Acabamos de conocer una de esas noticias que nunca queremos oír. O, al menos, ha sido un mazazo para muchos, miles, quizás millones de aficionados al motor y de este modelo en particular. Ford ha anunciado el final de la producción de su popular utilitario, el Ford Fiesta. Así que es un buen momento para contar la historia de un coche que se va en 2023 para dejar paso a la leyenda.

Según la marca del óvalo, el Ford Fiesta se retira porque “su trabajo ya está hecho”. Así lo ha dicho en un emotivo vídeo con el que ha querido rendir un pequeño homenaje a un coche que ocupa un lugar destacado en muchas familias españolas, sobre todo, en Valencia. No en vano, con este modelo arrancó su actividad la planta de Almussafes en 1976.

Adiós a uno de los modelos más importantes de la historia de España, el Ford Fiesta

El Fiesta se va, porque la compañía estadounidense se encuentra inmersa en su transición hacia la movilidad eléctrica y no tiene cabida en ese futuro a pilas. Su lugar lo ocupará un SUV eléctrico, el Ford Puma EV.

Historia del Ford Fiesta: se va el coche, nace la leyenda

Historia Ford Fiesta

A principios de la década de los 70, hubo dos acontecimientos que influyeron decisivamente en el desarrollo de la economía mundial. Por un lado, la caída del patrón oro en Estados Unidos y la crisis del dólar de 1971 y, por otro, la Guerra de Yom Kippur de 1973, que motivó la prohibición de los Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) de exportar “oro negro” a los estados que habían apoyado a Israel, es decir, Occidente.

La consecuencia de esta guerra fue la Crisis del Petróleo que, junto a la crisis de la moneda norteamericana, provocó una crisis económica global de grandes proporciones. Esta situación transformó por completo el devenir de la industria del automóvil y cambió la manera de concebir los vehículos.

Hasta ese momento, un coche era algo más que un medio de transporte privado y se prestaba más importancia a aspectos como la potencia, las prestaciones o el diseño. Era una época en la que los motores de aspiración y enormes cilindradas estaban a la orden del día. Pero, de repente, todo eso cambió.

Ahora el consumo de carburante se convirtió en la máxima preocupación de los conductores. El bolsillo no daba para grandes coches “gastones” y los fabricantes se lanzaron a la producción de vehículos más pequeños con motores más contenidos y ahorradores. En nuestros tiempos, a esto lo han llamado Downsizing.

Fue entonces cuando comenzó a aparecer una serie de coches pequeñitos, utilitarios, muy prácticos para la ciudad y que hoy englobamos en el segmento B. Uno de esos automóviles fue el Ford Fiesta que vio la luz en 1976 y no tardó mucho en convertirse en un auténtico éxito.

Era un vehículo que seguía la filosofía que había iniciado poco antes Volkswagen con el Polo, FIAT con el 127 o Renault con el 5. No era muy común todavía este tipo de carrocería hatchback, que empezó a ponerse de moda justo a partir de esta época y, durante los ochenta, aparecerían los Ibiza, 205, Corsa y un largo etcétera.

Primera generación del Ford Fiesta: el “Bobcat”

Historia Ford Fiesta

El Fiesta surgió de un prototipo llamado “Bobcat”. Había varios nombres sobre la mesa de la dirección de Ford para denominar al nuevo modelo, pero Henry Ford II escogió el de Fiesta, un nombre que pertenecía a General Motors y ésta lo cedió gratuitamente a la marca del óvalo. El Ford Fiesta se fabricó en la planta de Almussafes, en Valencia, construida ex profeso para albergar su producción. Utilizaba la plataforma del FIAT 127, modelo del que toma muchas referencias.

Era un coche muy ligero, pesaba sólo 700 kg y tenía un motor de 957 centímetros cúbicos que entregaba 40 CV, una potencia más que generosa para le época, teniendo en cuenta además sus dimensiones y peso. Podía alcanzar los 137 km/h y acelerar de 0 a 100 en 17’6 segundos. Medía poco más de 3’5 metros de largo, 1’56 de ancho y 1’36 de alto y tenía una distancia entre ejes de 2’28 metros.

Adiós al Ford Fiesta de tres puertas

Con tales dimensiones, el Ford Fiesta se convirtió en el coche más pequeño que la marca estadounidense habían puesto a la venta hasta aquel momento y el primero en montar tracción delantera.

