El downsizing es la técnica que cada vez más están adoptando los fabricantes para reducir los consumos y las emisiones, así como cumplir con las exigentes normativas anticontaminación. Esta técnica apuesta por la implantación de un turbo, en aquellos motores que no lo equipan, en detrimento de una gran cilindrada. Llevándolo un paso más allá encontramos motores con desconexión de cilindros e incluso los nuevos tricilíndricos. Pero, ¿hasta qué punto se puede llegar con este tipo de motorizaciones? En el BMW 216d Gran Tourer 2016 que he puesto a prueba, he tratado de averiguar si ésta es realmente la solución y si no se vuelve, realmente, un arma de doble filo.
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Pero antes de llegar a este punto, ¿qué ofrece el BMW 216d Gran Tourer 2016? Se trata de la variante más alta y larga del BMW Serie 2 Active Tourer, el que es el primer monovolumen de la marca, así como el primer modelo en contar con un sistema de tracción delantera dentro de las filas de BMW. El enfoque para este tipo de vehículo son las familias que demandan de un vehículo con una gran capacidad de carga, hasta siete plazas y el dinamismo y la calidad de los acabados de una firma Premium.
Tras su debut el pasado año, ya pudimos poner a prueba el BMW Serie 2 Gran Tourer en una primera toma de contacto donde conocimos todos los detalles. Detalles como los 21 centímetros de longitud extra, derivados de un incremento de la batalla de 11 cm y del voladizo trasero de 10 cm, así como los 5 cm de altura mayor que el Active Tourer. Esto nos permite contar con un interior más grande que ofrece espacio para hasta siete pasajeros, un maletero de 645 litros con dos filas de asientos, ampliables hasta los 805 litros gracias a la modularidad de la segunda fila de asientos, mientras que, si los abatimos por completo, el espacio de carga llega hasta unos nada decepcionantes 1.905 litros.
Y llegamos al punto álgido del BMW 216d Gran Tourer, su motor. Se trata de una mecánica tricilíndrica diésel de 1.5 litros que ofrece una potencia de 116 CV a 4.000 rpm y un par motor máximo de 270 Nm disponibles a partir de las 1.750 rpm. Asociado a este propulsor se encuentra una transmisión automática de seis velocidades que envía la potencia al tren delantero. Dado que la eficiencia es su máxima virtud, además del espacio interior, el 216d Gran Tourer que he probado homologa un consumo medio de 4,0 litros a los 100 km, así como unas emisiones en ciclo combinado de 106 g/km.
Mostrarte reticente en un principio a los motores tricilíndricos creo que es algo a lo que cualquiera nos hemos enfrentado antes. Ahora bien, el propulsor del BMW 216d Gran Tourer es bastante refinado y suave en su uso, aunque algo ruidoso desde el exterior. Si bien es cierto que en su uso en vacío (tan solo un ocupante) no se aprecia la falta de un cuarto cilindro, respondiendo bien, aunque contamos con la limitación de su potencia, una vez añades más pasajeros y algo de equipaje en el maletero, notarás que un extra de cilindrada no vendría mal.
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Los adelantamientos en carreteras secundarias deben hacerse con suficiente espacio y tal vez algo de antelación. No esperes una gran respuesta, ni siquiera en el modo Sport, el cual ajusta algo más la respuesta del acelerador y juega más con la transmisión automática. Es cierto que es una comparación, que un vehículo de sus dimensiones dotado de un motor de estas características se puede ver algo limitado, pero todo es diferente si cambiamos de enfoque.
En una conducción relajada, con o sin pasajeros (recordemos que es un monovolumen pensado para familias numerosas), el 216d Gran Tourer se comporta de forma sumisa y más que suficiente para un uso cotidiano. Durante mi prueba, los consumos reales se situaron entre 5,2 y 5,4 litros a los 100 kilómetros. Su chasis está bien terminado, por lo que, pese a su volumen y su altura, no notarás un excesivo ‘barqueo’ en las curvas y se muestra con cierto nivel de aplomo en tramos algo más rápidos.
