Desde su creación hace poco más de dos años, Stellantis se convirtió en uno de los grupos constructores más importantes de la industria del automóvil, un gigante que aglutina más de diez fabricantes, gracias a la fusión de lo que eran anteriormente PSA y Fiat Chrysler Automobiles. Muchos de los coches fabricados por estas marcas han salido de España. A continuación, te mostramos los nueve modelos más icónicos de Stellantis ‘Made in Spain’.
Cuando hay un elenco tan amplio, siempre resulta difícil quedarse solamente con unos pocos, pero los coches que te presentamos aquí tuvieron un significado y un peso importante en la historia del automóvil.
FIAT 514, uno de los modelos icónicos de Stellantis ‘Made in Spain’
También llamado Hispano 514, el FIAT 514 fue el primer automóvil de la marca italiana producido en España y fue pionero en la producción bajo licencia. La producción arrancó en 1931 y, para ello, FIAT adquirió las instalaciones de Hispano-Suiza y empezó a ensamblar el modelo con componentes llegados desde Italia, de ahí que también se le conozca como Hispano.
Lanzado al mercado en 1929, era un coche de tamaño medio que se comercializó en diferentes carrocerías, desde la berlina de cuatro puertas, fabricada en Guadalajara, hasta descapotables y un coupé. Este coche fue clave para superar los efectos de la Gran Depresión por su bajo coste.
Citroën AZU
Una de las plantas más importantes de Stellantis en España es la de Vigo, de Citroën, abierta en 1958. Precisamente, el primer coche que empezó a construirse aquí fue el Citroën AZU, una furgoneta basada en el Citroën 2CV, que aprovechaba plenamente la resistencia y la versatilidad del utilitario en su función de vehículo comercial. Esto lo convirtió en un elemento más del paisaje en la España urbana y rural de los años 60 y 70.
El AZU se mantuvo en producción hasta 1970 y representó el inicio de una larga tradición en la planta de Vigo en la producción de vehículos comerciales, que se mantuvo con otro modelo mítico como la C-15.
Citroën C-15
Si el AZU fue parte del paisaje urbano y rural de la España de los 60 y 70, la Citroën C-15 (esta es su historia) lo fue en la España de los 80 y 90, incluso parte de los 2000. No en vano, fue el primer modelo en la historia de la planta de Vigo en superar la barrera del millón de unidades producidas.
Fue el relevo del Acadiane y estaba basada en el Citroën Visa. La denominación C15 se debía a su Masa Máxima Autorizada, que era de 1.500 kg. Hubo varias versiones diferentes: con y sin ventanillas laterales, isotérmica, pick-up, de policía y hasta una autocaravana. Tenía una oferta mecánica escasa, pero muy fiable, compuesta por dos opciones de gasolina de 60 y 75 CV y un diésel de 60, todas atmosféricas y de cuatro cilindros.
Citroën 2CV
La historia del Citroën 2CV es de sobra conocida, un coche concebido para motorizar a la población francesa de las áreas rurales. Sin embargo, acabó conquistando las ciudades y se convirtió en un símbolo de la revolución cultural de los 60. El 2CV destacaba por una gran fiabilidad, suficiente para dar la vuelta al mundo y protagonizar hazañas deportivas, como los raids París-Kabul o París Persépolis París.
Se fabricó en la factoría viguesa a partir de 1959, hasta 1984. Durante todo ese tiempo, el utilitario francés se convirtió en un icono del espíritu despreocupado y de la libertad que carecían los españoles en aquellos años, hasta el final de la dictadura.
Opel Corsa, otro de los modelos icónicos de Stellantis ‘Made in Spain’
El Opel Corsa (prueba) es otro de los iconos de Stellantis, desde que PSA se hizo con el control de Opel. Se fabrica en Zaragoza, una factoría creada para la producción del Corsa en 1982. Desde entonces, ha fabricado sus seis generaciones y es la encargada también de construir la variante 100% eléctrica.
Peugeot 205
No sólo es uno de los modelos más icónicos de Stellantis y de la firma francesa, sino también un coche que marcó la década de los 80. Construido en Madrid, el Peugeot 205 cambió por completo la imagen que se tenía hasta entonces de la marca de Sochaux, conocida por hacer coches muy fiables, pero con diseños más bien sobrios.
Ahora presentaba un utilitario urbano, de espíritu alegre y cinámico, que incorporaba las prestaciones que caracterizan a los automóviles de Peugeot desde sus inicios. El 205 salió del lápiz de Gérard Welter y se convirtió en la base para construir todo un mito en el mundo de los rallys como fue el Peugeot 205 T16. De la planta madrileña salieron más de 1.191.000 unidades del Peugeot 205.
Citroën GS
Entre 1971 y 1986, la factoría de Vigo fabricó otro de los coches más icónicos de Stellantis, el Citroën GS. Este modelo llegó en un momento clave para Citroën, que contaba con una gama desequilibrada, con varios utilitarios, como el 2CV, el Mehari y el Dyane 6, y una berlina de lujo como era el DS.
El GS se colocó en un escalón intermedio y democratizó los avances tecnológicos de la marca de los chevrones, como la suspensión hidroneumática, hasta entonces sólo disponible en el lujoso DS. Posteriormente, en Vigo se construyó también el sustituto del 'Tiburón', el Citroën CX.
Dodge 3700 GT
Dodge entró en España en la década de los 50, de la mano de Eduardo Barreiros. Desde 1952, este genio de la automoción española producía motores en Villaverde y, gracias a un acuerdo con Chrysler, dio el salto a la fabricación de automóviles como el Dodge Dart y el Dodge Dart 270, que se convirtieron en coches oficiales de altos cargos del gobierno.
De todos los modelos que produjo la marca, el más recordado es el dodge 3700 GT, una auténtica berlina de lujo y muy potente, que ofrecía un nivel de confort muy elevado para la época. Aunque, si por algo pasó a los libros de historia, fue por ser el coche en el que viajaba Carrero Blanco cuando sufrió aquel atentado a cargo de ETA. La bomba hizo que el coche saltara, literalmente, por los aires.
Citroën Mehari, otro de los modelos icónicos de Stellantis ‘Made in Spain’
Terminamos esta lista con los coches más icónicos de Stellantis fabricados en España con el Citroën Mehari, producido en Vigo entre 1969 y 1980. Estaba construido sobre el chasis del Dyane y utilizaba un motor M28 de 602 centímetros cúbicos que producía 26 CV.
Pese a no ser un todoterreno, el Mehari ofrecía unas buenas cualidades en terrenos irregulares, gracias a su altura al suelo y a las suspensiones, lo que, unido su diseño y simplicidad mecánica, lo convirtieron en uno de los coches más apropiados para zonas rurales y de costa. Hoy es un objeto de culto cuya cotización no para de crecer.