En los años 20, París intentaba olvidar los fantasmas de la Primera Guerra Mundial y recuperar el tiempo que se detuvo durante cuatro años, de 1914 a 1918. Los cafés y las terrazas volvían a recuperar, aunque fuera tímidamente, el esplendor de antaño. Eran años en los que se respiraba de nuevo la libertad. La industria del automóvil también se recuperaba tras el Tratado de Versalles y una marca sobresalía entre las demás. Se cumplen 100 años de la hazaña de André Citroën, el primer mensaje publicitario en el cielo.

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Si mañana hace buen tiempo, mira hacia el cielo’. Con este enigmático mensaje amanecieron los diarios parisinos la mañana del 3 de octubre de 1922. Se trataba de una genialidad del máximo mandatario de Citroën para crear expectación entre la sociedad parisina, sin entender de qué se trataba.

La hazaña de André Citroën cumple un siglo

André Citroën

Los salones del automóvil son un evento de doble filo para las marcas automovilísticas. Por un lado, suponen una cita periódica en la que disponen de un escaparate único para presentar sus últimas novedades. Por otro, los lanzamientos de la marca corren el peligro de quedar eclipsado por la avalancha de automóviles que estrena la competencia. Para salir airoso de este desafío, hay que hacer mucho ruido. Esto es precisamente lo que hizo André Citroën hace 100 años.

Hace un siglo, la aviación era una tecnología de vanguardia, un sinónimo de progreso, como el automóvil. Citroën decidió unir estos dos avances técnicos para conquistar un novedoso soporte publicitario: el cielo. Pero había que crear expectación. Por eso, el 3 de octubre de 1922, las páginas de los rotativos parisinos de mayor tirada amanecieron con un mensaje críptico: ‘si mañana hace buen tiempo, mira hacia el cielo’.

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El día siguiente, 4 de octubre, día de la inauguración del XVII Salón del Automóvil de París, lucía un sol radiante. Ni una nube en el cielo. Sólo el zumbido de un avión, en la lejanía, perturbaba una jornada que se esperaba tranquila. De repente, el avión empezó a soltar humo. Todo indicaba que podía tener problemas mecánicos hasta que empezó a trazar unas letras con esmerada caligrafía: ‘Citroën’, se podía leer. No faltaba ni la diéresis sobre la ‘e’.

Una genialidad

André Citroën

André Citroën ganó su apuesta. Al día siguiente, los periódicos no hablaban de otra cosa que del primer mensaje publicitario escrito sobre el cielo y del Citroën 5 CV, que se presentaba al público en el Salón de París. Para destacar sobre el inconfundible skyline parisino, el mensaje se escribió entre los 3.000 m y los 5.000 m de altitud. Las dimensiones de las letras asustan: medían 500 m de alto. El texto ‘Citroën’ se extendió sobre 5 kilómetros.

Esta hazaña fue posible gracias a un compuesto químico, probablemente aceite de parafina, que se dispersaba en el aire gracias a una palanca situada a la derecha del piloto.

Otras iniciativas del empresario francés

André Citroën

No sería la primera ni la última vez que André Citroën recurría a acciones de impacto para promocionar sus automóviles. En aquella misma década, el ingeniero del Quai de Javel estará detrás de iniciativas innovadoras, como la Travesía del Sahara en automóvil, los Cruceros Negro y Amarillo, la creación de una línea de coches en miniatura, la creación de una red de concesionarios y talleres oficiales o un espectacular anuncio luminoso en la mismísima Torre Eiffel.

La audacia y el carácter innovador siguen formando parte del ADN de Citroën y se demuestra en todas las soluciones innovadoras que presenta actualmente su gama de vehículos.

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