En 1972, Múnich acogió la celebración de los vigésimos Juegos Olímpicos, que estuvieron marcados por el atentado terrorista perpetrado por el comando palestino Septiembre Negro, en el que asesinó a 11 atletas israelíes. Con motivo de este evento, BMW presentó un prototipo único y revolucionario, el BMW Turbo Concept, el primer coche de la marca con motor turbo.
No imaginarás lo que piden por este BMW Z3 M Coupé con 15.000 kilómetros
Solo se fabricaron dos unidades, bajo el código interno E25, y ambas se encuentran actualmente en dos museos: una en el museo de BMW en Múnich y otra en el de Spartanburg, Estados Unidos. El Turbo Concept fue un vehículo extraordinario, no solo por ser el primero de la marca en equipar un motor turboalimentado, sino porque adelantó el diseño de los futuros BMW M1 y Serie 8.
BMW Turbo Concept (1972): así fue el primer BMW con motor turbo
Centrándonos en su aspecto exterior, el prototipo luce un diseño espectacular, obra de Paul Bracq, quien había trabajado para Mercedes, siendo responsable de modelos como el ‘Pagoda’ o el Mercedes 600, y desde comienzos de los 70 era el responsable de diseño de BMW. Mide 4,15 metros de longitud, 1,89 metros de anchura y 1,11 metros de altura.
Vídeo: BMW nos cuenta la historia del BMW M3 E30 Johnny Cecotto Edition
Muestra una forma de cuña, con un morro muy afilado y bajo, faros escamoteables y los característicos riñones de la parrilla en una posición muy baja. En la vista lateral, destacan las puertas con apertura vertical, al estilo del Mercedes 300 SL Gullwing, además de las llantas carenadas y unas ventanillas traseras con rejilla para refrigerar el motor.
En el interior, había una configuración biplaza, tapizado completamente en cuero negro con unas moquetas en rojo para proporcionarle un aspecto más deportivo. El protagonismo absoluto era para el salpicadero, orientado al conductor, y cargado de instrumentos, con un total de 12 indicadores que proporcionaban una abrumadora información.
A la izquierda del volante, había un primitivo ordenador de a bordo. Tras el volante, el velocímetro, en posición horizontal y, a la derecha, en la consola central, se encontraba el cuentavueltas, ubicado en una zona poco legible. Alrededor, infinidad de indicadores. Además, el Turbo Concept incluía avanzados sistemas de seguridad para la época, como protección contra impactos laterales y un radar de distancias de frenado.
Un motor ‘actual
El concept de BMW estaba equipado con un motor parecido a los que vemos en la actualidad: un bloque pequeño, con cuatro cilindros y 2.0 litros de cubicaje, pero que entregaba 280 CV a 7,200 vueltas gracias al turbo, algo inusual en la época. El motor estaba unido a un cambio manual de cinco velocidades que mandaba toda la potencia al eje trasero.
PRUEBA: BMW M5 E28
En la báscula, declaraba un peso inferior a la tonelada, lo que, unido a su potente motor y buena aerodinámica, podía alcanzar los 264 km/h de velocidad máxima y acelerar de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos. Para frenar, utilizaba unos discos ventilados en las cuatro ruedas.
Este motor inspiró el que montaría después del BMW 2002 Turbo, pero con 170 CV. El Turbo Concept recibió el premio Concept Car de 1973 y fue uno de los impulsores de los motores pequeños y turboalimentados, una tecnología a la que se aferraría la industria de la automoción unos años después, debido a la crisis del petróleo.