La pasión por la velocidad y por hacer el coche más rápido del mundo es algo que existe casi desde la aparición del automóvil. Durante las primeras décadas del siglo XX, las carreras adquirieron una gran popularidad y muchos “locos” se lanzaron a establecer récords. Algunos perdieron la vida en el intento, todo hay que decirlo. Pero hubo un coche que superó a todos, fue The Slug, el primero que superó los 320 km/h.

Actualmente, para hacer un vehículo potente y rápido, no hace falta instalar un motor muy grande. De hecho, estamos viendo cómo los diferentes fabricantes producen motores más potentes, pero muy compactos. Ahí está el bloque de cuatro cilindros y 2.0 litros del Mercedes-AMG C 63 S E Performance, con 476 CV que, unido al motor eléctrico, alcanza los 680 CV.

The Slug, el primer coche que superó los 320 km/h en 1927

Pero hace muchas décadas, para construir propulsores potentes, había que aumentar la cilindrada. Y ya eran conscientes de esto en 1927, sobre todo, la marca británica Sunbeam, que tuvo la ocurrencia de instalar no uno, sino dos motores V12 en un bólido construido ad hoc con el propósito de batir el récord de velocidad en tierra.

La década de los años 20 fue un periodo de agitación y locura, tras el final de la Primera Guerra Mundial. Años de relativa felicidad y crecimiento económico que terminaron con la bofetada en la cara que supuso el crack de la bolsa de Nueva York en 1929. Dos años antes, Sunbeam montó dos V12 en un coche diseñado por el capitán Jack Irving, cada uno de 22,5 litros, que hacían un total de 45 litros de cilindrada.

Más de 900 CV… en 1927

The Slug
National Motor Museum, Beaulieu

La potencia superaba los 900 CV, aunque el coche fue conocido popularmente como el ‘1.000 HP’. Uno de los motores estaba ubicado delante del conductor y el otro justo detrás. El propulsor trasero se accionaba mediante un sistema de aire comprimido que, a su vez, ponía en marcha el delantero, a través de un embrague mecánico de fricción.

El coche fue diseñado específicamente para batir el récord de velocidad, por lo que el equipo de diseñadores trabajó concienzudamente el aspecto aerodinámico. Un ejemplo era las jorobas que mejoraban la resistencia al avance. Además, calzaba unos neumáticos fabricados específicamente para The Slug, capaces de soportar velocidades de más de 300 km/h.

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The Slug se presentó en Daytona Beach en 1927, delante 30.000 personas. El Mayor Segrave fue el encargado de conducirlo, hasta alcanzar una velocidad máxima de 327,96 km/h. Y eso que el fuerte viento durante la primera prueba hizo que Segrave perdiera el control y derrapara.

Pendiente de restauración

The Slug
National Motor Museum, Beaulieu

El coche ha estado en el Museo Nacional del Motor desde 1970 y, actualmente, se exhibe en la exposición ‘For Britain and For The Hell of It’, pero tiene el motor gripado y lleva sin funcionar casi 50 años.

Ahora, los responsables del museo quieren devolverlo a la vida en 2027, cuando se cumplirá el centenario de aquel récord de velocidad. Con ese propósito, el museo ha iniciado una campaña de recogida de fondos con la que espera recaudar unas 300.000 libras (unos 340.000 euros) para la restauración.

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