En julio de 2022, el Parlamento Europeo aprobó la prohibición de los motores de combustión interna a partir de 2035. La medida salió adelante, a pesar de que surgieron numerosas voces críticas en el seno de la Unión Europea y algunos países alzaron la voz a última hora, entre ellos, Alemania, aunque al final votó a favor, a cambio de que se permitiera el uso de combustibles sintéticos. Ahora, el PP europeo quiere revisar la prohibición de los motores de combustión “lo antes posible”.
El próximo mes de junio hay elecciones europeas al Parlamento y los diferentes partidos ya están calentando motores, elaborando sus respectivos programas. Euroactiv ha tenido acceso a un borrador elaborado por la dirección de Manfred Weber, presidente del partido. Según este documento, el grupo parlamentario que actualmente cuenta con más diputados estaría preparando un proyecto para retrasar la prohibición de los motores diésel y de gasolina más allá de 2035.
El PP europeo quiere revisar la prohibición de los motores de combustión “lo antes posible”
El PP europeo votó en contra de la prohibición aprobada el año pasado, junto con otros partidos del ala más derechista, y ha criticado lo que llama la "ideología de la prohibición" de la Comisión Europea. Ahora quiere revisar la medida: “Rechazamos una política de prohibición, como la de los motores de combustión” y se comprometen a “revisarla lo antes posible”.
El líder del partido en el Parlamento, Jens Gieseke, hace tiempo que viene advirtiendo sobre los problemas de eliminar progresivamente los vehículos de combustión, pronosticando lo que llama un ‘efecto Habana’, es decir, que los ciudadanos europeos conservarán sus viejos coches de combustión durante décadas, lo que dará lugar a un parque móvil muy envejecido, como ocurre en la capital cubana.
Esta postura concuerda con el enfoque "abierto a las tecnologías" del PPE respecto a la descarbonización, haciendo hincapié en que la UE evite favorecer tecnologías específicas, como los coches eléctricos, y se permitan diferentes alternativas, un sentimiento compartido por la Comisión Europea, aunque con escepticismo por parte de algunos críticos. Sin embargo, lo que llama más la atención es la declaración explícita del partido conservador de revisar cuanto antes la ley ya aprobada.