La década de los años 20 fue un periodo de agitación y locura. Años de felicidad y crecimiento económico después de la Primera Guerra Mundial que termiaron de manera abrupta con la caída de la bolsa de Nueva York en 1929. Un poco antes, se produjo un hito histórico, cuando el Sunbeam ‘The Slug’ (esta es su historia) se convirtió en el primer coche en superar las 200 mph (322 km/h). Sin embargo, un error humano estuvo a punto de arruinar el récord de velocidad de 1927.

La marca británica Sunbeam creó un bólido específicamente para batir el récord de velocidad. Para ello, Jack Irving instaló dos motores V12 de 22,5 litros cada uno, que hacían un total de 45 litros y desarrollaba una potencia de 900 CV. Uno de los aspectos en los que más trabajo el equipo de diseñadores fue la aerodinámica, por ello, instalaron unas jorobas que mejoraban la resistencia al avance. Esto, unido a unos neumáticos específicos, hacía que el vehículo soportara velocidades superiores a los 300 km/h.

Un error humano casi arruina el récord de velocidad de 1927

error récord velocicad 1927
National Motor Museum, Beaulieu

 

The Slug se presentó en Daytona Beach en 1927, delante 30.000 personas. El Mayor Segrave fue el encargado de conducirlo, hasta alcanzar una velocidad máxima de 327,96 km/h, a pesar del fuerte viento que obligó a repetir la prueba. Fue todo un éxito, pero estuvo a punto de arruinarse por un error humano.

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Actualmente, el coche se exhibe en el Museo Nacional del Motor en la localidad de Beaulieu, Reino Unido, y los responsables del museo lo están restaurando para devolverlo a la vida en 2027, justo cuando se cumplirá el centenario del récord. Hace unos días, el equipo encargado de la restauración encontró algo sorprendente: un destornillador en el depósito de aceite.

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National Motor Museum, Beaulieu

 

Probablemente, este destornillador con el mango de madera se cayera del bolsillo o de la mano de algún mecánico, poco antes de iniciar la prueba que terminaría felizmente con el récord de velocidad. Según explica Ian Stanfield, ingeniero jefe del museo, “el destornillador no pudo salir del depósito de aceite porque estaba enterrado bajo el motor. Limpiamos el depósito donde se había solidificado el aceite, utilizando agua caliente y detergente, y, tras sacudir el depósito, el destornillador acabó volcando”.

Esto ha permitido conservar la herramienta intacta. Los responsables del museo sostienen que, si se dieron cuenta de que el destornillador cayó, poco pudieron hacer para rescatarlo. Afortunadamente, The Slud sólo se condujo durante unos 80 kilómetros para batir el récord de velocidad de 1927 y el destornillador no perjudicó a la mecánica.

Imágenes: National Motor Museum, Beaulieu

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