El Mercedes GLC 300 de 4Matic de la prueba es un SUV híbrido enchufable y diésel. Una combinación mecánica tan poco común que solo un fabricante la ofrece en nuestro país. Pero que estemos ante un sistema de propulsión raro no significa que no sea interesante, porque opino justo lo contrario.
Y es que este binomio ofrece lo mejor de dos mundos: bajos consumos de combustible en viajes largos y una conducción eléctrica cero emisiones en trayectos urbanos y algo más. Porque con una batería con nada menos que 31,2 kWh de capacidad, este GLC 300 de híbrido enchufable presume de una autonomía eléctrica oficial de nada menos que 128 kilómetros.
Pero más interesante todavía es lo poco que gasta una vez has agotado la carga, que es cuando sale a relucir su mecánica turbodiésel. Así, si te enfrentas por ejemplo a un trayecto largo por autopista podrás cubrir el primer centenar de kilómetros con un consumo de combustible ridículamente bajo (inferior a 1 l/100km) y a partir de ahí observar un gasto de alrededor de 6 l/100km en el ordenador de a bordo.
Una fórmula muy interesante
Más allá de su sistema híbrido enchufable con motor diésel, este SUV comparte todo el resto de la gama del Mercedes GLC 2023. Esta nueva generación del todocamino de Mercedes-Benz ha dado un gran salto hacia adelante en aspectos como la dotación tecnológica, el diseño exterior e interior o incluso a nivel dinámico. Es un producto más redondo, más completo.
Su carrocería tiene unas formas mejor definidas, con una parrilla poderosa, grandes entradas de aire y unos faros delanteros de ledes que le confieren una ‘mirada’ interesante. En la vista lateral destacan los amplios pasos de rueda, que pueden alojar llantas de hasta 20” de diámetro, o las estriberas que equipa esta unidad y que facilitan el acceso al habitáculo.
En cuanto a la zaga, hay unos grupos ópticos (de ledes) con una disposición más horizontal que además están unidos entre sí mediante una tira negra. En la parte superior e inferior hay detalles que denotan el cuidado trabajo aerodinámico que han realizado los ingenieros de la firma de la estrella, como ese alerón o el difusor. Lo que no termino de ver son esos embellecedores cromados que simulan unas salidas de escape, para mi gusto sobran.
El habitáculo del Mercedes GLC 300 de 4Matic de la prueba es un espectáculo. Ofrece un diseño que podría calificarse de minimalista por la casi total ausencia de controles físicos pero que, al mismo tiempo, viene cargado de tecnología. Fíjate en ese cuadro de mandos digital (con pantalla de 12,3 pulgadas) o en la gigantesca pantalla táctil central en formato vertical (11,9”) desde la que se controlan casi todas las funciones del coche de forma muy intuitiva.
Todo tiene un aspecto muy trabajado y transmite sensación de calidad. Por ejemplo, las salidas del sistema de climatización lucen un diseño muy llamativo y ofrecen un tacto exquisito cuando las usas para variar la orientación del chorro de aire; el sistema de iluminación interior crea una atmosfera muy moderna y lujosa; todos los materiales que tienes al alcance de la mano transmiten solidez…
Pero no todo es positivo. Porque hay una gran cantidad de elementos rematados en negro piano que se ensucian con facilidad y que empañan un interior que de otro modo es de los mejores del segmento. En cuanto al maletero, ofrece 470 litros de capacidad con unas formas aprovechables. Si bien, como la batería se aloja debajo del piso, este es más alto que en otros GLC limitando así el espacio disponible hasta la bandeja cubre equipaje.
Más de 100 kilómetros de autonomía eléctrica
Esa batería de la que hablo ‘roba’ espacio al maletero porque es realmente grande. Hablamos de una unidad con nada menos que 31,2 kWh de capacidad bruta que ocupa y pesa lo suyo. De hecho, este GLC 300 de 4Matic pesa unos 400 kg más que un GLC 220 d 4Matic, el diésel con el que comparte mecánica de combustión interna. Por esa razón Mercedes incluye de serie una suspensión trasera neumática, para mitigar el efecto del peso de la batería en el comportamiento del coche.
Lo bueno es que gracias a ella logra una autonomía eléctrica increíble, de 128 km en ciclo WLTP. Uno de los mejores datos entre los vehículos híbridos enchufables del mercado que además en la práctica es posible alcanzar. Porque en condiciones reales no tendrás dificultades en superar los 100 km en modo eléctrico sin usar el motor térmico.
Esta se puede recargar en corriente alterna a un máximo de 11 kW o, de manera opcional, a 60 kW en corriente continua. En el primer caso necesitarías unas 3 horas para pasar del 0 al 100%, mientras que en el segundo emplearías tan solo 30 minutos en esta misma operación. Pero no es una opción que recomendaría y ahora entenderás por qué.
