En 1976, la marca del rombo dio un salto importante al crear el departamento Renault Sport, que surgió como consecuencia de unir el de Alpine y el de Gordini. Tras bastantes años de éxitos en competición, tanto en Fórmula 1, rallyes y circuitos, en 1996 se lanzó a la piscina con su primer coche de producción: el Renault Spider.
Es un modelo que hoy puede parecer rompedor. En aquella época, a pesar de que los departamentos de diseño de las marcas tenían más manga ancha al elaborar sus creaciones, también lo fue. No había nada parecido.
Este biplaza sin techo y sin parabrisas puso la semilla para el crecimiento y desarrollo de Renault Sport. Un departamento que en sus más de tres décadas de vida, ha creado auténticas máquinas deportivas... Hasta ahora, que ha puesto el broche final con el Renault Mégane R.S. Ultime -ha pasado a denominarse Alpine-.
Es una pena, pero a la vez una suerte poder probar el último Mégane R.S. de su dilatada historia. Y más suerte aún es poder hacerlo junto con la primera creación de Renault Sport.
Los dos vehículos son totalmente diferentes, aunque coinciden en que ambos ofrecen al conductor deportividad y diversión tras el volante.
El ancestro equipa el motor del Renault Clio Williams, un 2.0 de 150 CV con el que puede acelerar de 0 a 100 km/h, gracias a su peso de menos de 900 kg (la versión sin parabrisas, como la de este vídeo) en 7,4". El sucesor acelera hasta los 100 km/h desde parado en 5,7" gracias a su motor 1.8 Turbo de 300 CV y, también, a su cambio automático de doble embrague, que, obviamente, es más rápido que el manual de cinco del Spider, pero, también, obviamente, es menos placentero.
El precio del Renault Spider era de 5.520.000 pesetas, 33.175 euros. Si quieres una unidad, ahora tendrás que pagar, mínimo, 66.000 euros, cifra mayor que los 55.200 euros del Ultime. ¿Crees que también subirá de precio el último Mégane R.S. de la Historia a lo largo de los años? Debería...