Los superdeportivos actuales son máquinas cada vez más precisas pero, para muchos, carecen un poco del alma y el aura de atracción que si tuvieron sus predecesores de décadas pasadas. Pongamos como ejemplo dos nombres, Ferrari Testarossa y Lamborghini Countach, y como un duelo entre ellos sigue generando expectación a día de hoy.

PRUEBA: Ferrari Testarossa

Y es que hablamos de dos representantes de la década de los 80 (del 86 el Lamborghini y del 88 el Ferrari) que el canal de 888MF ha conseguido reunir para poner a prueba:

Aunque sean coetáneos y su enfoque sea en cierto modo similar, en realidad son muy diferentes entre sí, y uno de los factores que marcan la distancia entre ellos es el de la usabilidad.

En el caso de estas dos unidades concretas, el Testarossa ha sido conducido mucho menos que el Countach LP 5000QV, pero como explica el presentador, en realidad es aquél el que es mucho más práctico de los dos.

Lamborghini Countach LP5000 QV Downdraft (1985): el proyecto de homologación para el Grupo B

Y es que el toro de Sant’Agata Bolognese es más una pieza de arte, con un diseño radical que entra por los ojos y que es imposible pasar por alto (la silueta, los pasos de rueda, los faros estilo ‘pop-up’…), pero que no es que sea precisamente cómodo de usar. Un elemento bastante ejemplificador de ello es el hecho de que desde el habitáculo la visibilidad por la ventanilla es casi nula, pero también el formato de las ruedas, muy anchas en el eje posterior pero delgadas en el anterior, lo que hace que en línea recta sea un misil por la tracción, pero que en curvas la cosa sea muy diferente.

Por el contrario, el Ferrari se postula como un vehículo más racional (dentro de lo que cabe), un gran turismo bastante más amigable a la hora de hacer kilómetros con él. Su motor es menos ruidoso, la visibilidad es bastante mejor y además es más noble en la respuesta de movimientos, por lo que es más sencillo de conducir.

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