La firma alemana ha decidido romper con más de 30 años de historia, cosas de la mercadotecnia, supongo, y renombrar su modelo más emblemático: el BMW Serie 3 Coupé.
Hoy pongo a prueba el BMW Serie 4, el primer vehículo de una estirpe que tendrá que hacer olvidar el legado de uno de los coupés más bonitos que se han fabricado jamás. Para conseguir esta difícil tarea, el constructor de Munich ha creado, como cabía esperar, un coche cuyo aspecto combina a la perfección elegancia y deportividad.
Este nuevo coupé de largo capó y cortos voladizos adopta el frontal del Serie 3, cuyos faros se unen con una modernizada parrilla ovoide. A diferencia de la berlina, el techo tiene una línea descendente que finaliza en la tapa del maletero. Tampoco pasan desapercibidas las branquias situadas tras las aletas delanteras, denominadas 'Air Breather' y que mejoran la aerodinámica con el consiguiente ahorro de carburante. Asimismo, presenta nuevas cotas respecto al Serie 3 E92: es 58 mm más largo, 43 mm más ancho y 18 mm más bajo. Esta nueva longitud, anchura y altura vienen acompañadas por el aumento de la batalla, que ahora suma 50 mm. Igualmente, el maletero es otro de los elementos del coche que ha cambiado de dimensiones, y es que éste puede albergar 445 litros, espacio suficiente para cuatro maletas de tamaño mediano.
El interior también ha recibido modificaciones de gran calado, algo que no le ha venido nada mal y que quita de un plumazo ese aspecto simplón de la generación anterior. Ahora puede presumir de calidad y apariencia mejorada. Lo cierto es que la consola, mucho más atractiva, y el salpicadero, compuesto por plásticos blandos en su gran mayoría, son muy parecidos a los de la berlina. Como nos tiene acostumbrados, bien acostumbrados diría yo, todo está orientado al conductor.
El Serie 4 Coupé monta el cuadro de instrumentos multifunción con tecnología 'Black Panel', que muestra un tipo de información u otra dependiendo del modo de conducción escogido (COMFORT: velocidad, revoluciones, nivel de combustible, temperatura del aceite del motor, consumo instantáneo y la marcha engranada; ECO PRO: autonomía adicional y sistema 'Brake Energy Regeneration'; SPORT: velocidad, régimen y entrega de potencia actual).
Como he comprobado durante la prueba del BMW Serie 4, las plazas delanteras son espaciosas y el asiento del conductor puede ir muy cerca del piso. Las traseras, por su parte, son amplias y los ocupantes gozan de espacio sobrado para hombros y piernas; no así para la cabeza. Acceder a ellas es incómodo por el escasa distancia entre el respaldo del asiento y el pilar b, y por la altura del techo.
En concreto, la unidad de esta prueba es el BMW 420d. Se trata de la variante más lógica por precio, consumo y respuesta de su motor 2.0 de 184 CV. Este conocido bloque, mejorado a lo largo de los años, ofrece un excelente desempeño en cualquier rango del cuentarrevoluciones, por lo que no tengo que subir o bajar de marchas para encontrar respuesta. Es algo más silencioso que el del 320d Coupé, o por lo menos eso me ha parecido -posiblemente el habitáculo esté mejor insonorizado-; lo que no le quita ni San Franz Josef Popp son las vibraciones que sufre el coche al arrancar y que se ven reflejadas en el movimiento de la palanca.
Lo mejor de su propulsor son las cifras de consumo. El E92 con la misma motorización y siete caballos menos me sorprendió con una media de 5,6 litros a los 100. El ordenador de viaje de éste, el 420d de la prueba, exhibe con orgullo cifras cercanas a las oficiales: en carretera marca 4,8 l/100, en ciudad, 6 litros y combinado, 5,2 a los 100. ¡Magníficos números para un coche con motor de 184 CV y un peso de 1.525 kg! Eso sí, he de confesarte que fueron conseguidos en modo ECO PRO y tratando el pedal del acelerador con mucho, mucho mimo.
Otra de las cosas que destacaría del Serie 4 es su cambio de seis relaciones: como en el E92, trabaja asociado al bloque de cuatro cilindros, solo que en este caso ofrece un mejor tacto, mucho menos tosco y de mejor guiado que el anterior.
A pesar de ser un coche diésel con un caballaje nada desmesurado, tienes que tener claro que este BMW 420d también es un vehículo con el que puedes divertirte por varias razones: es de propulsión, su dirección es rápida y precisa, su suspensión es por igual deportiva y confortable y si optas por el modo SPORT, el motor responderá con más espontaneidad.
Y aquí viene la dolorosa: el precio base del BMW 420d de la prueba es de 42.300 euros, una cantidad considerable si tenemos en cuenta que el equipamiento es bastante escaso, ya que no incluye elementos de serie en modelos de segmentos inferiores tales como el control de distancia de aparcamiento, dispositivo manos libres con interfaz USB, asientos traseros abatibles, retrovisor interior con ajuste automático antideslumbramiento o reposabrazos delantero deslizable. Eso sí, si estás dispuesto a desembolsar dinero, puedes equiparlo con mil ‘gadgets: cámara marcha atrás, asistente de aparcamiento con cámaras cenitales, control de crucero activo con funcion Stop&Go, función de TV, preparación para Internet, volante calefactable, 'head up display', f aros LED adaptativos, apertura de puertas y portón trasero sin contacto, arranque sin llave, navegador con pantalla de 8,8 pulgadas…
El BMW Serie 4 Coupé suma una cifra que le sirve para justificar la subida de precio. Es 6.500 euros más caro que el Serie 3 (420d frente a 320d), vehículo en el que está desarrollado y con el que comparte casi todas sus características. ¿Te interesa pagar esa diferencia por un coche coupé y con una plaza menos? Eso lo decides tú dependiendo de tus gustos o necesidades. Lo que sí te recomiendo es que elijas su motor diésel 2.0 de 184 CV por su respuesta y ajustadísimos consumos.
A favor...
+ Consumo
+ Respuesta de su motor
+ Diseño
En contra...
- Precio
- Equipamiento de serie escaso
- Acceso a plazas traseras
Texto: Hugo Valverde
Fotos: Álex Aguilar
Sin duda un coche muy equilibrado Prestaciones-Consumo