PRUEBA: BMW i3

La apuesta de BMW en el segmento de los vehículos eléctricos ya está aquí, se llama BMW i3 y nosotros lo hemos puesto a prueba. Aunque sólo pudimos conducirlo durante unas horas, este eléctrico de 170 CV logró conquistarnos desde los primeros metros. Os podemos asegurar que los ingenieros de la marca alemana han dado en el clavo con este modelo tan vanguardista.

Tras nuestro primer contacto con el BMW i3, ya os contamos los detalles y las principales características del coche, así que ahora vamos a centrarnos exclusivamente en su comportamiento y las sensaciones que nos ha dejado tras ponernos a sus mandos.

Lo primero que nos llamó la atención nada más subir al BMW i3 de la prueba fue el diseño de su salpicadero, con un aspecto único, moderno y agradable. El piso es completamente plano y al no haber una consola central que se extienda desde la parte delantera, el espacio entre los pies del conductor y del copiloto está conectado, lo que transmite una gran sensación de amplitud.

 

En los 3,99 metros que mide, el BMW i3 ofrece cuatro cómodas plazas y un maletero de 260 litros. Eso sí, aunque dispone de puertas para los ocupantes de la segunda fila -se abren en sentido contrario al habitual-, la operación de subida y bajada es un poco engorrosa. El principal motivo es que es necesario que las puertas delanteras estén abiertas para poder usar las posteriores. Además, el conductor o el copiloto tendrán que desabrocharse el cinturón para dejar salir o entrar a los pasajeros traseros.

Es fácil encontrar una buena posición al volante, así que no tardamos mucho en ‘arrancar’ y comenzar la prueba del BMW i3. Todo en él es novedoso, desde la ubicación del botón de encendido hasta la palanca selectora del cambio. Se nota el esfuerzo realizado por los alemanes, pues a pesar de lo que pueda parecer, es tremendamente intuitivo de utilizar.

PRUEBA BMW i3 (7)

Desde el primer momento, el i3 demuestra una enorme suavidad, con una ausencia total de ruidos y vibraciones. La respuesta del motor eléctrico es instantánea y responde con contundencia a las órdenes del conductor. Sin lugar a dudas, una de las cosas que más sorprenderá a todo el que lo conduzca será su acelerador. En el momento en el que levantas el pie del pedal, el motor eléctrico retiene con fuerza, tanta que en esta situación se encenderán las luces de frenada. Esta capacidad de retención hizo que durante los más de 80 kilómetros que recorrimos con el modelo apenas utilizamos los frenos.

BMW denomina a este sistema ‘One Pedal Feeling’. Entre el tráfico y por carretera, te permite regular el ritmo de deceleración sin tener que recurrir al equipo de frenada. Tan sólo debes jugar con la presión que ejerces sobre el pedal del acelerador para elevar o disminuir la capacidad de retención del motor eléctrico, lo que sin duda repercutirá positivamente en la duración de las pastillas de freno. Además, en esta fase el motor eléctrico actúa como generador recuperando para de la energía y almacenándola en la batería. Con un poco de práctica y tras unos cuantos kilómetros, te habitúas a tan peculiar sistema.

Durante la prueba del BMW i3, este modelo  100% eléctrico nos demostró su gran capacidad de aceleración. No es que sea extremadamente rápido -acelera de cero a 100 Km/h en 7,2 segundos-, es que la respuesta del motor es tan contundente y silenciosa que hace que nos impresione aún más la facilidad con la que gana velocidad. De hecho, una vez finalizamos esta primera toma de contacto dinámica, nos subimos a uno de los utilitarios más potentes del mercado para volver a casa y llegamos con la sensación de que corría menos que el i3. Aunque sobre el papel sea más rápido que el alemán, en la práctica, la instantaneidad con la que entrega la potencia el eléctrico cambia las normas del juego.

PRUEBA BMW i3 (2)

En curva, el excelente reparto de pesos y el bajo centro de gravedad -la batería está situada bajo el suelo del habitáculo- hacen que se comporte casi como cualquier BMW deportivo. La carrocería a penas balancea y nunca resulta incómodo, pues el conjunto muelle/amortiguador absorbe muy bien las irregularidades de la calzada. No te dejes engañar por los estrechos neumáticos que monta -155/70 en llanta de 19 pulgadas de diámetro-, en ningún momento apreciamos falta de agarre lateral o longitudinal.

Llegó el momento de hablar de la autonomía. La marca anuncia para el BMW i3 200 kilómetros, pero en nuestro caso, resultó imposible alcanzar dicha cifra. Acabamos entregando el vehículo con 40 kilómetros restantes según el ordenador de a bordo,  tras haber recorrido algo menos de 90 kilómetros -es decir, unos 130 kilómetros de autonomía-, casi todos ellos por autopista circulando al límite de velocidad. Si bien, en función del modo de conducción seleccionado -hay tres: Comfort, ECO y ECO PRO+-, la respuesta del motor eléctrico se suaviza, lo que permite que aumente significativamente el alcance del vehículo.

En definitiva, esta primera prueba del BMW i3 nos ha servido para familiarizarnos con el primer modelo puramente eléctrico de la marca. Nos ha gustado mucho, tanto el concepto en sí como su comportamiento. Si los 35.500 euros que la marca pide por él te parecen razonables y encaja, sobre todo por autonomía, en los recorridos que habitualmente realizas, nos parece un producto muy recomendable. Y si te preocupa quedarte ‘tirado’ sin ningún enchufe cerca, siempre puedes optar por la versión con generador de gasolina y autonomía extendida, conocida como i3 REX -Range Extender-.

Lo mejor…

+Prestaciones

+Comportamiento

+Economía de uso

Lo peor

-Acceso plazas traseras

-Autonomía a ritmos elevados

-Acceso al maletero elevado

Texto: Nacho de Haro

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