La Ruta 66 es, probablemente, la carretera más conocida del mundo. Por ella, por sus 2.448 millas, por sus 3.939 kilómetros, circulaban vehículos de lo más variado. En la actualidad, a lo largo del inolvidable trayecto, es fácil encontrarte con gran cantidad de coches abandonados. Y es que la Ruta 66 fue, en un principio, la vía de escape de numerosas familias que huían del hambre buscando una vida mejor.
Eso en la primera mitad de su historia, porque es a partir de los años 50 cuando surgieron los viajes familiares. The Main Street of America pasó a ser la carretera por la que numerosas familias se dirigían a la costa californiana a pasar sus días de merecido descanso.
Con la creación de la Red de Autopistas Interestatales de Estados Unidos, el paso de los años hizo mella en ella. Cada vez era más patente su abandono, su decadencia, convirtiéndose en un rico cementerio de automóviles de lo más variopinto.
Hoy en día los coches abandonados de la Ruta 66 es uno de los muchos alicientes con los que cuenta la famosa The Mother Road. La gran mayoría están consumidos por el óxido, otros aguantan estoicamente el paso de los años, y los menos, restaurados, sirven como reclamo para algún que otro dinner. Y es que no es raro ver un clásico postrado en la puerta de más de un restaurante de la Ruta 66 esperando a los clientes.
Chevrolet Impala, Ford Galaxie, Buick Special, Studebaker Commander, Lincoln Continental Mark IV, Oldsmobile Cutlass, Ford Thunderbird Ranch Wagon, Pontiac Eight o Nash Ambassador son unos de los muchos 'hierros' que posarán para ti en la Will Rogers Highway.
Además, si lo tuyo no son los vehículos herrumbrosos, siempre tienes mil planes que hacer y cosas que ver en la Ruta 66.