Níquel y hierro. No hizo falta nada más. Con estos dos metales Thomas Alva Edison inventó una batería que podría proporcionar a los vehículos eléctricos más de 1.600 kilómetros de autonomía por carga. Ciento trece años después puede ser la panacea para los coches enchufables.

Fue en 1910 cuando el inventor de la bombilla eléctrica desarrolló la batería de níquel-hierro. La idea inicial no fue del investigador de Ohio, sino de Ernst Waldemar Jungner, pero fue el propio Edison quien apuntilló este proyecto. De hecho, llegó a probarla con éxito, ya que su coche era de estas características.

Este tipo de baterías abrieron la senda a las actuales que montan los vehículos eléctricos, pero con la diferencia de su tamaño. Aquellas eran enormes y su coste era desorbitado si lo comparábamos con las de plomo-hierro.

Henry Ford, Thomas Edison, Mina Edison y otros en un automóvil frente a las ruinas de la gran iglesia de piedra en la Misión San Juan Capistrano, durante un viaje a California en 1915.

Las que inventó Edison tenían una considerable emisión de hidrógeno que provocaba dudas en torno a la seguridad y que aparcaron en aquel entonces la idea de fabricar coches eléctricos y se decidiera tomar partido por el motor de combustión.

Por lo que cuentan los libros de aquella época, el creador de las baterías de níquel-hierro mantuvo negociaciones con General Motors para vender un coche eléctrico equipado con sus baterías, pero esas conversaciones no terminaron de fraguarse y quedaron en el olvido.

Las baterías en la actualidad

Unos estudios que se han realizado recientemente han demostrado que la batería de níquel-hierro tiene una eficiencia energética de entre el 80% y el 90%. Esto quiere decir que tienen un potencial con mucho futuro por delante.

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Este dato abre una puerta a la esperanza para que estos elementos químicos puedan servir como alternativa real, por eficiencia y autonomía, a las actuales baterías de litio, que se instalan en un porcentaje muy alto de coches eléctricos.

Ahora bien, tienen un handicap que ha de mejorar. Los investigadores que están trabajando con estas pilas deberán estudiar la manera de reducir su tamaño y peso, haciéndolas potencialmente viables para los vehículos eléctricos modernos.

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Faltan muchos libros por escribir sobre las baterías, que día a día, tienen nuevos capítulos con diferentes materiales. Por esta razón, habrá que esperar a las diferentes investigaciones para ver si estas de níquel-hierro se convierten en realidad o si por el contrario, vuelven a caer en el ostracismo como ocurrió con Edison.

Sea como fuere, y lo que se extrae de cada investigación, es que los científicos tratan de mejorar los materiales y las condiciones de las baterías actuales.

Imagen destacada: Acroterion (Wikimedia Commons)

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