A lo largo de la historia de la automoción, se han producido muchas alianzas entre marcas para fabricar modelos en otros mercados. Una jugada que muchas veces ha salido bien, pero otras no y esta es una de ellas. El Honda Crossroad fue un todoterreno basado en el Land Rover Discovery que arruina la reputación de la marca japonesa labrada con tanto esfuerzo durante décadas.

Tenemos que retroceder varias hojas en el calendario, hasta llegar a los 90. El contrario de lo que ocurre hoy, en aquella época Honda no tenía ningún modelo todoterreno en su gama, lo cual era un problema, ya que prácticamente todos sus rivales contaban con uno desde los 80. Además, eran coches que gozaban de mucha popularidad y se vendían mucho.

Honda Crossroad, el Land Rover Discovery japonés

Esta situación llevó a los responsables japoneses a buscar un fabricante con el que aliarse para producir un 4x4 y, de paso, ahorrar en costes. El elegido fue Land Rover y su modelo Discovery, un todoterreno que había adquirido cierta fama por sus apariciones en la Camel Trophy desde 1989. Esta alianza Honda-Land Rover era más natural de lo que se pueda pensar, ya que la marca japonesa había ayudado a la industria británica a fabricar los Triumph Acclaim y algunos modelos de Rover.

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Finalmente, el Honda Crossroad debutó en 1993 en Japón y era básicamente el mismo coche que el Land Rover Discovery de primera generación, con ligeras modificaciones estéticas casi imperceptibles, como los logos. Algo similar a lo que ocurre actualmente con algunos coches de Mitsubishi, como el ASX. Se comercializó en versiones de tres y cinco puertas, y compartía el motor V8 de 3.9 litros y 182 CV del modelo británico, unido exclusivamente a una transmisión automática de cuatro relaciones.

La escasa fiabilidad de Land Rover en aquellos años

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Sin embargo, en aquella época Land Rover no pasaba por un buen momento. Sus coches eran conocidos por los problemas de calidad y fiabilidad, problemas que se extendieron a una Honda que ya tenía una alta reputación fabricando coches fiables y bien diseñados. Esta reputación casi se fue a la ruina.

El Discovery de Honda fue un absoluto fracaso comercial, debido a la mala calidad de construcción. En 1997, recibió una llamada a revisión porque la puerta del conductor tenía un fallo por el que se podía abrir sola. Además de los fallos, era un coche muy caro.

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Un año más tarde, BMW compró Rover, lo que enfureció a los directivos de Honda, hasta el punto de querer terminar con el Crossroad en ese momento, pero tuvieron que ‘comérselo’ hasta 1998, año en que terminó la fabricación de la primera generación del Discovery. Actualmente, es muy difícil encontrar una unidad, por no decir imposible. Muchas terminaron en Nueva Zelanda, donde les cambiaron las insignias por las de Land Rover. Así que, quizá, haya alguno circulando que, en origen, fue un Honda Crossroad.

Fuente: La Escudería.

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