Si de algo sirve Twitter, más allá de dar información u opinión, es para que cualquier usuario se enzarce en cruces de declaraciones con cualquier otro que tenga un punto de vista diferente al suyo. Cuando ocurre entre individuos anónimos a nadie le importa, pero si tiene lugar entre un inversor de Tesla y el Gerente de Comunicaciones de Producto de Ford Norteamérica, la cosa adquiere cierta relevancia.
Ocurrió durante el pasado fin de semana cuando Ross Gerber, un inversor de la compañía de Elon Musk, tuiteó “Querido Ford. No sirve de nada intentar comparar el Mach-E con un Tesla. No lo es y no está cerca. También, le servirá para que sus distribuidores no estafen a los clientes de vehículos eléctricos con tarifas de 5.000 dólares de mierda. Debe devolver el dinero a los clientes que estafaron”.
Why would Ford have to compare? Don’t listen to me. Listen to the media. And return those $10K full-self driving deposits. Mach-E customers drive away with a car. Tesla customers drive off with vaporware. https://t.co/bpC8JRNTR1 https://t.co/y3ZOcIos3H
— Mike Levine (@mrlevine) March 21, 2021
En el tweet mencionaba a Mike Levine, Gerente de Comunicaciones de Producto de Ford Norteamérica, que no se quedó callado: ¿Por qué tendría que compararse Ford? No me escuches a mí. Escucha a los medios. Y devuelve esos depósitos de conducción autónoma de 10.000 dólares. Los clientes del Mach-E se van con un automóvil. Los clientes de Tesla se van con vaporware (es decir, un software que se ha anunciado pero que no está disponible, un prototipo o, hablando en plata, “humo”)”.
Y continuó diciendo que “Cualquier cliente del Mach-E que vea a un distribuidor agregando un margen de beneficio puede comunicarse conmigo. Les ayudaré a encontrar otro distribuidor. Buena suerte comunicándose con Tesla para obtener su sistema de conducción completamente autónoma (FSD, Full Self-Driving)”.
Así varía el precio de un Tesla según el país donde lo compres
El dardo del representante de Ford ataca a la tecnología autónoma de Tesla, que, aún anunciada como tal y vendida por un precio de 10.000 dólares, en realidad no permite que el coche se conduzca completamente por sí mismo. Además, como ocurrió con el Autopilot, lleva a la confusión a algunos conductores, que dejan de prestar atención a la carretera, algo que ha derivado en accidentes en más de una ocasión.