Conducir con suelo mojado es más peligroso que con el pavimento seco. Una afirmación que apenas requiere demostración, pero, por si acaso, aquí va un dato: en España, que no es el país con más precipitaciones del mundo, el número de accidentes aumenta un 7,4% los días de agua, según el Centro de Estudios Ponle Freno-AXA. Por eso, el Royal Automobile Club (RAC) inglés ha formulado una pregunta sobre esto en una de sus encuestas. Y ha descubierto que el 70% de los británicos apoya bajar los límites de velocidad con lluvia. Al menos en autovías y autopistas.
Aunque eso sí, no se ponen demasiado de acuerdo sobre cuánto exactamente. Un tercio de los 2.100 conductores entrevistados cree que debería descender de las actuales 70 millas/hora (112 km/h) a 60 mi/h (97 km/h). Mientras, a otro 30% le gustaría que fuera incluso menor, de 50 o 55 mi/h (entre 81 y 89 km/h). Y el 7% restante se decantaría por 65 mi/h (105 km/h).
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En España no se ha propuesto nada parecido aún, aunque sí hay un país vecino que ya lo hace: Francia. Allí, las 'autoroutes' tienen un límite general de 130 km/h, pero en días de lluvia o niebla este se rebaja a 110 km/h.
Al contrario de lo que sucede en el país galo, las carreteras de Reino Unido son de las más seguras de Europa, con apenas 29 muertos al año por cada millón de habitantes. Bastante por debajo de los 37 de España y casi la mitad de los 50 de Francia. Eso sí, según informa el RAC, de los 806 fallecimientos que se dieron en autovías y autopistas, más del 30% (246) se produjo con suelo mojado.
Entre las razones por las que los conductores británicos apoyan bajar los límites de velocidad con lluvia, la gran mayoría (78%) asegura que eso animaría a los usuarios de la autopista a moderar la velocidad en condiciones de riesgo. El 72% piensa que vale la pena intentarlo si así se puede salvar vidas. Y el 65% destaca que así se mejoraría la visibilidad, porque los coches salpicarían menos.
De todas maneras, es probable que se lo piensen con calma. Al fin y al cabo, en Canarias o Murcia, una medida así no cambiaría la vida de los conductores sustancialmente. Pero en Glasgow, por ejemplo, donde hay precipitaciones 170 días al año, esto supondría rebajar el máximo prácticamente el otoño y el invierno enteros.