Porsche 959
Algo más clásico, pero igualmente impresionante, es el Porsche 959 (conoce su historia). El superdeportivo más avanzado construido en los años ’80 portaba también un motor de seis cilindros. En este caso, un bóxer de 2.85 litros con un sistema de doble turbocompresor capaz de desarrollar 450 CV de potencia con 500 Nm de par. Estaban gestionados con un cambio manual de seis velocidades y un sistema de tracción a las cuatro ruedas, con el que podía pasar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 319 km/h. De hecho, estos registros le valieron para ser el coche de producción más rápido del mundo hasta la llegada del Ferrari F40 (prueba).