Pasar por el taller no es plato de buen gusto para nadie y es que, como cuando se va a la consulta del médico, siempre está el miedo de que al coche “le saquen algo de más” y lo que iba a ser una revisión rutinaria acabe complicándose más de la cuenta. Sin embargo, pocos casos han salido a la luz tan extremos como el de un Porsche 911 que ha estado 11 años en el taller.
El protagonista de la historia es el 911 de la Doctora Penelope Horlick, de la Universidad de Oxford, un ejemplar de 1997 que fue adquirido en 2008. La académica pudo disfrutar de él durante un par de años, pero en 2010 pasó por encima de un agujero en el asfalto, lo que supuso el inicio del calvario.
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Debido al impacto dañó los bajos del deportivo y sufrió una fuga de aceite, motivo por el que lo llevó al taller, concretamente a JJ Engineering, gestionado por Jagjiwan Jhally. Éste le dijo que la reparación costaría unas 9.000 libras y acordaron que se llevara a cabo.
Sin embargo pasaron meses y el mecánico no le devolvió el coche, luego pasaron años y Jhally decía a Horlick que la avería era más grave de lo que pensaba y que el vehículo necesitaba una reconstrucción completa del motor. Además, le señalaba a la doctora que él ya tenía derechos legales sobre el vehículo y que, además, ella le de debía dinero extra en concepto de “costes de almacenamiento”.
No fue hasta 2022 cuando Horlick llevó el caso a los juzgados, ganando y recibiendo su coche, aunque no es las condiciones que esperaba: JJ solo le devolvió la carrocería del Porsche, su esqueleto, puesto que el resto de piezas, como el motor o la transmisión, se habían desmontado y extraído.
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Ante tal situación, la académica volvió a denunciar por incumplimiento de contrato y exigiendo una compensación económica. Jhally, por su parte, interpuso su propia denuncia señalando que había invertido tiempo y dinero en la reparación del deportivo, así como que la denuncia de la doctora habría prescrito por el tiempo que había pasado.
El juzgado, sin embargo, dio la razón a la primera, concluyendo que el taller no había hecho nada prácticamente en el coche, solo sacando el motor y llevando a cabo un diagnóstico; además de que se había negado a devolver el vehículo pese a que Horlick se lo había reclamado en varias ocasiones, pues ya tenía a otro mecánico dispuesto a llevar a cabo la reparación.
Como resultado, Jhally ha sido condenado a pagar una compensación económica de 114.000 libras, es decir, unos 136.000 euros.