La Dirección General de Tráfico sigue luchando para erradicar los accidentes de tráfico, sobre todo los causados por el consumo de alcohol y estupefacientes. Para ello, ha invertido cinco millones de euros en la compra de 300 nuevas motos equipadas con alcoholímetros y detectores de drogas portátiles.
En 2018, todas las patrullas motorizadas de la agrupación de Tráfico de la Guardia Civil estarán dotadas con estos dispositivos para combatir la alerta de controles en redes sociales como Twitter o Waze, así como Whatsapp.
El conductor que dé positivo en estos controles móviles puede solicitar una segunda prueba. Para ello, para la realización del test de presencia de alcohol o drogas en sangre, los agentes deberán solicitar la presencia de un furgón de atestados o acompañar a la persona que ha dado positivo a un centro médico.
Esta no es la única novedad en el parque de la Guardia Civil, puesto que la DGT ha adquirido 60 radares móviles por valor de 860.310 euros para instalarlos en las motocicletas.
Además, las 50 cámaras que vigilan el uso del cinturón de seguridad han comenzado a denunciar (aquí tienes el listado de todas las localizaciones) y se están probando radares de velocidad en avionetas y en drones.