Hacer un viaje de una semana por Islandia en coche es una de las mejores decisiones que puedes tomar si te gusta viajar y la naturaleza. Esta pequeña isla situada al norte de Europa es mucho más atractiva de lo que podrías pensar en un primer momento… si no la conoces o te has informado. Y en este artículo te contamos qué hacer, qué ver y dónde parar a dormir.
Además, lo haremos de primera mano, pues acabamos de venir nosotros mismos de esta ruta de siete días por Islandia. Un país que sí, es bastante caro, pero en el que te las puedes arreglar bien para que tu presupuesto no se vaya de madre. En cualquier caso, debes saber que merece la pena sobremanera debido a la diversidad que encontrarás al recorrerlo.
Víctor Delgado ©
Vuelos y coche de alquiler en Islandia
Como ocurre en casi todo viaje, las opciones de alquiler de coches y vuelos son muy variadas. Nuestra experiencia en este sentido ha sido excepcional con las compañías con las que lo hemos hecho, si bien es cierto que no es lo mismo viajar en agosto que hacerlo en otro momento del año en el que estos servicios sean más baratos. Así, es diferente, claro, ver un país con un clima frío extremo en verano que en, por ejemplo, noviembre.
Dicho esto, seleccionamos un billete de avión con PLAY Airlines, una compañía islandesa de ‘bajo coste’. Por algo más de 400 euros por persona ya tienes un asiento relativamente digno en un vuelo que, eso sí, es largo para los que estamos acostumbrados dentro del viejo continente. Así, te pasarás metido en el avión unas cuatro horas y media por trayecto, si el vuelo es directo desde Madrid.
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En cuanto al coche de alquiler, el precio varía muchísimo más que el avión en función de la época del año. Nuestro desembolso en este sentido fue de más de 1.500 euros por alquilar un Dacia Duster 4×4 durante nuestro viaje de una semana por Islandia, con una compañía llamada Blue Car Rental. Hay que tener en cuenta que el litro de combustible, en la actualidad, sube ligeramente de los 2,35 euros por litro. Así que cuenta también con que gastarás bastante dinero en gasolina o diésel.
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Y… ¿merece la pena alquilar un coche 4×4 en Islandia? Pues depende de tu ruta. Hay unas carreteras catalogadas con la letra F, por las que solo pueden pasar los 4×4. Aunque no te ‘pillen’, no te recomendamos hacerlo si no tienes tracción total. Pero para ir por carreteras estándar o pequeños caminos, no es necesario. Ten en cuenta, también, que la velocidad máxima en cualquier vía está limitada a 90 km/h, y hay radares. Pocos, pero los hay. Otra opción es alquilar una camper, lo cual comentamos aquí debajo.
Ruta de una semana por Islandia: ¿solo parte sur o vuelta entera?
Hay dos opciones principales a la hora de planificar un viaje por Islandia. La primera es hacer ‘solo’ la zona sur. Y la segunda es dar la vuelta entera a la isla. Nosotros optamos por la primera alternativa, pues con una semana no es recomendable dar la vuelta entera, ya que no te va a dar tiempo a ver todo. E incluso con diez días irías algo ajustado para hacerlo, aunque en ese escenario ya se podría plantear.
Salimos desde una zona muy cercana al aeropuerto de Keflavík y llegamos hasta una pequeña localidad situada al este del país, llamada Höfn. Son, en total, unos 500 kilómetros de punta a punta del país. Sin embargo, desde un punto hasta el otro tardamos varios días debido a todas las atracciones turísticas que ofrece Islandia. En cualquier caso, hacerlo del tirón serían más de seis horas conduciendo, y eso siempre que no te encuentres alguna carretera cortada por el mal tiempo.
En total, tardamos una semana de viaje por Islandia entre ir y volver, con muchísimas atracciones naturales y de entretenimiento para parar, ver, fotografiar y disfrutar entre medias. Según entendemos, el verdadero atractivo de un viaje así es dormir cada día en un lugar diferente e ir disfrutando del propio trayecto descubriendo todas las maravillas que ofrece el país. En este sentido, tienes dos opciones: alojamiento tradicional o camper, según tus preferencias.
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Dónde dormir en un viaje de una semana por Islandia
Como nosotros hemos hecho la ruta de siete días, vamos a centrarnos en el sur de la isla, pues el norte no lo conocemos. Como hemos contado, lo más recomendable es dormir cada día en un lugar diferente. Si optas por un alojamiento tradicional, depende mucho de la población, pero algunos hoteles modestos o ‘guesthouse’ pueden llegar a costar hasta 250 euros por noche. En caso de que optes por baño compartido, eso sí, puedes ahorrar algo, aunque tampoco demasiado.
Ahora bien, ten en cuenta que si quieres dormir en una habitación privada con baño ídem, lo menos que te vas a gastar en temporada alta, y por noche, serán unos 100 euros. Como opción alternativa tienes la de la camper, pero no puedes pernoctar en cualquier lugar, sino en los sitios habilitados para ello, lo que te puede suponer un gasto de unos 15 euros por noche, una cifra a todas luces inferior. ¿Te compensa? Pues depende de ti.
