En la década de los 60, un joven Alois (Louis) Ruf comenzó su andadura en el sector automovilístico por herencia de su padre. Muy pronto se especializó en la modificación de modelos de Porsche y, ya en los 70, lanzó el primer coche con el nombre RUF. Fue el 911 SCR, con un motor que llegaba hasta los 3.2 litros y desarrollaba 217 CV. Pero la leyenda llegó casi una década después: el RUF CTR Yellowbird, una oda a la velocidad.
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Ruf empezó a especializarse en modelos de Porsche en los años 60. En aquella época, la marca alemana lanzó al mercado el icónico 911 que, inicialmente, se llamó 901. La pasión de Ruf por los automóviles procedía de su padre: cuando tenía siete años, su padre construyó su propio autobús utilizando un chasis de Mercedes-Benz. A partir de aquí, siempre deseó construir su propio coche.
Los comienzos de RUF
En 1974, Ruf comenzó a enfocarse en modelos de Porsche que, debido a la crisis del petróleo y a las normativas anticontaminación, vieron restringidas sus prestaciones. En 1978, creó el primer vehículo con nombre RUF, un 911 SCR que montaba el motor de 3.0 del 911, con 180 CV, pero modificado hasta los 3.2 litros y 217 CV. Anteriormente, había desarrollado una caja de cambios de cinco relaciones para el Porsche 930 Turbo de 1977. Ya por aquel entonces, la prestigiosa revista alemana Auto Motor und Sport alababa el trabajo de Ruf.
En 1984 creó un nuevo modelo, el BTR (de Grupo B Turbo RUF), basado en un 911, pero capaz de bombear 374 CV. Pero la joya, la leyenda de la velocidad nació tres años más tarde, en 1987. Un 911 Turbo pintado de un color amarillo canario que se convertiría en un icono del automovilismo, el RUF CTR Yellowbird.
RUF CTR Yellowbird, una oda a la velocidad
Las siglas CTR corresponden a Grupo C Turbo RUF y era una versión modificada profundamente del 911 Turbo. Incrementó en un milímetro el diámetro del motor bóxer de seis cilindros hasta conseguir un desplazamiento de 3.4 litros y una potencia de 469 CV. Además, contaba turbos e intercoolers separados en cada bancada de cilindros y un novedoso sistema de control electrónico sensible a la presión, desarrollado junto con Bosch.
El CTR Yellowbird incluía otras modificaciones como refuerzos en el chasis y en las suspensiones. El capó, las aletas y las puertas estaban hecha de aluminio para reducir el peso y, para mejorar la eficiencia aerodinámica, eliminó los canales de lluvia y montó unos alerones delanteros y traseros diseñados por RUF.
El resultado fue un coche sublime en términos de velocidad, capaz de ofrecer un rendimiento tan impresionante que lo mismo se podía conducir en una carretera pública que en un circuito de carreras. Un coche increíblemente rápido y con una sorprendente capacidad para seguir acelerando en cualquier régimen.
Las cifras no engañan: pasaba de 0 a 100 km/h en apenas 4 segundos, un registro espectacular en los años 80, y 11,7 segundos para recorrer un cuarto de milla a 215 km/h. ¿Aún no es suficiente? Espera, que viene lo mejor: una velocidad punta de 339 km/h.
Las señas de identidad de RUF
Una cosa que diferencia a los coches RUF de otros vehículos especiales es que se pueden conducir por cualquier carretera pública, aunque no lo parezca. El CTR era un coche muy bien fabricado y fácil de conducir. De hecho, se mostraba más estable que el 911 a alta velocidad.
Uno de los aspectos más destacados de los coches de RUF es que apenas se diferencian de un Porsche. Louis Ruf desarrolla unos vehículos, generalmente, de perfil bajo y limpio, un morro inclinado, llantas de 17 pulgadas con neumáticos Goodyear, Pirelli o Dunlop Denlocs, y el conducto NACA sobre los hombros traseros para una mejor refrigeración. Estas son las únicas pistas que indican que no se trata de un 911 estándar.
Fuente: Road & Track - Fotos: Facebook RUF