Presentado en el año 2009, el Mercedes-Benz SLS AMG fue un modelo verdaderamente importante para la marca. Por un lado, al convertirse en el primer superdeportivo creado en solitario por la firma de la estrella, tras dejar atrás la colaboración con McLaren. Por el otro, por suponer un bello homenaje a un modelo histórico como fue el (prueba) Mercedes-Benz 300 SL ‘Alas de Gaviota’.

Sin embargo, todavía había margen para dotar al modelo de un mayor punto de exclusividad. ¿Cómo? Pues como puedes ver en el Mercedes-Benz SLS AMG Roadster de esta prueba, permitiendo al conductor y su acompañante rodar a cielo abierto.

tres cuartos delantero del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster

Es cierto, la adopción del techo de lona obliga a prescindir del rasgo más personal y característico del modelo, como son las puertas de tipo ‘alas de gaviota’. Ahora bien, habrá quien vea en ello una ventaja, y no solo por circular descapotado. Todo aquel que se haya subido a un SLS AMG sabrá que esas puertas de apertura vertical son muy chulas… pero que dificultan mucho el acceso al habitáculo.

Pero volvamos a la capota. Como decíamos, es de lona y se sustenta en una estructura de aluminio, magnesio y acero. Materiales que se eligen para contener al máximo el peso del modelo, que apenas se ve incrementado en unos 40 kilos.

Además, apenas tarda 12 segundos en recogerse o desplegarse, de forma eléctrica, y se puede accionar incluso en marcha, siempre y cuando se circule por debajo de los 50 km/h. Algo bastante útil si te sorprende el mal tiempo en marcha.

Asientos del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster

El botón desde el que se abre el techo es uno de los pocos cambios que se aprecian en el habitáculo, frente a su hermano coupé. El otro es el mando con el que se acciona el sistema Airscarf. ¿Qué es esto? Pues algo tan útil como una especie de ‘bufanda’ de aire caliente, que se genera desde una salida de aire ubicada en el respaldo de cada asiento, que mantiene la cabeza y el cuello a una temperatura óptima… aunque se vaya descapotado en invierno.

A pesar de que el Mercedes-Benz SLS AMG Roadster se presentó hace más de una década, el interior no ha digerido demasiado bien el paso del tiempo. De hecho, el habitáculo ya no era especialmente llamativo en su día. Aunque nos quedaremos con los detalles que siguen marcando la diferencia: los distintos acabados en carbono que hay repartidos por distintos puntos, la curiosa botonera de la consola central, los excelentes asientos deportivos…

Y ojo, que hay un último aspecto que intimida un poco, antes de ponerse en marcha para la prueba. En el cuadro de mandos, dos relojes analógicos llaman tu atención: el velocímetro, graduado hasta los 360 km/h, y el cuentarrevoluciones, que marca hasta las 9.000 rpm.

Cuadro de instrumentos del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster

Uno de los botones a los que hacíamos referencia sirve para poner en marcha el motor. Algo que, por cierto, es una auténtica experiencia. Una experiencia inolvidable. Porque si la melodía del modelo cerrado era absolutamente celestial, en este descapotable, el concierto se vive en primera fila.

Como pasaba en algún que otro AMG de la época (imposible olvidar el C 63 AMG atmosférico), el sonido que llega hasta el habitáculo es extremadamente bronco, algo en lo que colabora el sistema de escape deportivo, autor de unas detonaciones que perdurarán en tu mente para siempre.

Pero todo esto no debe despistarnos del verdadero protagonista del SLS AMG Roadster, como es el motor V8 atmosférico, de 6.208 cm³, que se esconde bajo el larguísimo capó delantero. Anuncia 571 CV a 6.800 rpm y un par máximo de 650 Nm a 4.750 vueltas.

Motor del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster

Datos a todas luces extraordinarios, que debe gestionar el tren trasero, con la ‘ayuda’ de una caja de cambios automática, de siete marchas, llamada AMG Speedshift DCT y que se puede gestionar con unas levas que hay tras el volante.

