Paul Walker fue uno de los actores más carismáticos en lo que a películas de coches se refiere. Su prematuro fallecimiento resultó desolador, pero su esencia ha quedado marcada en la saga de Fast&Furious, donde el actor desarrolló gran parte de su carrera profesional interpretando a Brian O'Conner, un policía encubierto que finalmente se une a la banda de Dominic Toretto (Vin Diesel).
Walker nació el 12 de septiembre de 1973 en Santa Clarita, California. Fue en la Universidad de California donde el actor se licenció en biología, estudios que combinó con su carrera como modelo que le sirvió de puente para saltar a la gran pantalla.
Comenzó a ganar éxito tras realizar papeles en películas para adolescentes, tales como Alguien como tú (1999) o Juego de campeones (1999). Sin embargo, el verdadero estrellato de Paul Walker tuvo lugar con la saga de Fast&Furious -en castellano A todo gas-.
La primera entrega de A todo gas se lanza en el año 2001, aunando carreras ilegales, coches modificados y persecuciones policiales. Walker interpreta al joven Brian O'Conner, un policía encubierto que pretende desmantelar las carreras que organiza Dominic Toretto, aunque la situación se complica cuando este se enamora de Mia Toretto, su hermana.
La saga continúa con O'Conner como un personaje indispensable a excepción de la tercera película A todo gas: Tokyo Race (2006), entrega con distintos personajes pero que resulta crucial para entender toda la trama.
Sin embargo, Walker fallece el 30 de noviembre de 2013 junto a su amigo Roger Rodas, quien conducía el Porsche Carrera GT en el que ambos perdieron la vida. El siniestro tuvo lugar en el barrio de Valencia de Santa Clarita, California.
Después de abandonar un evento benéfico, ambos se subieron al superdeportivo alemán. Fue en esta zona donde, tras circular a una velocidad aproximada de 160 km/h, se perdió el control del Carrera GT. Tras colisionar contra un poste de luz y un árbol, el coche se incendió y en cuestión de segundos fue pasto de las llamas.
Pese a esta trágica situación, los productores de Fast&Furious consiguieron terminar la séptima entrega, la cual se encontraba en rodaje cuando Walker perdió la vida.
El legado de Paul Walker queda vigente no solo en todas y cada una de las películas que ha rodado, sino también en su impresionante colección de coches, la cual estaba compuesta por algunas de las piezas más exclusivas del mundo.