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El primer día hicimos noche muy cerca del aeropuerto, en Keflavík. Solamente para recargar pilas y empezar el día siguiente descansados e ir hasta Thorlakshofn, en donde dormimos el segundo día. La tercera jornada pernoctamos en Vik, y en la cuarta llegamos hasta Höfn, el lugar más al este de Islandia hasta el que llegamos. A la vuelta paramos a mitad de camino, cerca de Öræfi, aprovechando que rodeamos (y disfrutamos, a continuación descubrirás por qué) el glaciar aledaño.
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Su nombre es Vatnajökull y, según nos contaron, es el tercero más grande del mundo, y el mayor de toda Europa. Para terminar con nuestra ruta de siete días por Islandia, acabamos descansando los dos últimos días en la capital, Reykjavik. En realidad tiene poco que ver, y es pequeña, con unos 120.000 habitantes. Sin embargo, también es una parada obligatoria por gastronomía y algo de arquitectura. ¿Auroras boreales? Puedes verlas allí también; en toda Islandia de hecho, siempre que se den las condiciones adecuadas.
Qué ver en Islandia en una semana
Llegamos, por fin, a la parte más interesante. ¿Qué ver en una semana en Islandia? Pues teniendo en cuenta nuestra ruta y que se va a circular por la parte sur, hay que decir que en nuestro caso tuvimos una suerte de las que pocas veces se tienen. Todo cuadró a la perfección para que pudiésemos ver el volcán Geldingadalir en erupción, cuyo cráter podía medir entre 100 y 120 metros de diámetro. Estuvimos a tan solo unos 200 metros de él.
Sea como fuere, creemos que hacer esa caminata, de unos 11 kilómetros entre ida y vuelta, merece la pena con independencia de la erupción. El año pasado entró en erupción otro muy cercano, el Fagradalsfall, y todo el camino está lleno de piedras volcánicas y coladas de lava que todavía no son 100% sólidas. Eso sí, hay zonas en las que no hay camino hecho, solo piedras, así que quizá en realizarlo al completo tardes cuatro o cinco horas.
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Es verdad que está indicado, pero para este sendero es imprescindible llevar calzado adecuado, como botas de montaña. Y si hace mal tiempo, con bastante lluvia o viento, las autoridades islandesas lo cerrarán. En cuanto a la ropa, por cierto, no hace falta que te vuelvas loco, al menos en agosto. Valen unos pantalones cómodos y un abrigo normal, pues la temperatura oscila entre los, aproximadamente, 8 y 15 grados. Solo hace frío de verdad cuando al viento le da por soplar. En invierno, claro, es otra historia.
El Círculo Dorado es algo que no te puedes perder en una semana en Islandia. Empezando por el atractivo cráter Kerið y terminando por los géiseres de Strokkur, y sin olvidarnos por supuesto de la impresionante cascada de Gullfoss. Particularmente, esta última te dejará con la boca abierta. En esta ruta puedes aprovechar para darte un baño termal en un lugar llamado Secret Lagoon. Normalmente, el más famoso es el Blue Lagoon, pero la esencia es la misma, y mientras que este último cuesta unos 90 euros por persona, el Secret Lagoon ronda los 20 euros.
Seguidamente nos dirigimos a ver una especie de ave típica del sur de Islandia, los frailecillos. Son algo parecido a un híbrido entre pingüino y pato, pero es verdad que no son del todo sencillos de avistar, pues suelen situarse en las laderas de las montañas. Y de ahí pasamos a Svartifoss, otra cascada. En Höfn hay un atardecer precioso, y de camino allí está la playa de diamantes y un lago helado con trozos del glaciar. Y al lado del pueblo está Stokksnes, una zona de dunas negras y montañas preciosa, en donde también puedes caminar ‘sobre’ una playa cuya profundidad es de un centímetro.
Terminamos con el glaciar Vatnajökull, que según nos contaron es el mayor de Europa, y el tercero más grande del mundo. Allí aprovechamos para hacer una actividad diferente como es montar en moto de nieve. Una última apreciación: ten cuidado con las ovejas. Hay más ovejas que población en toda la isla, curiosamente suelen formar grupos de tres y no tienen miedo a saltar a la carretera si viene un coche. Y otra curiosidad: los caballos tienen una melena que ya le gustaría a Rafa Nadal.
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Principales atracciones turísticas en Islandia
- Reykjavik: como hemos dicho, es la capital. Tiene poco atractivo, pero al menos merece la pena conocerla por saber cómo es la gastronomía local y por su arquitectura escandinava.
- Volcanes: Geldingadalir y Fagradalsfall están en la misma zona y fueron los últimos en entrar en erupción. La zona merece la pena para ver las coladas y los ríos formados por la lava, que todavía no están totalmente solidificados.
- Géiseres: Strokkur es la zona más atractiva en este sentido, y cada aproximadamente cinco minutos podrás ver cómo el agua brota violentamente de la tierra.
