PRUEBA: BMW i7 M70 xDrive

El BMW i7 M70 xDrive de la prueba es la punta de lanza de BMW en lo que a lujo y movilidad eléctrica se refiere. Un automóvil sublime, con un nivel de confort al que pocos vehículos se pueden acercar. Y mucho menos que sean capaces de ofrecer las prestaciones de estar súper berlina de representación puede presumir gracias a los hasta 660 CV (485 kW) y 1.100 Nm que proporcionan sus dos motores eléctricos.

Porque a pesar de ser un peso pesado, este vehículo es capaz de pulverizar el paso de 0 a 100 km/h en tan solo 3,7 segundos y de seguir acelerando hasta alcanzar una velocidad punta limitada 250 km/h. Unas cifras de infarto para el coche eléctrico más potente de BMW y también, el modelo que sitúa en la cúspide de la gama del BMW Serie 7.

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Pero estos datos por sí solos no cuentan toda la película. Es rápido y sorprendentemente ágil, pero lo que más impresiona es la calidad de rodadura y el mimo con el que trata a sus pasajeros. Las suspensiones filtran tan bien las irregularidades que parece que vas levitando a pocos centímetros del asfalto y el nivel de rumorosidad que llega al interior es ínfimo. Tanto que puedes hablar en voz baja a cualquier velocidad y tus acompañantes no tendrán problemas para escucharte.

Mejor que en casa

La imponente imagen del BMW i7 M70 xDrive es consecuencia en gran medida de sus generosas dimensiones. Mide nada menos que 5.391 mm de largo, 1.950 de ancho, 1.544 de alto y tiene una batalla de 3.215 mm. Pero también de su diseño, con un frontal dominado por esa gran parrilla que destaca aún más si cabe gracias a la iluminación que incorpora en su contorno o al hecho de que por primera vez pueda estar rematada en negro con el paquete opcional M Performance.

Los grupos ópticos delanteros parecen joyas incluso cuando están apagados y confieren a este sedán un aspecto muy tecnológico, además de proporcionar una iluminación sobresaliente. En la vista lateral no puedo evitar fijarme en los retrovisores, que tienen el típico diseño M con la doble barra, o en las llantas de aleación, que son de 21 pulgadas de diámetro.

En la zaga, los pilotos presentan un diseño tridimensional y hay un faldón con difusor integrado. Mención especial  merecen las pinturas disponibles para la carrocería, no solo por la amplísima variedad de opciones disponibles (a las de serie se suman más de 100 tonalidades especiales de BMW Individual) o el hecho de que pueda tener un acabado bicolor, también porque se producen de forma sostenible.

Pero lo que más me ha gustado sin duda alguna de este BMW i7 es su interior. Cuando te subes a bordo de este coche, cosa que puedes hacer sin tan siquiera tocar las puertas pues se abren y cierran solas, te das cuenta del trabajo que han realizado los diseñadores e ingenieros de BMW para crear un espacio con un diseño y unos acabados perfectos. Todo tiene un aspecto y un tacto que transmite calidad. Bueno, todo menos las palancas de los intermitentes y limpiaparabrisas, que son como las de cualquier otro BMW y ciertamente desentonan en un habitáculo que apenas tiene plásticos.

Los asientos son increíblemente cómodos y más los de la segunda fila, que pueden contar con la posibilidad de reclinarse para que puedas ver todavía mejor la enorme pantalla Theatre Screen que se despliega desde el techo. El equipo de sonido Bowers & Wilkins es de lo mejor del sector del automóvil por su nitidez y es capaz de transformar este coche en un pequeño cine.

El motor eléctrico más potente de BMW

Pero el verdadero factor diferencial de este BMW i7 M70 xDrive no se ve a simple vista. Porque debajo de todo esto esconde dos máquinas eléctricas que están integradas en el eje delantero y trasero. Ambas unidades incorporan dentro de una misma carcasa el motor eléctrico, la electrónica de control y la transmisión, haciendo que sean extremadamente compactas.

Pero es el motor eléctrico posterior el que destaca, pues ostenta el récord de potencia dentro del Grupo BMW. Esto es posible gracias a una tecnología patentada que emplea seis bobinas de excitación en el estator en vez de las tres habituales, lo que permite generar más potencia sin incrementar el tamaño, alcanzando nada menos que 360 kW (489 CV).

A esos hay que sumar los 190 kW (258 CV) que proporciona el delantero, para sumar así una potencia total combinada de 485 kW (660 CV). El par máximo del sistema de propulsión alcanza los 1.050 Nm, pero puede llegar hasta los 1.100 Nm en condiciones especiales, por ejemplo, al activar el control de salida M Launch Control o la función M Sport Boost.

Esta última se selecciona desde la única leva que hay en el volante y al presionarla, la respuesta del coche se vuelve salvaje, con una capacidad de aceleración increíble para su peso (2.770 kg). Y todo ello acompañado de la melodía M Performance que producen los altavoces, obra del famosísimo compositor Hans Zimmer.

En cuanto a la batería, tenemos a nuestra disposición una unidad con una capacidad útil de 101,7 kWh (105,7 kWh brutos) con la que anuncia una autonomía de hasta 560 kilómetros. Se puede recargar con una potencia de hasta 22 kW en corriente alterna y de hasta 195 kW en corriente continua. En este último caso, es posible recuperar hasta 170 km de autonomía en solo 10 minutos.

Un comportamiento sorprendente

Con una longitud de casi 5,4 metros, una enorme batalla y un peso que en orden de marcha ronda los 2.770 kilogramos, podrías pensar que este BMW i7 M70 xDrive no es especialmente ágil. Pero nada más lejos de la realidad. Parece imposible que un coche de sus dimensiones y peso pueda moverse de la forma en la que se mueve este BMW, que al volante se siente mucho más compacto y ligero de lo que realmente es.

Esto es así por una combinación de numerosos factores. Entre ellos destacaría la dirección a las cuatro ruedas, que es la culpable de que desde el puesto de mandos tengas la sensación de estar conduciendo un Serie 3 en lugar de un Serie 7 en lo que a maniobrabilidad se refiere.

También la suspensión neumática con amortiguadores adaptativos regulados electrónicamente, que tiene una puesta a punto específica. En el modo más deportivo consiguen aumentar la sensación de precisión mientras que en el más confortable filtran las irregularidades tan bien como un Rolls-Royce.

En este punto incluiría las barras estabilizadoras activas. Combinadas con los elementos anteriormente mencionados, consiguen que la pesada carrocería no balancee en apoyos fuertes o al acelerar o frenar con intensidad. Y eso que este coche gana velocidad con una facilidad asombrosa gracias a una capacidad de tracción notable.

Es cuando te aproximas a los límites de agarre de los neumáticos es cuando empiezas a percibir lo que llevas entre las manos. Pero dado el tipo de coche que es y lo alto que está el umbral, es una situación que seguramente nunca encuentre el usuario de esta berlina. Un cliente que disfrutará conduciendo el coche, pero todavía más viajando cómodamente en las plazas traseras.