La clave de este coche y lo que lo diferencia de otros SUV híbridos enchufables es su motor turbodiésel. Gracias a él puedes conseguir unos consumos de combustible muy ajustados cuando se acaba la batería. Tanto es así que no tiene sentido alguno parar a cargar la batería en viajes. Primero, porque estarás detenido 30 minutos en el mejor de los casos y, segundo, porque eso te permitirá ganar unos 100 kilómetros de alcance.
Cuando no dispone de suficiente carga para poder circular en modo completamente eléctrico el sistema seguirá funcionando como un híbrido al uso. Esto, combinado con su motor diésel, le permite que arroje cifras de gasto de alrededor de 6 l/100km o incluso menos en esta situación. Esto quiere decir que con el depósito hasta arriba (62 litros) y la batería al máximo la autonomía total supera ampliamente los 1.000 kilómetros.
Y para el día a día, para los desplazamientos rutinarios (ir al trabajo, llevar a los niños al colegio, ir a hacer la compra…), los más de 100 kilómetros de autonomía eléctrica son más que suficientes para la inmensa mayoría de casos. Y esos 11 kW de potencia de carga te permitirán volver a disfrutar del 100% de batería en apenas tres horas, por lo que podrás completar una carga por la noche con mucho margen.
Eficiente pero sobre todo confortable
A nivel dinámico estamos ante un SUV que destaca principalmente por su gran confort de marcha. Y lo hace gracias a unas suspensiones que filtran muy bien los baches, a un habitáculo muy bien aislado del sonido exterior y a un sistema de propulsión que resulta silencioso a más no poder en modo eléctrico. Es verdad que el motor diésel se deja sentir cuando se pone en marcha, especialmente en frio, pero se debe más a que el coche es tan silencioso en el resto de situaciones que a que sea ruidoso.
El motor diésel de 2.0 litros y cuatro cilindros en línea desarrolla 197 CV y 440 Nm de par, exactamente lo mismo que en el GLC 220 d. Pero en este GLC 300 de a eso se suman los 136 CV y 440 Nm de su motor eléctrico. De esta forma, la potencia total combinada alcanza unos imponentes 333 CV y el par motor nada menos que 750 Nm. Esto se traduce una capacidad de aceleración demoledora cuando exiges el máximo rendimiento y la prueba está en los 6,4 segundos que emplea para pasar de 0 a 100 km/h.
En modo eléctrico te tienes que fijar más en esos 440 Nm de par que en los 136 CV de potencia. Son suficientes para circular con normalidad sin que se requiera el motor térmico y si es necesario, este se pone en marcha en un suspiro para que dispongas de toda la potencia del sistema. Pero como te digo, la capacidad de aceleración es más que correcta en modo eléctrico para que esto no suceda con frecuencia siempre que tengas nivel de carga de batería suficiente.
Este Mercedes GLC 300 de 4Matic es algo más de 2.000 euros más caro que el mismo coche con motor de gasolina. Una diferencia que pagaría con gusto por los consumos más bajos que consigue y porque ofrece más potencia y par que el GLC 300 e 4Matic. Cuesta casi 78.000 euros, que se superan con facilidad a nada que te pongas a seleccionar algunas de las numerosas opciones disponibles. Un precio alto, sin duda, pero que teniendo en cuenta todo lo expuesto en la prueba hace que sea razonable.
Ficha técnica Mercedes GLC 300 de 4Matic | ||
Motor | Cilindrada | 1.993 cc |
Cilindros | 4 en línea | |
Potencia máxima | Motor de combustión: 197 CV a 3.600 rpm Motor eléctrico: 136 CV Combinada: 333 CV |
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Par máximo | Motor de combustión: 440 Nm entre 1.800 y 2.800 rpm Motor eléctrico: 440 Nm Combinado: 750 Nm |
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Alimentación | Tipo | Diésel de inyección directa por conducto común, turbo de geometría variable e intercooler |
Batería | Capacidad | 31,2 kWh (23,4 kWh netos) |
Transmisión | Caja de Cambios | Automática, 9 velocidades |
Tracción | Total | |
Suspensión | Delantera | Paralelogramo deformable Resorte helicoidal Barra estabilizadora |
Trasera | Paralelogramo deformable Resorte helicoidal Barra estabilizadora |
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Frenos | Delanteros | Discos ventilados |
Traseros | Discos ventilados | |
Dimensiones | Longitud | 4.716 mm |
Anchura | 1.890 mm | |
Altura | 1.638 mm | |
Distancia entre ejes | 2.888 mm | |
Maletero | Volumen | 470 / 1.530 litros |
Peso | Peso | 2.415 kg |
Prestaciones | Velocidad máxima | 217 km/h |
Aceleración 0-100 Km/h | 6,4 seg | |
Consumo | Combinado | 0,4 l/100 km |
Velocidad baja | N.D. | |
Velocidad media | N.D. | |
Velocidad alta | N.D. | |
Velocidad muy alta | N.D. | |
Autonomía | WLTP | 128 km |
Emisiones | Emisiones de CO2 | 10 g/km Euro 6 Etiqueta 0 |
Precio | Precio oficial | 77.777 euros |