Los 40 CV movían racionalmente bien al Fiesta pero, por si era insuficiente, había otro motor de cuatro cilindros, 1.1 litros y 53 CV. Ambas motorizaciones estaban asociadas a un cambio manual de cuatro relaciones. En 1981, cuando los problemas con los carburantes menguaron un poco (aunque no del todo), la marca americana ofreció una versión deportiva, el Fiesta XR2, con un motor 1.6 litros de 83 CV que superaba los 170 km/k y hacía el 0 a 100 en 10 segundos.

Previamente, en 1980, había habido una opción a medio camino entre el Fiesta normal y el XR2, el Super Sport, que recurría a un bloque 1.3 y 66 CV.

Bajos consumos y un comportamiento excelente

El Fiesta destacaba en muchas cosas, pero, sobre todo, por unos consumos realmente bajos, que era el objetivo principal. A velocidad legal, entre 90 y 100 km/h, era capaz de recorrer 100 kilómetros con unos 5’5 o 6 litros, mientras que el consumo en ciudad era de, aproximadamente, 8 litros a los 100. Estos consumos tan reducidos se debían también al coeficiente aerodinámico de 0’42 de su diseño, obra del italiano Paolo Martin, de Ghia.

Además de los consumos, el pequeño Ford sobresalía por un gran comportamiento en carretera, gracias al esquema de suspensiones McPerson en el eje anterior, frenos de tambor, la enorme fiabilidad de sus mecánicas y un abundante equipamiento que incluía ventanillas con láminas protectoras, cinturones de seguridad, luneta trasera con función antivaho y un techo abrible como opción. A ello hay que añadir una capacidad de carga en el maletero de 1.200 litros, abatiendo los asientos delanteros y con un fácil acceso a través del portón trasero.

Todo esto, repercutió extraordinariamente en su éxito inmediato, llegando a la cifra del millón de unidades producidas en 1979, apenas tres años después de su lanzamiento. En 1981, se le hizo un leve lavado de cara con algunas modificaciones en los paragolpes, además de la versión XR2, hasta que en 1983 fue presentada la segunda generación del Fiesta.

Segunda generación y el primer un motor diésel en la categoría

Historia Ford Fiesta

En 1983 llegó la segunda generación del Ford Fiesta. Aparte de algunos cambios estéticos, introducía una gran novedad en consonancia con la realidad del mercado de aquel momento, cada vez más preocupado por el precio y el consumo de carburante. Por primera vez, un vehículo de esta categoría montaba un motor diésel.

Se trataba de un bloque de cuatro cilindros y 1.6 litros que producía 54 CV. Con este propulsor, el Fiesta conseguía consumos irrisorios en aquellos años, necesitando menos de 4 litros para recorrer 100 kilómetros. por su parte, los motores de gasolina ofrecían un poco más de potencia, desde los 67CV hasta los 96 del XR2. Se mantuvo en producción hasta 1989, año en fue sustituido por la tercera generación.

Tercera generación del Fiesta: más tecnológico

Historia Ford Fiesta

La tercera entrega del Fiesta apareció en 1989 y se mantuvo en producción hasta 1995. Creció en todos los sentidos, pasando de los 3’5 metros de largo de los dos modelos anteriores a los 3’8. También era más ancho, 1’63 metros, pero tres milímetros más bajo (1’33 metros). La distancia entre ejes crecía hasta los 2’44 metros y su peso oscilaba entre los 825 y los 995 kg, según versiones.

Esto se traducía en una mayor amplitud en el interior y, por tanto, un habitáculo más confortable. Además del amplio abanico de motorizaciones disponibles, la principal novedad del nuevo Fiesta era la posibilidad de comprarlo con cinco puertas, convirtiéndose en un vehículo mucho más práctico y con un acceso más fácil a las plazas traseras. El diseño exterior cambiaba respecto a las dos generaciones anteriores, con unos faros más estilizados, pero mantenía invariable la línea.

Pandamonium, el Panda de M-Sport con el motor del Ford Fiesta R5

La tercera generación supuso la entrada en la modernidad. Los 90 fue la década en que la tecnología y la electrónica, que había empezado a aparecer en coches de alta gama en la década anterior, comienza a entrar, poco a poco, en modelos generalistas y en segmentos inferiores.

Así, el Fiesta III estrena elementos como el climatizador, el sistema ABS, la dirección asistida, el airbag, la luneta trasera térmica, el cambio automático CTX en algunas versiones, el cierre centralizado, el sistema antirrobo o los cinturones de seguridad con puntos de anclaje regulables en altura.

