El McLaren F1 es uno de los deportivos más icónicos y recordados de toda la historia, un adelantado a su tiempo del que todavía hoy en día se siguen descubriendo nuevos datos. Uno de los últimos en salir a la luz es la peculiar historia de la transmisión del McLaren F1.
El fabricante británico se jactaba de ofrecer una caja de cambios de primerísimo nivel, alabándola en su presentación hablando, entre otros aspectos, de su ligereza, de su escasa generación de inercias o de combo combinaba cinco relaciones cortas con una sexta larga que permitía alcanzar los 321 km/h de punta. Sin embargo, el desarrollo hasta llegar a ese punto no es que fuera precisamente sobre ruedas.
La base sobre la que se desarrolló la transmisión del McLaren F1 fue la que utilizaba el Honda NSX original, de hecho se tomó como punto partida la caja del NSX del propio Gordon Murray, diseñador del proyecto. Este expuso a sus ingenieros que quería que la nueva se sintiera de la misma manera, algo más fácil de decir que hacer, puesto que el motor que utilizaba era bastante más largo que el del Honda.
Es por eso que el combo McLaren-BMW recurrió a Traction Products Inc, una empresa californiana especializada en cajas de cambios de competición. Esto supuso un problema, puesto que Murray no quería que el tacto de su coche fuera igual que el de uno de competición, así que se combinó el diseño de Traction Products con un sincronizador sacado directamente de un Serie 5 E34.
El invento funcionó, pero trajo consigo problemas de sobrecalentamiento, algo que derivaba directamente del empeño de Murray de que, para rebajar el peso, la carcasa de la transmisión fuera de magnesio. Sin embargo, finalmente hubo que desestimar la opción y decantarse por una de aluminio, que lidiaba mucho mejor con el calor a altas velocidades.
Solucionado ese aspecto, solo quedaba otro: el de la suavidad. Teniendo en cuenta que utilizaba un embrague de triple disco de fibra de carbono, estos generaban cierta resistencia, lo que hacía que la transmisión del McLaren F1 no fuera suave. Hasta Mika Häkkinen, por aquel entonces muy joven, dijo al probar el prototipo que tenía “pegada”, algo que no agradó en exceso a Murray. Sin embargo, y por suerte, este problema también se solucionó para cuando el modelo definitivo vio la luz en 1993.
Fuente: Road & Track.