En el siglo XXI, un vehículo de cuatro ruedas con 1.000 CV no suena tan descabellado. Últimamente, no paramos de ver hiperdeportivos que se acercan al doble de eso. Pero, en 1952, esa era una potencia descomunal, inaudita en algo que no fuera un avión o un destructor de la Armada. Sin embargo, ese año nació el 4×4 más gigantesco que seguramente el mundo había visto, y uno de los mayores que vería hasta día de hoy: el monstruoso vehículo anfibio LARC-LX.

En su historia, de hecho, todo son superlativos y prefijos aumentativos. Creado por el inventor de maquinaria pesada R.G. LeTourneau (con el nombre inicial de BARC, que sonaba como ‘barge’, barcaza en inglés), daba solución a uno de los grandes problemas de los desembarcos: cómo llevar hasta tierra excavadoras, bulldozers, camiones y otros vehículos necesarios para las operaciones militares. Como bonus, también podía transportar tanques, y hasta 200 soldados totalmente equipados, aunque ese no era su cometido principal.

LARC-LX sumergido

Con sus 18 m de largo, 8 m de ancho y 6 m de alto, él solito pesaba 100 toneladas. Lo que dejaba la relación potencia-peso en unos míseros 10 CV/tonelada. Y podía cargar entre 60 y 100 toneladas más. Tenía en total 4 motores diésel de 265 CV (1.060 CV en conjunto), cada uno de los cuales movía una única rueda en tierra. En el agua, lo propulsaban dos turbinas, de forma que los bloques debían trabajar por parejas.

Esto significaba que era capaz de moverse en terreno seco a casi 25 km/h. Y, en el mar, a unos 12 km/h. Lo que eran muy buenas prestaciones para un mastodonte como este, al que se le exigían, como máximo, unos cientos de metros, por el terreno más difícil. Una vez superada la playa, el resto de vehículos podía arreglárselas por sí solo.

Quizá lo más interesante desde el punto de vista de sus capacidades off-road era que cada una de sus colosales ruedas de 2,5 m podía moverse de manera independiente. Así que, ya en los años 50, era capaz de virguerías como el modo cangrejo del nuevo Hummer. O como el diámetro de giro ultrarreducido del último Mercedes Clase S, que se consigue orientando el eje trasero y el delantero en direcciones opuestas. En un instante del vídeo de arriba puede verse a un soldado junto a la enorme llanta.

El imbatible

Lo cierto es que todo esto lo revestía de una grandísima utilidad para el ejército. Y eso se demostró aun más a partir de 1967, cuando se empleó por primera vez en operaciones de guerra reales, en Vietnam. Su simplicidad, además, hacía que fuera ultrafiable, muy resistente y fácil de reparar sobre el terreno. Incluso podía continuar funcionando con dos de los cuatro motores inutilizados.

LARC-LX tanque 4x4 más gigantesco

Así, aunque a partir de los años 70 empezó a ser sustituido por los más modernos hovercrafts, el LARC-LX se resistió a morir. Y los generales siguieron confiando en él 30 años más. Los últimos, de hecho, se sustituyeron en 2001, después de medio siglo de servicio. Aunque, afortunadamente, la historia del 4×4 más gigantesco del ejército americano no acaba ahí. Según cuenta el medio estadounidense The Drive, el gobierno vendió aquellos que todavía estaban en buenas condiciones a civiles.

Hoy, varios «sobreviven como soldados de fortuna», como dirían en una serie muy ‘vintage’ que yo me sé. Uno, por ejemplo, está en el museo Lane Motor de Nashville, donde lo usan (nada más americano, la verdad), para aplastar coches. Otro ha acabado en Emiratos Árabes, y lo han restaurado. Una compañía de Maine sigue usando el suyo para transportar maquinaria entre islas en su accidentada costa. Y sí, se puede alquilar aquí. En este vídeo puedes ver cómo descarga una hormigonera en Long Island.

Incluso The Drive ha encontrado uno más que se vende por… 50.000 dólares; unos 43.000 euros al cambio actual. No parecen demasiados por una bestia de más 1.000 CV casi indestructible. Que sí, tendrá 70 años, pero también pinta de que puede aguantar otros 70 en perfecto estado de revista, aunque lo uses a diario. Eso, del Aston Martin Valkyrie no lo puedes decir, por mucho que cueste 50 veces más.

Aunque, siendo sinceros, su consumo no es para todos los bolsillos, precisamente. Gasta más de 20 litros de gasóleo al kilómetro. Vamos, por encima de los 2.000 litros (casi 3.000 eurazos, ahora mismo) a los 100. Pero, si eso no te importa, ya sabes: «Si tienes algún problema, y si lo encuentras, quizás puedas contratarlo».

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