Conducir un Ferrari F40 no es algo que se dé todos los días. Para tener oportunidad de hacerlo, o bien tienes el tuyo propio (en cuyo caso incluso más de uno no lo saca a pasear), o bien consigues que alguien te lo deje, lo que no es precisamente fácil dado el valor que tienen (solo se fabricaron 1.311 unidades). Ahora bien, si te llamas Nico Rosberg, la cosa cambia.

Vídeo: sí, conducir un Ferrari F40 es tan emocionante como parece

Y es que el ex piloto de Fórmula 1 y campeón de 2016, resulta que tiene un vecino con un ejemplar inmaculado del Ferrari, al que pudo convencer de que le dejara dar una vuelta simplemente poniendo unos cuantos post-it en el bólido pidiéndolo y presentando sus credenciales como conductor:

Llama la atención como a alguien que ha corrido con monoplazas a velocidades estratosféricas le sigue imponiendo respeto el F40, algo lógico puesto que vale mucho dinero y porque se trata de una bestia completamente analógica que no es precisamente fácil de domar.

Queda patente que Rosberg es consciente de lo que tiene entre manos desde el primer momento, por el cuidado extremo que tiene al subirse e incluso al sacar el Ferrari del garaje, maniobra que hace con suma lentitud.

Vídeo: un Ferrari F40 derrapando sobre tierra

Sigue con el mismo tiento mientras recorre las calles de Mónaco (aunque se “carga” el retrovisor interior mientras intenta colocarlo), pero una vez llega a las montañas que rodean a la ciudad empieza a exprimir su motor V8 biturbo de 476 CV.

De hecho, no se corta, hasta el punto de que mientras ves el metraje es imposible no pensar en la que se puede liar como se le vayan un poco las manos, o si, mientras está entre los dos carriles de la estrecha carretera en una curva, aparece otro vehículo de frente. A pesar de ello, consigue devolverlo sano y salvo.

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