos de 420 mm y ocho pistones, delante, y de 400 mm y seis, detrás, capaces de frenar el superdeportivo de 100 km/h a 0 en 31,3 metros, de 200 km/h a 0 en 125 metros y de 300 km/h a 0 en 275 metros.
El precio del Bugatti Chiron es prohibitivo para la gran mayoría de los mortales. Cada una de las 500 unidades que se fabricarán partirá de 2,4 millones de euros. Lo bueno para el Grupo Volkswagen es que no perderá dinero por cada coche vendido como le pasaba con el Veyron… Ahora, cinco meses después de su introducción, una unidad de producción del Chiron ha sido expuesta en Pebble Beach coincidiendo con la celebración de la Monterey Car Week 2016, un ejemplar con una carrocería rematada en fibra de carbono azul. Aprovechando la ocasión, la compañía ha anunciado que ya ha vendido 200 de las 500 unidades que fabricarán.
Un coche bastante inútil, pero espectacular y brutal.
Dios nos libre de ver a algún payaso a 300, 400 o 500km/h por la carretera