- Cascadas: es lo que más abunda. La más impresionante, desde nuestro punto de vista, es Gullfoss, pero otras como Svartifoss, con columnas basálticas, son realmente atractivas. Te irás encontrando muchas por el camino, y Seldsjalandfoss es un ‘must’, ya que incluso puedes pasar por detrás de la misma.
- Baños termales: Blue Lagoon es el más famoso, pero existen otras opciones como Secret Lagoon. No te preocupes: no pasarás frío. El agua está muy caliente, a 38ºC, gracias a que se encuentran en una zona geotérmica que la calienta de forma natural.
- Glaciares: verás las lenguas del Vatnajökull desde la propia carretera, y la excursión en moto de nieve es especialmente recomendable. No obstante, prepara más de 150 euros por persona si quieres hacerla. ¿Merece la pena? Sí; es algo que vas a poder hacer en muy pocos lugares.
- Auroras boreales: puedes verlas casi en cualquier lugar de Islandia. Siempre que no haya, claro, contaminación lumínica, ni nubes. Tendrás que trasnochar e ir a buscarlas.
Qué y dónde comer en Islandia
Los españoles le damos muchísima importancia a la gastronomía. En este sentido, debes saber que Islandia no es el mejor país para disfrutar de ello. Al igual que su economía, su gastronomía se basa mucho en el pescado y el marisco. Ahora bien, la forma que tienen de cocinarlo no nos parece la más adecuada, utilizando técnicas no demasiado sanas y a la vez un poco empalagosas. Lo cual no quita que se pueda disfrutar comiendo, pero no es uno de sus fuertes.
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En este sentido, es en Reykjavik, la capital, en donde encontrarás más oferta gastronómica. La sopa de langosta está realmente buena, y también recomendamos las hamburguesas de carne de reno. El balacao también está a la orden del día, pero en casi todos lados lo sirven con una enorme capa rebozada alrededor. Y si lo que quieres es tomar una cerveza, la Gull está bastante buena, y tiene un precio ‘asequible’ para lo que se estila allí: una lata de 33 cl te costará unos 9 euros al cambio en cualquier restaurante.
El plokkari es otro de los platos típicos con los que nos atrevimos. Viene a ser una bechamel con patata cocida y una mezcla de pescados especiados y queso gratinado encima. Un consejo: no lo tomes para cenar, pues será una bomba en tu estómago. Mejor para comer y que te aporte energía para el resto del día. En resumidas cuentas, en cualquier hamburguesería o restaurante normal, dos personas podrán comer o cenar, con plato principal, bebida y postre por unos 60 o 70 euros.
Ahora bien, el agua es gratis, y no hace falta ni que la pidas. Te la puedes servir tú mismo. Los islandeses están muy orgullosos de la calidad de su agua, y no es para menos. No hace falta que la compres embotellada. La alternativa económica a comer es ir a algún supermercado y comprar allí. La cadena Bónus es la más barata, y los Nettó y Krónan también tienen precios aceptables.
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Otra cosa importante para que sepas si quieres optar por comida rápida y fácil, para salir del paso, es que no existen McDonalds en Islandia. Lo máximo que te encontrarás será alguna cadena local de fast food, y también hay un par de KFC o Domino’s Pizza en las localidades más importantes. Pero no abundan, así que es una alternativa con la que no deberías contar.
¿Dónde ver una aurora boreal en Islandia?
A pesar de que agosto es un mes muy poco recomendable para buscar auroras boreales, hemos de reconocer que intentamos cazarla. Es verdad que no tuvimos éxito, pero estuvimos muy cerca de hacerlo. Lo primero que debes saber es que para que puedas verla, el día previo a la noche que piensas hacerlo ha tenido que estar en completa claridad, sin ninguna nube. Y además, es necesario huir de la contaminación lumínica.
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Las auroras boreales en Islandia se pueden cazar a lo largo y ancho de todo el país, pero necesitas sí o sí estas dos condiciones, por lo que es más fácil hacerlo en lugares apartados de la civilización. Además, no pienses en que las vas a ver desde la ventana de un edificio. Tienes que ir a buscarlas, no van a venir ellas a verte. Un consejo: si estás en la capital, puedes acercarte a un lugar estupendo y cercano para verlas llamado Grótta, al lado de un faro.
Sea como fuere, una condición sine qua non para saber dónde y cuándo verlas es descargar una aplicación para teléfonos móviles que te diga dónde y cuándo puedes hacerlo. Una muy buena es Aurora. Predice el tiempo y los KP, que es el índice principal de predicción de este fenómeno atmosférico, y el cual se mueve en valores que oscilan entre los niveles 1 y 9.
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Conclusión: ¿merece la pena un viaje de una semana por Islandia?
Esta es una cuestión muy personal, ya que depende mucho de tus gustos, de tus preferencias y de tus capacidades económicas. De todas formas, independientemente de lo demás, si disfrutas de la naturaleza no puedes desaprovechar la más mínima oportunidad que tengas de hacerlo. Podrás ver volcanes, glaciares, lagos helados, termas, géiseres, fiordos o cascadas increíbles, todo en un espacio geográfico bastante limitado. Un deleite para los sentidos.
Fotografías: Víctor Delgado ©