Dentro de Estados Unidos la llegada del coche eléctrico está siendo más lenta que en Europa, pero, siendo un país tan grande, en cada uno de sus estados tienen un enfoque muy distinto en lo referente a ecología y movilidad. California es el más destacado en materia pro cero emisiones y el uno de enero entró en vigor una ley que apunta en esa dirección: se han vetado a los camiones y autobuses diésel previos a 2010.
Esto se debe a la consecuencia de parte de la normativa de emisiones aprobada en 2008. Esta establecía que los vehículos diésel de más de 6,35 toneladas (14.000 libras) fabricados antes de 2010 tendrían prohibida su circulación por las carreteras californianas una vez comenzara 2023.
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Se calcula que en total son unos 200.000 los vehículos afectados, aunque hay excepciones que se podrán saltar la regla: aquellos que circulen menos de 1.600 kilómetros al año (1.000 millas) y aquellos que hayan visto reemplazado su motor por uno producido después de 2010.
De hecho, la mayoría de empresas de autobuses y de grandes camiones del estado ya han dado los pasos para acogerse a la segunda excepción, y es que se calcula que aproximadamente 1,58 millones de vehículos han recibido la modificación para montar un motor posterior a dicha fecha.
La California Air Resources Board (CARB) se encargará de revisar las flotas comerciales para vigilar que se cumple la normativa, algo que considera clave en materia de salud.
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El organismo ha afirmado lo siguiente en un comunicado: “Los gases de escape diésel son responsables del 70 % del riesgo de cáncer debido a los tóxicos transportados por el aire. Por lo tanto, para el 1 de enero de 2023, casi todos los camiones y autobuses deberán tener motores del año modelo 2010 o más nuevos para reducir las emisiones de partículas (PM) y de óxidos de nitrógeno (NOx)”.
De hecho, el CARB va un paso más allá y ha propuesto que para 2045 se eliminen todos los camiones diésel y de gasolina de las carreteras de California y que sean reemplazados por modelos de cero emisiones, propuesta que desde el sector no terminan de ver clara por el coste que supondría, sobre todo teniendo en cuenta la desaceleración actual de la economía.