Quitando alguna que otra versión enfocada a circuito, hoy en día no exageraríamos al afirmar que cualquiera puede conducir un Porsche 911. Pero eso no ha sido siempre así, como demuestra el Porsche 911 GT2 (997) de esta prueba.
Viajemos hasta los primeros años del siglo XXI. Hasta 2007, para ser exactos. Por aquel entonces, el deportivo de Porsche no era un modelo tan dócil como lo es hoy en día: ni la electrónica estaba tan avanzada ni el tren delantero era tan ’de fiar’ como ahora.
PRUEBA: Porsche 911 GT2 (996)
Por qué no decirlo, por aquel entonces era un pequeño ‘marrón’ verte con la llave de un 911 GT2 en el bolsillo. Sobre todo, si era de pruebas y debías devolverlo intacto a la marca. ¿Por qué? Básicamente, porque hablábamos de un modelo mucho más bruto que un 911 Turbo de la época.

Es más, podríamos considerar al Turbo la base de este coupé tan especial, empezando por el motor bóxer hexacilíndrico de 3.600 cc, con dos turbos y 530 CV a 6.500 rpm… ¡frente a los 480 del Turbo!
Pero la cosa no se quedaba ahí, ya que la propulsión recaía en las ruedas traseras y el cambio era solo manual de seis marchas. Una combinación cada vez menos habitual en la actualidad.

¿Resultado? Una auténtica bomba, que alcanzaba los 329 km/h y aceleraba de 0 a 100 en 3,7 segundos. Por lo que se convertía en uno de los coches más rápidos que el dinero podía comprar en aquella época en España, en su franja de potencia… si se tenían los 204.703 euros que costaba, claro.
Parte del secreto de sus buenos datos residía en una aerodinámica específica. De hecho, es difícil olvidar su paragolpes delantero, el enorme alerón o las rejillas de ventilación tras las puertas o en el paragolpes trasero. Pero también, en su menor peso, con una rebaja de 145 kilos frente al Turbo, para marcar en la báscula tan solo 1.515 kg (un M4 CSL actual pesa 1.625 kilos).

¿Cómo se perfeccionaba este Porsche 911 GT2? Con un sistema de escape elaborado en titanio, discos de freno carbocerámicos PCCB, suspensión de dureza variable PASM y llanta de aleación de 19 pulgadas, con neumáticos de distintas medidas en cada eje: 235/35 delante y 325/30 atrás.
PRUEBA: Porsche 911 GT2 RS (991)
Pero basta con introducir y girar la llave (en el lado izquierdo, por supuesto), para que un bramido inunde el habitáculo y hasta el último músculo de tu cuerpo se tense. Un sonido ya de otra época, de esos que pasan los años y tu mente no consigue borrar.

El tacto tirando a duro del embrague y un cambio manual de esos que te invitan a usarlo sin parar te hacen ver que la cosa va en serio. ¡Y eso que solo he arrancado e insertado la primera velocidad!
Pero basta pisar el acelerador a fondo para que las sospechas se confirmen: el Porsche 911 GT2 RS (997) corre mucho más de lo recomendable. ¡E incluso más de lo que podría considerarse saludable! Y lo hace de una forma impensable para un coche de hoy en día.

Porque si bien es cierto que te permite apurar al máximo cada frenada, acelerar con fuerza a la salida de las curvas y negociar todo tipo de virajes a velocidades de vértigo, también te das cuenta rápidamente, mientras empiezas a sudar, que es un deportivo de esos que te exige como pocos.
Y lo hace poco a poco: con una sacudida del eje trasero cuando te precipitas y abres gas un poco antes a la salida de una curva, cuando tienes que hacer una rápida y certera corrección en una zona rápida… Y aunque esa conducción retadora te divierte y te invita a ir cada vez más rápido, la parte más consciente de tu cerebro te recuerda que, si llega un instante en que lo ‘pierdes’, va a ser muy difícil recuperarlo.

Así que, una vez que te has acercado al límite todo lo que has podido (que no llegará al 85 o 90 % del potencial del coche, salvo que seas Walter Röhrl), lo mejor es enfriar la mente pensando las muchas cosas buenas que tiene el coche: unos frenos indestructibles, una dirección certera como pocas, un cambio preciso al máximo, una respuesta inmediata al pedal del acelerador, un sonido inimitable… Porque Porsche 911 emocionales, ha habido muchos. Pero tan bestias como este, probablemente ya no tantos.
A destacar |
A mejorar |
Puesta a punto |
Exigencia en la conducción |
Ligereza |
Consumo |
Prestaciones |
Equipamiento opcional |
Ficha técnica Porsche 911 GT2 (997) |
Motor |
Cilindrada |
3.600 cc |
Cilindros
Disposición |
6 cilindros
Trasero, bóxer |
Potencia máxima |
530 CV a 6.500 rpm |
Par máximo |
680 Nm de 2.200 a 4.000 rpm |
Alimentación |
Tipo |
Doble turbo de geometría variable, Intercooler |
Transmisión |
Caja de Cambios |
Manual, 6 velocidades |
Tracción |
Trasera |
Suspensión |
Delantera |
McPherson
Resortes helicoidales
Amortiguadores hidráulicos telescópicos
Barra estabilizadora |
Trasera |
Multibrazo
Resortes helicoidales
Barra estabilizadora |
Frenos |
Delanteros |
Discos cerámicos, 380 mm |
Traseros |
Discos cerámicos, 350 mm |
Dimensiones |
Longitud |
4.469 mm |
Anchura |
1.852 mm |
Altura |
1.285 mm |
Distancia entre ejes |
2.350 mm |
Depósito |
Capacidad |
90 litros |
Peso |
Peso |
1.515 kg |
Prestaciones |
Velocidad máxima |
329 km/h |
Aceleración 0-100 Km/h |
3,7 segundos |
Consumo |
Medio |
12,5 l/100 km (Homologado) |
Ciudad |
N.d. |
Carretera |
N.d. |
Producción |
Unidades |
N.d. |
Precio |
Precio en la época |
204.703 euros (2007) |