La temporada 29 de Top Gear ya se ha estrenado y para el primer capítulo el programa ha optado por empezar con un plato fuerte: Chris Harris ha tenido la oportunidad de ponerse a los mandos del Ferrari SF90 Stradale donde más partido se le puede sacar, en circuito, y el habilidoso presentador se ha permitido el lujo de jugar con diferentes configuraciones y desconectar sus ayudas para hacerlo derrapar al límite.
Huelga decir que para domar una bestia de tal calibre sin ayudas electrónicas hay que tener muy buenas manos y, aún así, parece que es algo difícil de controlar:
Harris afirma que con ellas activadas es fácil sentirse con un dios de la conducción, puesto que asisten al conductor consiguiendo que el comportamiento del Ferrari sea muy divertido, pero la cosa cambia al apagarlas.
Con el modo ‘CT OFF’ apagado el control de tracción permite que la trasera se vuelva más “juguetona” y empiece a deslizar, pero la asistencia es suficiente como para que el drift vaya realmente suave y el propio presentador afirma que debería llamarse al botón ‘drift mode’ y que “está haciéndolo todo por mí”.
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El siguiente paso es llegar al ESC apagado o, como Harris lo denomina: “estás por tu cuenta”. Ahí ya es más difícil controlar el coche, que no perdona los fallos, por lo que el conductor tiene que ser experto si quiere tener alguna garantía de que salga bien la cosa. Es algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que el SF90 Stradale es un hiperdeportivo híbrido de 1.000 CV de potencia, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos y con una velocidad máxima de 340 km/h.
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