En septiembre 1968 se estrenó la película ‘Historias extraordinarias’ de Federico Fellini (‘Tre passi nel delirio’ en italiano), un conjunto de tres relatos cortos de Edgar allan Poe (‘Metzengerstein’, ‘William Wilson’ y ‘Toby Dammit’, adaptados por tres genios del cine: el mencionado director italiano, Louis Malle y Roger Vadim. Pero, además de una buena crítica, aquella película dejó la historia del Ferrari 330 LM Fantuzzi dorado desaparecido después del rodaje. Nunca más se supo del coche y su dueño sigue buscándolo.
El Ferrari aparece en una escena de la película en la que se ve a Toby Dammit (Terence Stamp) al volante del coche. Conduce borracho y despistado en plena noche por las curvas y calles de Marino, en los Castelli Romani. Al final, pisa el acelerador en una loca carrera que terminará con un fatal choque contra una fuente. Esta fue la última vez que se vio en movimiento al deportivo italiano.
El Ferrari 330 LM Fantuzzi dorado desaparecido después del rodaje de una película de Fellini en 1968
No todo el mundo puede tener un Ferrari. Son coches que están al alcance de unos pocos privilegiados. Pero la cosa se pone más difícil cuando se trata de una unidad muy exclusiva, una auténtica rareza como este Ferrari 330 LM Spyder con carrocería de Fantuzzi, comprado en 1965 tras la quiebra de la empresa farmacéutica Ifi, y terminado en color dorado, un tono extraño para un coche de Maranello, pero que incrementa el carácter exclusivo del coche. Originalmente, el coche estaba destinado a carreras en circuito, pero su propietario decidió modificar para circular por carretera.
Este coche era propiedad de Massimo Chiappini, ingeniero, arquitecto y profesor en la Universidad de La Sapienza, en Roma, en la actualidad, pero en aquella época era un joven entusiasta que viajaba por el mundo para consolidarse como urbanista. Además, era millonario, ya que era el heredero de un inmenso patrimonio de la familia Borghese, valorado en más de 2.500 millones de euros.
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Según la versión de Chiappini a Agenzia Italia AGI, el ingeniero llegó a un acuerdo con la productora cinematográfica Lombardi para utilizar el Ferrari en el rodaje de la película, durante el cual, el coche resultaría dañado por exigencias del guion y, posteriormente, sería reparado para devolverlo a su estado original. Al parecer, la productora entregó el coche como acordado en el taller Parioli, que arregló el coche, pero su dueño nunca más volvió a verlo.
Chiappini no sólo tenía el Ferrari 330 LM Spyder, sino también otros coches que guardaba en su garaje. Sin embargo, a lo largo de estas décadas, Chiappini ha tenido otras preocupaciones y no ha podido prestar tiempo a los coches. Parece que el taller donde fue reparado el coche, además de devolverlo a su estado original, pudo haberlo utilizado en algunas carreras, por lo que debía estar siempre al día en mantenimiento. Chiappini viajaba constantemente y nunca se preocupó por su joya, ya que estaba convencido de que la había dejado en buenas manos.
De Roma a Los Ángeles
Pero han pasado los años, el profesor e ingeniero ha regresado a Italia, ya anciano, y ha visto que el taller que custodiaba su Ferrari ya no existe. Y lo que es peor, el coche ha desaparecido sin dejar ningún rastro. Chiappini conserva los documentos que certifican que es el dueño del deportivo, pero nada más.
Inmediatamente, contrató los servicios de un abogado experto en la marca italiana, Francesco Turco, para buscar su coche, pero la tarea es ardua. Todo tiene un comienzo y fue buscar mediante la matrícula original: ‘Roma 697220’, pero no ha dado resultado. Sin embargo, el letrado subraya que, si bien los coches pueden sufrir modificaciones, como cambiar la matrícula o, incluso, el color de la carrocería y detalles de su estructura, hay algo que es imposible de modificar: el número de bastidor. Un detalle muy importante para acceder a las competiciones.
La búsqueda a través del número de chasis ha podido dar algunos resultados. Parece que el coche no ha desaparecido ni ha sufrido ningún tipo de modificación, sino que estaría en un museo de Los Ángeles, según los primeros hallazgos. Parece que el coche ha sido localizado, pero ahora empieza otra batalla, aún más complicada, para recuperarlo, como advierte el abogado.
“Es un caso muy complicado', explica el abogado. “El profesor Chiappini nunca vendió, cedió ni regaló ese coche, que por cierto tiene un valor enorme. Había confiado en el taller y no volvió a recibir ninguna comunicación. Hemos puesto sobre aviso a la casa matriz, Ferrari, para que inicie una investigación oficial y ahora estamos a la espera de las primeras respuestas, luego estudiaremos qué hacer”.
Imágenes: AGI.
