El Ford Mustang Shelby GT500 es uno de los cúlmenes de la historia de los muscle car, prácticamente lo mejor que puede poner sobre la mesa el segmento, pero lo que interesa es ver qué tal se desenvuelve contra rivales que no pertenecen a su zona de confort, si no que provienen de mercados como el de los superdeportivos.

PRUEBA: Dodge Challenger SRT Demon

Los compañeros de ISSIMI Official han tenido la oportunidad de alinear a la versión más salvaje del Ford Mustang contra un trío de rivales de lo más interesante: (prueba) Dodge Challenger SRT Hellcat, (prueba) Ferrari 812 Superfast y Porsche 911 GT3 RS.

Digamos que el primer enfrentamiento, contra el Dodge, es el que puede tener menos morbo, dada la alta alcurnia de los otros dos competidores, pero en realidad es un duelo entre la créme de la créme de los muscle cars, una carrera de aceleración en la que el Ford toma ventaja rápido y consigue mantenerla al llegar a línea de meta, aunque con el Hellcat recortando distancias a muy buen ritmo.

La segunda carrera de aceleración le enfrenta al Ferrari, una bestia que esconde un motor V12 de 789 CV de potencia. Es lógica su victoria, pero la verdad es que el Ford Mustang Shelby GT500 tampoco se queda excesivamente atrás.

PRUEBA: Dodge Challenger SRT Demon

Por último, contra el Porsche deciden que una línea recta no es suficiente para decidir cuál es mejor, motivo por el que deciden competir por tiempos de vuelta en el circuito Chuckwalla Valley Raceway. Dado el excelente manejo del alemán y la infundada creencia de que los muscle cars solo sirven para hacer rectas, muchos pensarán que no hay color, pero lo cierto es que entre ambos modelos solo hay una diferencia de dos décimas de segundo.

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