Un aspecto a destacar del BMW 216d Gran Tourer 2016 es su interior, no solo por el espacio, sino por los acabados de nivel premium, las opciones de conectividad, los asistentes a la conducción y el alto grado de confort que presentan tanto sus asientos como la ausencia de ruidos, crujidos y sonidos del exterior. Por otro lado, la modularidad de la segunda y tercera fila de asientos será capaz de ofrecer soluciones a los problemas cotidianos del público de un gran monovolumen, ya que pueden ajustarse de diversas formas para dar cabida a objetos voluminosos o más pasajeros.
A la duda que acusaba al principio de la prueba, un motor tricilíndrico es claramente una solución si lo que buscamos es reducir los consumos y las emisiones, aunque debemos elegir con precaución qué coche es el más adecuado para este tipo de motores. Mi primera opción para el BMW Serie 2 Gran Tourer no sería este motor, no por sus consumos, que se muestran realmente bajos, sino porque es un coche pensado para ser sometido a un tipo de estrés de trabajo superior, ya que se espera que quien opte por un monovolumen de siete plazas, emplee el vehículo a plena carga, ya sea de pasajeros o de equipaje, con cierta asiduidad.
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En este caso, elegiría el BMW 218d Gran Tourer, el cual ya equipa un tetracilíndrico de 2.0 litros con 150 CV, un motor que ya probamos en el BMW 318d con muy buenos resultados. Sin embargo, de ser el BMW Serie 2 Active Tourer (prueba) o el BMW Serie 1, este motor de tres cilindros cumplirá a la perfección con su cometido sin hacerlo trabajar excesivamente, aunque sea en momentos puntuales. En definitiva, una buena opción mecánica dependiendo de modelo elegido y el uso que vayamos a hacer de él.
En cuanto a equipamiento, el BMW 216d Gran Tourer 2016 de mi prueba ofrece diversas soluciones enfocadas a maximizar el confort a bordo. Destacan los asientos regulables eléctricamente con función memoria y calefacción, el portón trasero automático, el control de crucero con función de freno, los sensores de aparcamiento, el head-up Display y el sistema de Navegación Plus de BMW. Existe, por otro lado, una amplia gama de opcionales por los que deberás pasar por caja, como los faros full LED, el techo panorámico de cristal o la cámara de visión trasera.
Los precios para el BMW 216d Gran Tourer automático de siete plazas (estas dos últimas características son opcionales) empiezan en 32.199 euros, aunque nuestra unidad de pruebas se iba hasta los 43.000 euros debido al nivel de equipamiento opcional con el que contaba.
A destacar | A mejorar |
Habitabilidad | Tercera fila de asientos |
Consumos | Precio |
Acabados interiores | Visibilidad pilar A |
Ficha técnica BMW 216d Gran Tourer 2016 |
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Motor | Cilindrada | 1.496 cc |
Cilindros | 3 en línea | |
Potencia Máxima | 116 CV / 4.000 rpm | |
Par Máximo | 270 Nm / 1.750 rpm | |
Transmisión | Caja de Cambios | Automática 6 velocidades |
Tracción | Delantera | |
Suspensión | Delantera | McPherson, resorte helicoidal |
Trasera | Paralelogramo deformable, resorte helicoidal | |
Dimensiones | Longitud | 4.556 mm |
Anchura | 1.800 mm | |
Altura | 1.608 mm | |
Distancia entre Ejes | 2.780 mm | |
Alimentación | Tipo de Alimentación | Inyección directa por conducto común, Turbo geometría variable, Intercooler |
Peso | Peso | 1.505 kg |
Prestaciones | Velocidad Máxima | 192 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 10,9 seg | |
Consumos | Urbano | 4,5 l/100 km |
Extraurbano | 3,8 l/100 km | |
Combinado | 4,0 l/100 km | |
Emisiones | Emisión CO2 | 106 g/km |
Precio | Precio final | 32.199 euros |
Fotos: Álex Aguilar