PRUEBA: Ford Transit Trail

La familia Transit de Ford está destina al transporte de mercancías y, por lo tanto, a aquellos conductores que necesita un vehículo comercial para su día a día. En la marca del óvalo saben la relevancia que tiene esto, razón por la que han concebido este producto para convertirlo en una buena imagen de marca. La Ford Transit Trail que hemos tenido ocasión de probar confirman que son la elección adecuada para cualquier tarea de carga y descarga llegando donde otras furgonetas no pueden.

Diseño exterior

La Ford Transit Trail está disponible, en la categoría de 3.500 kilos, con carrocería van, kombi y chasis. Lo cierto es que no es complicado adivinar que estamos ante un vehículo profesional: su aspecto la delata, pero Ford ha incorporado una serie de detalles para demostrar que este segmento puede ser atractivo.

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A diferencia de la Ford Tourneo Custom Active en la que nos subimos en la misma jornada, la parrilla (ubicada encima del paragolpes específico) de la Transit Trail sí evoca a otros modelos como el Ford Ranger: es de color negro mate y luce las letras de la marca en grande. En los laterales el logo ‘Trail’ nos recuerda la versión ante la que estamos, el mismo lugar en el que reconocemos las llantas de 16 pulgadas a juego con la parrilla y donde nos cruzamos con elementos como las protecciones específicas o las molduras de plástico.

Diseño interior

Cuando accedemos al interior nos encontramos con un habitáculo que recuerda al de un coche: adiós incomodidad, bienvenidos asientos de cuero ergonómicos. Ford ha equipado el pequeño habitáculo de la Ford Transit Trail con elementos característicos de la casa y le ha dotado de un volante de cuero multifunción, retrovisores eléctricos, parabrisas calefactado, multitud de huecos portaobjetos y soluciones prácticas para la vida profesional.

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No obstante, lo que más llama la atención es la pantalla de 8 pulgadas, que forma parte del equipamiento de serie. Equipada con el sistema multimedia SYNC 3 dota a la Transit Trail de internet y presume, así, de un navegador para no perder el rumbo de la ruta preparada. Como extra, podemos disfrutar de la cámara trasera… que no viene mal para aparcar este tipo de vehículos. En el capítulo de ayudas destaca el control de estabilidad ESP recalibrado, el control de crucero adaptativo, el sistema de mantenimiento de carril, el de pre-colisión ante ciclistas y peatones, el limitador de velocidad inteligente o la frenada activa.

El motor

En cuanto al capítulo de motores, la Ford Transit Trail (L2/L3) está disponible con un diésel 2.0 EcoBlue de 130 o 170 CV que es posible equipar con la tecnología microhíbrida de 48 voltios. Este bloque está asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades que transmite esas potencias al eje delantero en el caso de a versión kombi o a ambos si se trata de las variantes van o chasis.

Las equipadas con tracción delantera tienen, de serie, un nuevo diferencial mecánico de deslizamiento limitado mLSD. Desarrollado por los especialistas de Quaife, reparte el par a la rueda que tiene mayor agarre. La tracción total (AWD), por su parte, cuenta con un bloqueo de diferencial que reparte el par en una proporción 50:50 entre ambos ejes.

Prueba de la Ford Transit Trail

Es hora de ponerse a los mandos de la Ford Transit Trail. A los pies de la sierra de Madrid nos subimos (literalmente) al modelo equipado con el motor diésel 2.0 EcoBlue de 170 CV, cambio manual de seis velocidades y tracción total inteligente (AWD). Es momento de ubicarse en la cabina: sí, como os hemos comentado, se trata de un vehículo industrial en el que, por ejemplo, no podemos ajustar el espejo retrovisor interior… porque no hay. Algo que choca en un principio: no es el caso teniendo en cuenta que he vivido la enésima mudanza hace menos de un mes.

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Con la lluvia como compañera cayendo desde un cielo gris plomizo, arrancamos. La primera sensación es que la Ford Transit Trail es algo remolona. Aunque, quizás, esta percepción es consecuencia de manejar coches de manera habitual. A medida que nos vamos conociendo la dirección se muestra progresiva y suave. El cambio tiene un desarrollo corto y preciso, pero el acelerador pide pisar en profundidad para coger un ritmo adecuado… y eso que tenemos entre manos la versión de 170 CV.

De la carretera al barro

Aquí es donde la tracción total muestra su doble cara: cuando necesitas coger velocidad con cierta premura ese sobrepeso lastra a la Transit Trail. Sin embargo, la entrega a ambos ejes se agradece cuando dejamos atrás los alrededores de San Lorenzo de El Escorial y nos adentramos en el interior de la Finca El Jaral de la Mira.

Sobre un terreno más rural y más complicado, la furgoneta de Ford se hace grande. Evidentemente no estamos ante un todoterreno, pero su modo de conducción pensado para firmes deslizantes como el escenario en el que estamos, lleno de barro a causa de la lluvia, responde sin problemas. En este aspecto, la Transit Trail sorprende: no en vano y a pesar de su tamaño, hemos afrontado zonas algo complicadas e, incluso, hemos vadeado un pequeño río. Quizás estas situaciones no sean las habituales en el día a día de un profesional que esté buscando un vehículo comercial, pero demuestran que Ford cumple su premisa de llegar donde otros no lo hacen.