Gracias a su rapidez y buen hacer, el Mercedes-Benz SLS AMG Roadster es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 3,8 segundos. Algo en lo que participa activamente el control de salida Race Start. ¿Y la velocidad máxima? Pues está cifrada en 317 km/h, aunque no hemos podido experimentar qué se siente circulando a esa velocidad y con el cielo por techo. Sobre todo, porque no queremos acabar entre rejas…

El funcionamiento del motor es absolutamente delicioso. Y no solo por lo que ya hemos hablado del sonido, sino también por su casi infinita capacidad de aceleración. Sobre todo, si lo mantienes en esa franja de régimen entre las 4.500 y las 7.000 rpm, más o menos, en la que domar a esta auténtica bestia se convierte en algo casi místico.

Prueba del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster

Tampoco se queda atrás la puesta a punto del chasis. Ahí sí que ha envejecido bien el SLS AMG Roadster, ya que sigue siendo un coche muy rápido en tramos de curvas, ágil y certero, aunque de reacciones tal vez demasiado vivas, si no se gestiona bien la fuerza que se aplica sobre el pedal derecho.

A diferencia de lo que es común hoy en día, no existen distintos modos de conducción, que gestionen diferentes parámetros del ‘setting’ del coche, acorde a las necesidades de cada momento. Porque por mucho que un coche sea deportivo, no siempre se va de carreras con él. Y eso, en cierto modo, se echa de menos.

En este sentido, solo se pueden gestionar los programas de la caja de cambios y del control de estabilidad. Un elemento que, salvo que se esté en circuito, no recomendamos desconectar. Porque sí, las derrapadas pueden ser de escándalo. Pero si no se gestiona bien el gas, con un motor tan radical, podemos acabar girando sobre nuestro propio eje…

Antes de acabar, solo nos queda recordar algún detalle más ‘mundano‘, como un consumo medio cifrado en los 13,2 l/100 km o un precio que en el año 2012 rondaba los 226.000 euros, sin contar el equipamiento extra que se quisiera incluir. Sin duda, datos a la altura de un modelo absolutamente irrepetible.

Prueba del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster

Ficha técnica del Mercedes-Benz SLS AMG Roadster
Motor Cilindrada 6.208 cc
Cilindros 8 en V
Potencia máxima 571 CV a 6.800 rpm
Par máximo 650 Nm a 4.750 rpm
Alimentación Tipo Inyección indirecta,
admisión variable
Transmisión Caja de Cambios Automática, 7 velocidades
Tracción Trasera, autoblocante mecánico
Suspensión Delantera Paralelogramo deformable
Resorte helicoidal
Barra estabilizadora
Trasera Paralelogramo deformable
Resorte helicoidal
Barra estabilizadora
Frenos Delanteros Discos ventilados / 390 mm
Traseros Discos ventilados / 360 mm
Dimensiones Longitud 4.638 mm
Anchura 1.939 mm
Altura 1.261 mm
Distancia entre ejes 2.680 mm
Maletero Volumen 173 litros
Peso Peso 1.735 kg
Prestaciones Velocidad máxima 317 km/h
Aceleración 0-100 Km/h 3,8″
Consumo
NEDC
Urbano 9,3 l/100 km
Extraurbano 19,9 l/100km
Mixto 13,2 l/100 km
Producción Años 2011-2012
Precio Precio oficial Desde 226.000 euros
(Año 2012)
Valoración
Mercedes-Benz SLS AMG Roadster
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Pablo López
Como la potencia sin control no sirve de nada y la aerodinámica es para quien no sabe hacer motores, ni hago motores potentes ni diseño coches veloces. Solo junto letras allá donde me dejan.
prueba-mercedes-benz-sls-amg-roadsterSi hoy en día Mercedes-AMG es una marca fuerte y con una reputación deportiva intachable, sin duda, parte del mérito reside en el SLS AMG. Un modelo que nació con mucha presión, tras la ‘ruptura’ de Mercedes con McLaren, pero que sirvió a los chicos de Affalterbach para mostrar al mundo de lo que eran capaces. Y aunque el Roadster de esta prueba perdía las carismáticas ‘alas de gaviota’, igualmente fue un deportivo tan eficaz como divertido.

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