Los prototipos del Ford Fiesta en sus 40 años de historia

La gama de motores se componía de once mecánicas de gasolina y una diésel, si bien, algunas de ellas aparecieron en la mitad de su vida comercial. Las versiones de gasolina iban desde el 1.1 de 57 CV hasta el 1.8 16 válvulas y 126 CV del XR2. Entre 1990 y 1992, hubo una versión más radical, el 1.6i Turbo que llegaba hasta los 131 CV y que le permitía competir con modelos como el 205 GTI o el FIAT Uno Turbo. Con este bloque, el Fiesta superaba holgadamente los 200 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en menos de 8 segundos. En cuanto a la mecánica diésel, recurría a un 1.8 de 58 CV.

Cuarta generación: 1996-2002

Historia Ford Fiesta

En 1996 apareció la cuarta serie del utilitario norteamericano con un nuevo diseño del frontal, siguiendo el aspecto del Ford Mondeo. El interior ofrecía una mayor habitabilidad y una sensación de calidad mejorada, especialmente, en las versiones tope de gama.

Se reforzaron las suspensiones para permitir una mejor estabilidad e se introdujeron sistemas como el control de tracción, el doble airbag frontal y un chasis más resistente. En cuanto a los motores, fue novedad el Zetec de 16 válvulas elaborado totalmente en aluminio de 1.25 litros y 75 CV y 1.4 de 90 CV. También hubo una mecánica diésel de 60 CV.

Quinta generación: cambio radical

En 2002, ya en el nuevo milenio, Ford decidió aplicar un cambio radical al Fiesta. La quinta generación estrenó un diseño que lo acercaba más al Focus, con mayores dimensiones en longitud, anchura y altura, y las ópticas traseras incrustadas en un pilar C más vertical. Introdujo de serie elementos como la dirección asistida, los airbags laterales y el climatizador y, en relación con los motores, ofrecía la versión deportiva ST de 2.0 litros y 150 CV. Además, aumentó la oferta diésel con dos motores TDCI, de 68 y 90 CV.

Sexta generación: llega la era del Downsizing

Otra gran novedad llegó en 2008 con la sexta generación del Ford Fiesta: el debut de la familia de motores EcoBoost, con solo tres cilindros y 1.0 litro de cubicaje. Como ya ocurriera en los años 70, la crisis económica y, especialmente, la crisis medioambiental ha obligado a los fabricantes a adaptarse a esa realidad, ofreciendo para ello, motores más pequeños, aunque sin renunciar a la potencia, pero con un claro objetivo: reducir los consumos y emisiones.

Séptima generación del Ford Fiesta

En 2013, Ford realizó una actualización del Fiesta para mantener su nivel competitivo en el mercado, aplicando cambios estéticos, con un nuevo frontal, más equipamiento y una nueva versión del Ford Fiesta ST, con 182 CV. Algunos consideran este restyling como una nueva generación. Sea como fuere, se comercializó hasta 2017, cuando llegó la actual generación.

El nuevo modelo se presentó como un coche más maduro que ganaba en tamaño, seguridad y eficiencia, pero también con cuatro tipos de carrocerías: por primera vez, había una versión de tipo crossover y otra de lujo, denominada Vignale. También incluía una versión de tres puertas que desapareció más tarde.

El actual Ford Fiesta presume de un equipamiento de seguridad activa elevado, con elementos como el sistema Pre-Collision Assist con detector de peatones, Active Park Assist con función de aparcamiento perpendicular, control de velocidad de crucero adaptativo, sistema de alerta de puntos ciegos y Lane Keep Aid, entre otros.

Se despide un icono del automovilismo

El Ford Fiesta nos dirá adiós a partir de junio de 2023, cuando cesará su producción en la planta de colonia. Es uno de los vehículos más importantes que ha habido en toda la historia del automóvil, con un papel destacado en la industria española, ya que se fabricó durante muchos años en Almussafes.

Su importancia no radica solo en su éxito comercial y en haber sido uno de los coches más vendidos a lo largo de más de cuatro décadas, con más de 18 millones de unidades. Tampoco en su incuestionable fiabilidad. También es importante por el valor emocional que posee y eso es algo muy difícil de conseguir.

El Fiesta contribuyó notablemente a que muchos pudieran adquirir un coche práctico, bueno y económico, en unos tiempos muy difíciles, algo parecido a lo que consiguió el Ford Model T, cuando el siglo XX echaba a andar y Henry Ford inventó la producción en serie. El Fiesta es el coche con el que muchos empezaron a conducir o el que algunos recordamos de pequeño como el coche de nuestro padre.

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