¿Puede un motor de cuatro cilindros ser más potente que un V8? Cuesta creerlo y, a priori, la respuesta sería no. Sin embargo, no es así. Tradicionalmente, para hacer motores potentes, había que aumentar la cilindrada y el número de cilindros. Pero, con el tiempo, aparecieron otras soluciones como la sobrealimentación. Antes, un motor de cuatro cilindros estaba pensado para vehículos más prácticos. Hoy, se montan en auténticos deportivos. A continuación, te mostramos nueve motores de cuatro cilindros más potentes que un V8.
Puede que los motores que vas a ver ahora no sean los que suenan mejor, al menos, como aquellos maravillosos V8 atmosféricos de antaño. Igualmente, puede que estos propulsores no sean gigantes mecánicos, pero tienen más potencia que algunos bloques de ocho cilindros.
9 motores de cuatro cilindros más potentes que un V8: K20C1 2.0 de Honda
El último Honda Civic Type R (prueba) monta un motor K20C1 de cuatro cilindros y 2.0 litros turbo que desarrolla 315 CV a 6.500 rpm y 420 Nm de par, lo que significa 157,5 CV por litro. Toda esta potencia la consigue gracias a la inyección directa y a un sistema turbo monocilíndrico de alto flujo y baja inercia que incorpora una válvula de descarga eléctrica para un control preciso de la presión de sobrealimentación.
Para que todo funcione a la perfección, el coche también cuenta con un sistema de refrigeración de alto rendimiento que gestiona eficazmente el calor que genera el turbocompresor y la intensa combustión dentro de este compacto motor de cuatro cilindros.
B48 2.0 de BMW
Aunque en este caso no alcanza el umbral de los 300 CV, el motor B48 de BMW propulsa ni más ni menos que el Serie 7 en su versión iPerformance xDrive con sus 258 CV (128 CV por litro). Se trata de un bloque de 2.0 litros que genera 406 Nm de par, suficientes para mover con suficiente soltura la berlina alemana y cumplir con la normativa de emisiones.
EJ257 2.5 de Subaru
Este es otro de los motores de cuatro cilindros más potentes que un V8. Se esconde bajo el capó del Subaru WRX STi y produce 315 CV y 393 Nm, gracias a la sobrealimentación. Con una cilindrada de 2.5 litros, 125,7 CV por litro que, para hacernos una idea, son más de los 119,6 CV por litro del Lamborghini Aventador.
Una de las características de este motor es que, al ser un cuatro cilindros bóxer, genera más fuerza al mismo tiempo que ofrece un funcionamiento muy suave. En un motor de cuatro cilindros en línea, cuando los pistones llegan a la parte superior o inferior del cilindro, las fuerzas secundarias empujan hacia fuera. Por el contrario, en un motor bóxer, los pistones se mueven en direcciones opuestas, lo que produce un equilibrio de estas fuerzas.
Un motor con cilindros en línea carece de mecanismo para contrarrestar esas fuerzas, lo que provoca mayores vibraciones. Esto explica por qué un motor el bóxer de 2.5 litros de Subaru funciona con más suavidad.
Ingenium I-4 2.0 de Jaguar
Jaguar es conocida por sus coches de altas prestaciones y el motor Ingenium I-4 2.0 ofrece un equilibrio entre potencia y eficiencia. Este motor se monta en el Jaguar F-Pace (prueba) y ofrece unas prestaciones extraordinarias. Desarrolla justo 300 CV y 400 Nm de par, lo que supone 152 CV por litro, una barbaridad.
MA2.2 2.0 de Porsche, otro de los motores de cuatro cilindros más potentes que un V8
Posiblemente, Porsche sea el mejor fabricante haciendo motores turbo. Su experiencia y tradición con el 911 lo avala. Pero el 911 siempre ha tenido motores de cuatro cilindros. Cuando Porsche instaló el motor de cuatro cilindros MA2.2 de 2.0 litros en el 718 (Boxster y Cayman), en lugar del anterior bloque de seis cilindros, se vio como un paso atrás de la marca. Sin embargo, este motor aumentó las prestaciones gracias a un turbocompresor, dando como resultado 355 CV y 419 Nm de par.
EA888 2.0 de Volkswagen
El Volkswagen Golf R (prueba) monta bajo el capó el motor EA888 2.0 que produce 320 CV y 420 Nm de par que convierte al compacto alemán en un lobo con piel de cordero. El típico Golf con una apariencia engañosa que esconde un motor de cuatro cilindros robusto y con mucho brío. Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos.
4B11T-type, de Mitsubishi
Se trata de un motor icónico que demuestra que no hace falta tener una cilindrada extremadamente alta para generar mucha potencia. El Mitsubishi Lancer Evolution X, aunque no gozó del prestigio de las generaciones anteriores, demostró ser una berlina excepcionalmente potente durante su época. Diseñado para correr, adquirió reconocimiento por su fiable y eficiente motor turboalimentado de 2.0 litros, que producía 295 CV y 406 Nm de par, lo que le daba una relación potencia/litro de 147,5 CV/litro.
Ford EcoBoost 2.3, otro de los motores de cuatro cilindros más potentes que un V8
Si hay una marca que, a lo largo de la historia, ha hecho gala de hacer buenos motores V8 esa es Ford. Al mismo tiempo, si hay una marca conocida en todo el mundo por el Downsizing, es decir, por hacer motores pequeños y potentes, también es Ford. Una tendencia que inició la pasada década con su premiada tecnología EcoBoost.
Puede que el Ford Mustang EcoBoost 2.3 litros pase desapercibido al lado del V8 5.0, pero es un prejuicio que debemos desterrar. Produce 315 CV y un extraordinario par máxima de 434 Nm, lo que supone 136,8 CV/litro. Este motor es uno de los más potentes del mundo entre los bloques de cuatro cilindros.
Mercedes-Benz M139L 2.0
Llegamos al final y encontramos el motor de cuatro cilindros más potente que existe actualmente. Un motor con el que Mercedes desafía las leyes de la física y la mecánica. Se trata del bloque M139L de 2.0 litros, donde la letra ‘L’ hace referencia a la disposición longitudinal.
Se trata del primer motor producido en serie del mundo que utiliza sobrealimentación mediante un turbocompresor eléctrico, una tecnología derivada directamente de la Fórmula 1, donde la utiliza el equipo Mercedes-AMG Petronas F1 Team, y garantiza una respuesta especialmente inmediata a lo largo de la escala completa de velocidad del motor.
Gracias al turbo eléctrico, desarrolla 476 CV y 545 Nm de par y se monta en el Mercedes-AMG C 63 S E Performance junto a otro motor eléctrico de 204 CV con el que alcanza, conjuntamente los 680 CV.